/ viernes 6 de octubre de 2017

La costosa democracia

El S-19 desató una polémica contra el financiamiento a los partidos que no ha terminado, pero que obligó a los dirigentes partidarios a entrar a una competencia de ofertas para ver quién “aportaba” más.

López Obrador comenzó la subasta ofreciendo el 50% de sus prerrogativas.

El PRI propuso al INE descontar 25% de sus recursos de campaña y adicionalmente presentó una propuesta de reforma “que tiene como propósito eliminar el 100% de los recursos públicos destinados a los Partidos Políticos”.

Los dirigentes del Frente Ciudadano Por México propusieron destinar el 100% de sus prerrogativas a los afectados, eliminar el financiamiento público al 100% a todos los partidos, y reducir los topes de campaña.

Todos a cual más intentaron, como bien se dice “llevar agua a su molino”, más allá de la buena intención de apoyar a las víctimas de los sismos. Como bien lo dice José Woldenberg: “con sus propuestas terminaron tirando al niño junto con el agua sucia”.

Hubiera sido y todavía lo es mucho mejor una propuesta y un compromiso de los partidos para un programa de reconstrucción de las familias y las zonas afectadas.

Más que las propuestas de aportación de recursos, a los partidos los podremos medir en la aprobación del próximo presupuesto y su compromiso no solo con los afectados por el sismo sino también con los casi cuatro mil millones de familias que sobreviven en la pobreza extrema.

Habrá que medir su compromiso hacia los ciudadanos con los recursos que se asignen para atender y darles opción y futuro no solo a los jóvenes Ninis, sino también a los millones de profesionistas que deambulan buscando un empleo sin encontrarlo.

Ciertamente la democracia mexicana es de las más costosas, en Estados Unidos un voto cuesta 11 dólares,según la UNAM en México un voto cuesta 18 dólares, y en Brasil es de 29 centavos, pero de ahí a eliminar por completo el financiamiento es más que un despropósito.

Recordemos que cuando se aprobó el financiamiento público a los partidos políticos el fundamento fue que contaran con un grado de autonomía para no comprometerse ni con los intereses empresariales y peor aún con recursos de procedencia ilícita.

Bienvenida la reducción, no donación del presupuesto partidario para la emergencia; pero de ahí a plantear la suspensión del financiamiento es meternos a un callejón sin salida, que más que perjudicar a los partidos terminaría perjudicando la construcción de nuestra endeble democracia.

Si queremos eficientar y abaratar el costo de los partidos y las elecciones, la iniciativa Kumamoto #SinVotoNoHayDinero es perfectamente válida.

Una más que publicó Leo Zuckerman es la propuesta de Felipe Daniel Ruanova Zárate, para que se incentive a los electores a participar en las elecciones a través de un esquema similar al de la Lotería Nacional, en donde por el solo hecho de haber votado participen en un sorteo de 600 millones de pesos que se repartirían en premios de distinto monto.

Es un mecanismo verdaderamente innovador que abarataría muchísimo el costo a los partidos, para convencer a los ciudadanos de votar.

No hay la menor duda que con este mecanismo además de ahorrar infinidad de recursos, se eliminaría la manipulación con cargo a la pobreza y se abatiría considerablemente la abstención de los votantes, porque además de apoyar al candidato de su preferencia podrían realizar algún sueño.

 

Miembro de Unidos Podemos A.C. ZACATECAS

pedro_deleonm@hotmail.com

Pedro de León Mojarro

@Pdeleonm

www.pedrodeleon.mx

El S-19 desató una polémica contra el financiamiento a los partidos que no ha terminado, pero que obligó a los dirigentes partidarios a entrar a una competencia de ofertas para ver quién “aportaba” más.

López Obrador comenzó la subasta ofreciendo el 50% de sus prerrogativas.

El PRI propuso al INE descontar 25% de sus recursos de campaña y adicionalmente presentó una propuesta de reforma “que tiene como propósito eliminar el 100% de los recursos públicos destinados a los Partidos Políticos”.

Los dirigentes del Frente Ciudadano Por México propusieron destinar el 100% de sus prerrogativas a los afectados, eliminar el financiamiento público al 100% a todos los partidos, y reducir los topes de campaña.

Todos a cual más intentaron, como bien se dice “llevar agua a su molino”, más allá de la buena intención de apoyar a las víctimas de los sismos. Como bien lo dice José Woldenberg: “con sus propuestas terminaron tirando al niño junto con el agua sucia”.

Hubiera sido y todavía lo es mucho mejor una propuesta y un compromiso de los partidos para un programa de reconstrucción de las familias y las zonas afectadas.

Más que las propuestas de aportación de recursos, a los partidos los podremos medir en la aprobación del próximo presupuesto y su compromiso no solo con los afectados por el sismo sino también con los casi cuatro mil millones de familias que sobreviven en la pobreza extrema.

Habrá que medir su compromiso hacia los ciudadanos con los recursos que se asignen para atender y darles opción y futuro no solo a los jóvenes Ninis, sino también a los millones de profesionistas que deambulan buscando un empleo sin encontrarlo.

Ciertamente la democracia mexicana es de las más costosas, en Estados Unidos un voto cuesta 11 dólares,según la UNAM en México un voto cuesta 18 dólares, y en Brasil es de 29 centavos, pero de ahí a eliminar por completo el financiamiento es más que un despropósito.

Recordemos que cuando se aprobó el financiamiento público a los partidos políticos el fundamento fue que contaran con un grado de autonomía para no comprometerse ni con los intereses empresariales y peor aún con recursos de procedencia ilícita.

Bienvenida la reducción, no donación del presupuesto partidario para la emergencia; pero de ahí a plantear la suspensión del financiamiento es meternos a un callejón sin salida, que más que perjudicar a los partidos terminaría perjudicando la construcción de nuestra endeble democracia.

Si queremos eficientar y abaratar el costo de los partidos y las elecciones, la iniciativa Kumamoto #SinVotoNoHayDinero es perfectamente válida.

Una más que publicó Leo Zuckerman es la propuesta de Felipe Daniel Ruanova Zárate, para que se incentive a los electores a participar en las elecciones a través de un esquema similar al de la Lotería Nacional, en donde por el solo hecho de haber votado participen en un sorteo de 600 millones de pesos que se repartirían en premios de distinto monto.

Es un mecanismo verdaderamente innovador que abarataría muchísimo el costo a los partidos, para convencer a los ciudadanos de votar.

No hay la menor duda que con este mecanismo además de ahorrar infinidad de recursos, se eliminaría la manipulación con cargo a la pobreza y se abatiría considerablemente la abstención de los votantes, porque además de apoyar al candidato de su preferencia podrían realizar algún sueño.

 

Miembro de Unidos Podemos A.C. ZACATECAS

pedro_deleonm@hotmail.com

Pedro de León Mojarro

@Pdeleonm

www.pedrodeleon.mx