/ jueves 21 de abril de 2022

La derrota

En memoria de Rosario Ibarra. Por ayer enfrentar al poder represivo y hoy exhibir a los oportunistas.


1. Morena y sus socios no sucumbieron en San Lázaro el pasado 17 de abril. No, su suerte ya estaba echada desde el año pasado, cuando López Obrador sentenció que a su iniciativa de reforma eléctrica no se le cambiaría “ni una coma”. Ese desplante sectario dinamitó cualquier posible acuerdo con fracciones parlamentarias distintas a las oficialistas.

2. El tacto de elefante. El inquilino de Palacio Nacional sabía que no tenía los votos para lograr la mayoría calificada. Su método consistió en propagandizar su “firmeza”, pasando a la amenaza y al chantaje moral; con mensajes al PRI, apelando a un supuesto nacionalismo. En lugar de plantear un diálogo directo con dicho partido se dedicó a insultar. El resultado fue la polarización y la consolidación de la alianza opositora.

3. La victimización. En realidad AMLO nunca quiso llegar a un acuerdo parlamentario. El sólo practica el sometimiento. Sin embargo, cuando ordenó ceder en la negociación sabía que era demasiado tarde. Las trincheras estaban claras, la crispación inducida únicamente distanció a los bloques. Ese era el objetivo del presidente: asumirse como la víctima. Ya lo había advertido con el envío de otra iniciativa, sin alcance constitucional, ahora vinculada al litio; algo tenía que hacer para tratar de amortiguar publicitariamente el golpe que significó el rechazo en la Cámara de Diputados, aunque haya sido a través de una grotesca reiteración del artículo 27 de la Carta Magna, que ya habla de la propiedad del Estado sobre los recursos en el subsuelo.

4. Las derrotas que vienen. Es evidente, que, ante las próximas dos iniciativas constitucionales que ya anunció AMLO, la electoral y la Guardia Nacional, el resultado puede ser el mismo que el de la eléctrica. Especialmente en el caso de la primera. Al tabasqueño poco le importa construir un acuerdo. Y aunque parece suicida y hasta masoquista proponer iniciativas que no tendrán la mayoría calificada, resulta coherente con los propósitos de López Obrador de polarizar y edificar un discurso binario en donde sólo existen héroes y traidores. Este será el lema central en las próximas campañas electorales, destacadamente para la presidencial. Ya gritará el tabasqueño que el fracaso de su gobierno “es culpa de los conservadores”. Esa es la narrativa de la ineptitud.

Epílogo. La campaña de linchamiento social que ya impulsa Morena contra los “traidores” que no avalaron la reforma electrica es de tufo fascista, pero también, similar al viejo izquierdismo militarista que asesino a compañeros por discrepar con las practicas violentas. La derrota los enloqueció.

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz

En memoria de Rosario Ibarra. Por ayer enfrentar al poder represivo y hoy exhibir a los oportunistas.


1. Morena y sus socios no sucumbieron en San Lázaro el pasado 17 de abril. No, su suerte ya estaba echada desde el año pasado, cuando López Obrador sentenció que a su iniciativa de reforma eléctrica no se le cambiaría “ni una coma”. Ese desplante sectario dinamitó cualquier posible acuerdo con fracciones parlamentarias distintas a las oficialistas.

2. El tacto de elefante. El inquilino de Palacio Nacional sabía que no tenía los votos para lograr la mayoría calificada. Su método consistió en propagandizar su “firmeza”, pasando a la amenaza y al chantaje moral; con mensajes al PRI, apelando a un supuesto nacionalismo. En lugar de plantear un diálogo directo con dicho partido se dedicó a insultar. El resultado fue la polarización y la consolidación de la alianza opositora.

3. La victimización. En realidad AMLO nunca quiso llegar a un acuerdo parlamentario. El sólo practica el sometimiento. Sin embargo, cuando ordenó ceder en la negociación sabía que era demasiado tarde. Las trincheras estaban claras, la crispación inducida únicamente distanció a los bloques. Ese era el objetivo del presidente: asumirse como la víctima. Ya lo había advertido con el envío de otra iniciativa, sin alcance constitucional, ahora vinculada al litio; algo tenía que hacer para tratar de amortiguar publicitariamente el golpe que significó el rechazo en la Cámara de Diputados, aunque haya sido a través de una grotesca reiteración del artículo 27 de la Carta Magna, que ya habla de la propiedad del Estado sobre los recursos en el subsuelo.

4. Las derrotas que vienen. Es evidente, que, ante las próximas dos iniciativas constitucionales que ya anunció AMLO, la electoral y la Guardia Nacional, el resultado puede ser el mismo que el de la eléctrica. Especialmente en el caso de la primera. Al tabasqueño poco le importa construir un acuerdo. Y aunque parece suicida y hasta masoquista proponer iniciativas que no tendrán la mayoría calificada, resulta coherente con los propósitos de López Obrador de polarizar y edificar un discurso binario en donde sólo existen héroes y traidores. Este será el lema central en las próximas campañas electorales, destacadamente para la presidencial. Ya gritará el tabasqueño que el fracaso de su gobierno “es culpa de los conservadores”. Esa es la narrativa de la ineptitud.

Epílogo. La campaña de linchamiento social que ya impulsa Morena contra los “traidores” que no avalaron la reforma electrica es de tufo fascista, pero también, similar al viejo izquierdismo militarista que asesino a compañeros por discrepar con las practicas violentas. La derrota los enloqueció.

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz

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