/ lunes 1 de noviembre de 2021

La democracia necesita encuestas no fake polls

Las encuestas son una herramienta de investigación social que contribuye al desarrollo de los procesos electorales, debido a que representan la oportunidad de colocar en el debate público fuentes de información confiable que permiten a los ciudadanos tomar decisiones informadas sobre el sentido de su voto y evaluar quiénes son los candidatos mejor perfilados para ocupar los puestos de elección popular.

Como ocurre en cualquier democracia del mundo, las elecciones en México difícilmente son imaginables sin la información que otorgan las encuestas. Su realización es demandada por los partidos políticos para seleccionar a los aspirantes mejor posicionados, tal es el caso de Morena, que definirá a su candidato presidencial en 2024 a través de esta vía, pero también son una herramienta de investigación indispensable para los equipos de campaña, académicos, medios de comunicación y líderes de opinión interesados en comprender las expectativas ciudadanas y el comportamiento político de la sociedad.

Es bueno que en nuestra democracia las campañas electorales y la selección de los candidatos determinen el curso de los procesos electorales. En la medida que el voto del ciudadano no esté decidido meses antes de la elección, las contiendas serán cada vez más competidas y la política se convertirá en mayor medida en un espacio de discusión y participación local.

En el proceso electoral reciente, particularmente en los 15 estados que renovaron sus Gubernaturas, la ciudadanía se enfrentó cada vez con mayor frecuencia a la necesidad de distinguir entre los encuestadores que realizan un ejercicio profesional y entre quienes utilizan las encuestas como una herramienta de manipulación de la opinión pública.

Particularmente en estados donde las tendencias electorales favorecieron a los candidatos ganadores desde los primeros meses de la contienda hasta el cierre de la campaña electoral, como es el caso de Sonora y Sinaloa, presenciamos la creación de una falsa narrativa por parte de algunos medios de comunicación y casas encuestadoras para promover empates estadísticos, cuando los resultados de la intención de voto registraban amplias diferencias entre el primero y segundo lugar.

Los ciudadanos merecemos encuestas de calidad, información oportuna y clara que nos permita descartar la simulación. Los medios de comunicación nacional, por su parte, tienen la responsabilidad de seleccionar con mayor cuidado entre las casas encuestadoras que ofrecen calidad y profesionalismo en la materia, y aquellas que difunden encuestas que carecen de los criterios científicos y el rigor metodológico para sustentar sus resultados.

De cara al proceso electoral local que se llevará a cabo en 6 entidades de la república durante el próximo año, y a fin de construir un ambiente de equidad que otorgue certeza y confianza durante las campañas electorales, es necesario evidenciar las buenas prácticas y construir espacios de discusión entre medios de comunicación, encuestadores y autoridades electorales, para evaluar el papel que juegan las Fake Polls o encuestas falsas y analizar los alcances que tienen como un elemento adicional para la discusión pública.

El compromiso actual al interior de nuestras organizaciones es garantizar el cumplimiento de los estándares de calidad y, en nuestra constante relación con los medios de comunicación, evitar que la difusión de las Fake Polls provoque desconfianza entre los ciudadanos sobre la calidad de la información demoscópica y las cualidades de las encuestas como una herramienta de diagnóstico durante la contienda electoral.

Es indispensable, además, comprender y analizar la lógica de los desafíos que enfrentan las encuestas, entre ellos la discusión sobre los nuevos caminos para realizar estudios de opinión en contextos de inseguridad, el uso de nuevas herramientas tecnológicas para certificar la calidad de los levantamientos, el mejoramiento continuo de los estándares metodológicos, el análisis de los alcances de los sondeos telefónicos, digitales o mixtos y los retos que implica acercarnos a los nuevos electores, así como resaltar la necesidad de incluir una perspectiva de género y diversidad en todos los ámbitos de la discusión pública.

Nosotros, como gremio de encuestadores, debemos asumir el reto de mantenernos a la vanguardia y construir espacios de discusión y reflexión, como es el caso del foro que se llevó a cabo el pasado 27 y 28 de octubre “Encuestas y Elecciones 2021: Balance Postelectoral” que es resultado del trabajo conjunto del INE, la Asociación Mexicana de Agencias de Inteligencia de Mercado y Opinión (AMAI) y el Colegio de Especialistas en Demoscopía y Encuestas (CEDE), a fin de acercar al público las herramientas de información necesarias para combatir con fuentes de información precisa y objetiva, la desinformación que amenaza la construcción de nuestra democracia.

Las encuestas son una herramienta de investigación social que contribuye al desarrollo de los procesos electorales, debido a que representan la oportunidad de colocar en el debate público fuentes de información confiable que permiten a los ciudadanos tomar decisiones informadas sobre el sentido de su voto y evaluar quiénes son los candidatos mejor perfilados para ocupar los puestos de elección popular.

Como ocurre en cualquier democracia del mundo, las elecciones en México difícilmente son imaginables sin la información que otorgan las encuestas. Su realización es demandada por los partidos políticos para seleccionar a los aspirantes mejor posicionados, tal es el caso de Morena, que definirá a su candidato presidencial en 2024 a través de esta vía, pero también son una herramienta de investigación indispensable para los equipos de campaña, académicos, medios de comunicación y líderes de opinión interesados en comprender las expectativas ciudadanas y el comportamiento político de la sociedad.

Es bueno que en nuestra democracia las campañas electorales y la selección de los candidatos determinen el curso de los procesos electorales. En la medida que el voto del ciudadano no esté decidido meses antes de la elección, las contiendas serán cada vez más competidas y la política se convertirá en mayor medida en un espacio de discusión y participación local.

En el proceso electoral reciente, particularmente en los 15 estados que renovaron sus Gubernaturas, la ciudadanía se enfrentó cada vez con mayor frecuencia a la necesidad de distinguir entre los encuestadores que realizan un ejercicio profesional y entre quienes utilizan las encuestas como una herramienta de manipulación de la opinión pública.

Particularmente en estados donde las tendencias electorales favorecieron a los candidatos ganadores desde los primeros meses de la contienda hasta el cierre de la campaña electoral, como es el caso de Sonora y Sinaloa, presenciamos la creación de una falsa narrativa por parte de algunos medios de comunicación y casas encuestadoras para promover empates estadísticos, cuando los resultados de la intención de voto registraban amplias diferencias entre el primero y segundo lugar.

Los ciudadanos merecemos encuestas de calidad, información oportuna y clara que nos permita descartar la simulación. Los medios de comunicación nacional, por su parte, tienen la responsabilidad de seleccionar con mayor cuidado entre las casas encuestadoras que ofrecen calidad y profesionalismo en la materia, y aquellas que difunden encuestas que carecen de los criterios científicos y el rigor metodológico para sustentar sus resultados.

De cara al proceso electoral local que se llevará a cabo en 6 entidades de la república durante el próximo año, y a fin de construir un ambiente de equidad que otorgue certeza y confianza durante las campañas electorales, es necesario evidenciar las buenas prácticas y construir espacios de discusión entre medios de comunicación, encuestadores y autoridades electorales, para evaluar el papel que juegan las Fake Polls o encuestas falsas y analizar los alcances que tienen como un elemento adicional para la discusión pública.

El compromiso actual al interior de nuestras organizaciones es garantizar el cumplimiento de los estándares de calidad y, en nuestra constante relación con los medios de comunicación, evitar que la difusión de las Fake Polls provoque desconfianza entre los ciudadanos sobre la calidad de la información demoscópica y las cualidades de las encuestas como una herramienta de diagnóstico durante la contienda electoral.

Es indispensable, además, comprender y analizar la lógica de los desafíos que enfrentan las encuestas, entre ellos la discusión sobre los nuevos caminos para realizar estudios de opinión en contextos de inseguridad, el uso de nuevas herramientas tecnológicas para certificar la calidad de los levantamientos, el mejoramiento continuo de los estándares metodológicos, el análisis de los alcances de los sondeos telefónicos, digitales o mixtos y los retos que implica acercarnos a los nuevos electores, así como resaltar la necesidad de incluir una perspectiva de género y diversidad en todos los ámbitos de la discusión pública.

Nosotros, como gremio de encuestadores, debemos asumir el reto de mantenernos a la vanguardia y construir espacios de discusión y reflexión, como es el caso del foro que se llevó a cabo el pasado 27 y 28 de octubre “Encuestas y Elecciones 2021: Balance Postelectoral” que es resultado del trabajo conjunto del INE, la Asociación Mexicana de Agencias de Inteligencia de Mercado y Opinión (AMAI) y el Colegio de Especialistas en Demoscopía y Encuestas (CEDE), a fin de acercar al público las herramientas de información necesarias para combatir con fuentes de información precisa y objetiva, la desinformación que amenaza la construcción de nuestra democracia.