/ jueves 13 de junio de 2019

La defensa de un federalismo electoral (casi) inexistente

En favor de los OPLES han surgido voces que se desgarran las vestiduras para defender lo que llaman federalismo. Quienes lo hacen, desconocen (o aparentan desconocer) cómo funciona el sistema electoral desde la reforma del 2014.

El actual sistema electoral podrá ser lo que quieran, pero definitivamente federalista no es. Esta conclusión inicia de la simple lectura del artículo 41 constitucional que establece la competencia del INE para las elecciones locales, las cuales van desde la redistritación (sí, el INE determina la demarcación y alcance de los distritos electorales locales); la fiscalización (los gastos de los precandidatos y candidatos del más modesto municipio son revisados por el INE); el INE tiene a su cargo la casilla única y a los funcionarios de ésta, donde por supuesto se emiten los votos para las elecciones locales; el INE determina las reglas para las encuestas, sondeos, conteos rápidos en las elecciones locales (por cierto, los conteos rápidos en los estados con elecciones en este año fueron realizados por el INE); el INE capacita a todos los funcionarios de casilla; el INE emitió el Reglamento de Elecciones al que se sujetan todos los OPLES (sí, un reglamento no emitido por los OPLES es el que rige sus actividades); los OPLES pagan importantes cantidades de dinero al INE por la intervención de éste en la organización local (es como una subcontratación); el INE designa y remueve a los consejeros de los OPLES y en algunos casos se sustituye totalmente en ellos ejerciendo su atribución constitucional de “asunción”, que consiste en un mecanismo por el que se desplaza al OPLE, a efecto que el INE organice en su totalidad una elección local como acaba de suceder en Puebla.

¿Ése es el “federalismo” que hay que defender?

Desde nuestra perspectiva, la protección de un supuesto federalismo en el diseño de las competencias electorales es un falso debate. En el propio INE, a través de quienes de verdad trabajan en los procesos electorales (servidores públicos de las juntas locales y distritales), tienen muy claro que la coordinación con los OPLES ha venido siendo un problema al supervisar sus actividades una y otra vez, además de realizar su propia labor. Por supuesto, los consejeros nacionales del INE no han reconocido la dificultad que han tenido en la vinculación con los OPLES, aunque para ello tengan una comisión y dirección ejecutiva encargada justamente en esta labor.

En los trabajos que hemos iniciado para reformar el sistema electoral bajo la premisa de austeridad, hemos escuchado de todo, pero lo que aún no hemos escuchado por parte de las autoridades electorales es autocrítica. Hasta el momento no han existido voces internas que reconozcan que el gasto en OPLES ha sido excesivo y que, desde el 2014, con la reducción de sus atribuciones, también debieron reducirse sus presupuestos. Nadie en los OPLES lo ha reconocido, aunque sea una realidad que ahí está y que es innegable. Desde el Grupo de Trabajo para la Reforma del Estado y Electoral, buscaremos construir los consensos que partirán del análisis objetivo de la realidad en la que nos encontramos, y por supuesto, sin dogmas que partan de debates falsos como la defensa de un federalismo que ya casi no existe en la función electoral.

@Sergeluna_S

En favor de los OPLES han surgido voces que se desgarran las vestiduras para defender lo que llaman federalismo. Quienes lo hacen, desconocen (o aparentan desconocer) cómo funciona el sistema electoral desde la reforma del 2014.

El actual sistema electoral podrá ser lo que quieran, pero definitivamente federalista no es. Esta conclusión inicia de la simple lectura del artículo 41 constitucional que establece la competencia del INE para las elecciones locales, las cuales van desde la redistritación (sí, el INE determina la demarcación y alcance de los distritos electorales locales); la fiscalización (los gastos de los precandidatos y candidatos del más modesto municipio son revisados por el INE); el INE tiene a su cargo la casilla única y a los funcionarios de ésta, donde por supuesto se emiten los votos para las elecciones locales; el INE determina las reglas para las encuestas, sondeos, conteos rápidos en las elecciones locales (por cierto, los conteos rápidos en los estados con elecciones en este año fueron realizados por el INE); el INE capacita a todos los funcionarios de casilla; el INE emitió el Reglamento de Elecciones al que se sujetan todos los OPLES (sí, un reglamento no emitido por los OPLES es el que rige sus actividades); los OPLES pagan importantes cantidades de dinero al INE por la intervención de éste en la organización local (es como una subcontratación); el INE designa y remueve a los consejeros de los OPLES y en algunos casos se sustituye totalmente en ellos ejerciendo su atribución constitucional de “asunción”, que consiste en un mecanismo por el que se desplaza al OPLE, a efecto que el INE organice en su totalidad una elección local como acaba de suceder en Puebla.

¿Ése es el “federalismo” que hay que defender?

Desde nuestra perspectiva, la protección de un supuesto federalismo en el diseño de las competencias electorales es un falso debate. En el propio INE, a través de quienes de verdad trabajan en los procesos electorales (servidores públicos de las juntas locales y distritales), tienen muy claro que la coordinación con los OPLES ha venido siendo un problema al supervisar sus actividades una y otra vez, además de realizar su propia labor. Por supuesto, los consejeros nacionales del INE no han reconocido la dificultad que han tenido en la vinculación con los OPLES, aunque para ello tengan una comisión y dirección ejecutiva encargada justamente en esta labor.

En los trabajos que hemos iniciado para reformar el sistema electoral bajo la premisa de austeridad, hemos escuchado de todo, pero lo que aún no hemos escuchado por parte de las autoridades electorales es autocrítica. Hasta el momento no han existido voces internas que reconozcan que el gasto en OPLES ha sido excesivo y que, desde el 2014, con la reducción de sus atribuciones, también debieron reducirse sus presupuestos. Nadie en los OPLES lo ha reconocido, aunque sea una realidad que ahí está y que es innegable. Desde el Grupo de Trabajo para la Reforma del Estado y Electoral, buscaremos construir los consensos que partirán del análisis objetivo de la realidad en la que nos encontramos, y por supuesto, sin dogmas que partan de debates falsos como la defensa de un federalismo que ya casi no existe en la función electoral.

@Sergeluna_S