/ lunes 6 de julio de 2020

La demagogia de los populistas

Para el populista según Norberto Bobbio “el pueblo es asumido como mito y el líder elegido para conducir, es la voz del pueblo”.

Los populistas solo dicen lo que quiere escuchar la gente harta de los errores de anteriores gobiernos, usan ese motivo para mover al electorado contra una élite corrupta. Son autoritarios y mitómanos; deciden sus propios métodos para legitimar sus decisiones por encima de las instituciones; se inventan sus propios datos, su verdad. Sus discursos están dirigidos a un público contestatario. Nunca participarán en un debate con la oposición que le exige cuentas, todo lo contrario le rehuyen y la estigmatizan para descalificarla y marginarla; la dividen porque junta, la oposición, es un impedimento para su consolidación. La clave de su éxito es que siempre tienen que estar en permanente campaña, en la ofensiva contra sus opositores.

López Obrador en su ridículo informe a dos años de su triunfo erra en dos asuntos fundamentales que son rotundos fracasos. El primero tiene que ver con la corrupción, -que nadie niega que existía- y culpa su origen a los gobiernos “neoliberales de los últimos 30 años”; qué casualidad, en ese período se reconstruyen instituciones y se conforman otras -como el INE, CNDH- para un equilibrio republicano precisamente al presidencialismo; es entendible le molesten tanto.

Nadie podía negar, ni siquiera el PRI, que la corrupción existía; basta leer la exposición de motivos del Sistema Nacional Anticorrupción para ilustrarnos el porqué de su constitución cuyo objeto se basa precisamente en crear contrapesos institucionales y no gubernamentales para verificar y vigilar su prevención, y de comprobarse alguien es corrupto sea objeto de una sanción. Este Sistema que con muchas presiones se exigía funcionase conforme a la ley y se consolidara, hoy está sepultado y la corrupción campea como en los viejos tiempos. Influyentismo, asignación de obras públicas sin licitar, etc.

Y lo mismo acontece con el problema de inseguridad y de delincuencia organizada; desde el gobierno federal hay un menosprecio de una política nacional que articule a federación y estados, y los cárteles poco a poco van controlando territorios y ponen en jaque a la sociedad y gobiernos locales como acontece en Guanajuato, Jalisco, Sinaloa, Michoacán, Ciudad de México, etc. Esto es efecto de causas que tienen que ver con un incipiente sistema de justicia penal acusatorio y la falta de inteligencia criminal desde el Estado que disponga de todos sus recursos hacia una coordinación para concretar la profesionalización de las corporaciones policíacas civiles, no militarizadas; de los ministerios públicos federales y locales eficientes; de transformación de todo el poder judicial y garantías para su protección, de los centros de privación de libertad y la implementación de las medidas alternativas, la reinserción social y políticas de prevención social del delito como señalan las leyes en la materia que están en el olvido.

Quienes se oponen al populismo tienen como tarea ineludible fomentar la unidad de las ciudadanas y ciudadanos y los partidos de oposición, con propuestas con un hilo conductor: restaurar la legalidad fundada en el respeto irrestricto a la Constitución Política y la fecha es junio del 21; pero prevengamos, porque conforme transitamos a ese día, el populista usará todo el poder, para mantener el poder.

Para el populista según Norberto Bobbio “el pueblo es asumido como mito y el líder elegido para conducir, es la voz del pueblo”.

Los populistas solo dicen lo que quiere escuchar la gente harta de los errores de anteriores gobiernos, usan ese motivo para mover al electorado contra una élite corrupta. Son autoritarios y mitómanos; deciden sus propios métodos para legitimar sus decisiones por encima de las instituciones; se inventan sus propios datos, su verdad. Sus discursos están dirigidos a un público contestatario. Nunca participarán en un debate con la oposición que le exige cuentas, todo lo contrario le rehuyen y la estigmatizan para descalificarla y marginarla; la dividen porque junta, la oposición, es un impedimento para su consolidación. La clave de su éxito es que siempre tienen que estar en permanente campaña, en la ofensiva contra sus opositores.

López Obrador en su ridículo informe a dos años de su triunfo erra en dos asuntos fundamentales que son rotundos fracasos. El primero tiene que ver con la corrupción, -que nadie niega que existía- y culpa su origen a los gobiernos “neoliberales de los últimos 30 años”; qué casualidad, en ese período se reconstruyen instituciones y se conforman otras -como el INE, CNDH- para un equilibrio republicano precisamente al presidencialismo; es entendible le molesten tanto.

Nadie podía negar, ni siquiera el PRI, que la corrupción existía; basta leer la exposición de motivos del Sistema Nacional Anticorrupción para ilustrarnos el porqué de su constitución cuyo objeto se basa precisamente en crear contrapesos institucionales y no gubernamentales para verificar y vigilar su prevención, y de comprobarse alguien es corrupto sea objeto de una sanción. Este Sistema que con muchas presiones se exigía funcionase conforme a la ley y se consolidara, hoy está sepultado y la corrupción campea como en los viejos tiempos. Influyentismo, asignación de obras públicas sin licitar, etc.

Y lo mismo acontece con el problema de inseguridad y de delincuencia organizada; desde el gobierno federal hay un menosprecio de una política nacional que articule a federación y estados, y los cárteles poco a poco van controlando territorios y ponen en jaque a la sociedad y gobiernos locales como acontece en Guanajuato, Jalisco, Sinaloa, Michoacán, Ciudad de México, etc. Esto es efecto de causas que tienen que ver con un incipiente sistema de justicia penal acusatorio y la falta de inteligencia criminal desde el Estado que disponga de todos sus recursos hacia una coordinación para concretar la profesionalización de las corporaciones policíacas civiles, no militarizadas; de los ministerios públicos federales y locales eficientes; de transformación de todo el poder judicial y garantías para su protección, de los centros de privación de libertad y la implementación de las medidas alternativas, la reinserción social y políticas de prevención social del delito como señalan las leyes en la materia que están en el olvido.

Quienes se oponen al populismo tienen como tarea ineludible fomentar la unidad de las ciudadanas y ciudadanos y los partidos de oposición, con propuestas con un hilo conductor: restaurar la legalidad fundada en el respeto irrestricto a la Constitución Política y la fecha es junio del 21; pero prevengamos, porque conforme transitamos a ese día, el populista usará todo el poder, para mantener el poder.