/ martes 15 de diciembre de 2020

La desinformación y el confinamiento

Por: Alicia Gutiérrez González

La desinformación se define como la falta de información o ignorancia, pero también significa omitir información o darla de manera insuficiente, errónea o manipulada. Las redes sociales y las tecnologías de la información han ayudado a que el cúmulo de información falsa, incompleta e inexacta prolifere en el ciberespacio. Y al igual que en los procesos democráticos, la desinformación desestabiliza las instituciones democráticas y socava la confianza de los ciudadanos. Esto trae como consecuencia que la ciudadanía pierda la noción de lo qué es verdad y de lo qué es falso. Debido a la desinformación, el confinamiento en la actual pandemia de Covid-19 no ha tenido el éxito que se esperaba a nivel mundial y la población se ha divido en tres grandes grupos: el grupo de los que deciden vivir confinados para evitar la propagación del virus y atender a las reglas del juego; el grupo de los que no creen que exista el Covid-19 y salen todos los días sin protección alguna y sin sana distancia ni cubrebocas; y el grupo de los que tienen que salir a trabajar porque viven al día y no tienen más remedio que hacerlo, no tienen opción. En este orden de ideas, el segundo grupo es el que más ha contribuido a la proliferación del virus y por ende a los contagios masivos, ya que se encuentran posiblemente “desinformados” o simplemente no creen que exista el Covid-19 y por lo tanto no ven la necesidad ni de protegerse, ni de quedarse en casa y siguen acudiendo a reuniones, festivales o fiestas, lo que trae como consecuencia, que estos ciudadanos puedan bien ser portadores del virus y contagiar a un gran número de personas, propiciando con esto, un aumento en el número de contagios, muertes y saturación en la capacidad hospitalaria. Al respecto el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) de la Unión Europea (UE) está realizando esfuerzos para contrarrestar la desinformación mediante la detención, el análisis y la exposición de campañas de desinformación. Con esto, lo que se pretende lograr, es alcanzar niveles más altos de responsabilidad, transparencia y rendición de cuentas por parte de las plataformas digitales, entre otras.

El SEAE trabaja con la Comisión Europea, los servicios del Parlamento Europeo y los Estados miembros de la UE para ver lo relacionado con la desinformación del Covid-19. De igual manera, trabaja estrechamente con sus socios internacionales como lo son: el Grupo de los siete (G7); la Organización del Tratado del Atlántico del Norte; y la sociedad civil. La UE está tomando medidas para que exista mayor transparencia online y pretende en un futuro próximo poder sancionar a los actores responsables de la desinformación y contrarrestarla. Dentro del plan de acción se encuentran, mejorar las herramientas para la detención de la desinformación; impulsar la cooperación entre los países miembros de la UE; lograr la cooperación del sector privado y finalmente sensibilizar a la población contra este problema. Este ejemplo de la Unión Europea en contra de la desinformación debería de ser replicado en México, en los Estados Unidos y en el resto del mundo, con la finalidad de que se garantice tanto la seguridad de la libertad de expresión de los medios de comunicación, como la libertad de la población de obtener información fiable y verificada, encaminada a salvar vidas en esta pandemia.

Profesora Investigadora de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México, miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT nivel I.

Por: Alicia Gutiérrez González

La desinformación se define como la falta de información o ignorancia, pero también significa omitir información o darla de manera insuficiente, errónea o manipulada. Las redes sociales y las tecnologías de la información han ayudado a que el cúmulo de información falsa, incompleta e inexacta prolifere en el ciberespacio. Y al igual que en los procesos democráticos, la desinformación desestabiliza las instituciones democráticas y socava la confianza de los ciudadanos. Esto trae como consecuencia que la ciudadanía pierda la noción de lo qué es verdad y de lo qué es falso. Debido a la desinformación, el confinamiento en la actual pandemia de Covid-19 no ha tenido el éxito que se esperaba a nivel mundial y la población se ha divido en tres grandes grupos: el grupo de los que deciden vivir confinados para evitar la propagación del virus y atender a las reglas del juego; el grupo de los que no creen que exista el Covid-19 y salen todos los días sin protección alguna y sin sana distancia ni cubrebocas; y el grupo de los que tienen que salir a trabajar porque viven al día y no tienen más remedio que hacerlo, no tienen opción. En este orden de ideas, el segundo grupo es el que más ha contribuido a la proliferación del virus y por ende a los contagios masivos, ya que se encuentran posiblemente “desinformados” o simplemente no creen que exista el Covid-19 y por lo tanto no ven la necesidad ni de protegerse, ni de quedarse en casa y siguen acudiendo a reuniones, festivales o fiestas, lo que trae como consecuencia, que estos ciudadanos puedan bien ser portadores del virus y contagiar a un gran número de personas, propiciando con esto, un aumento en el número de contagios, muertes y saturación en la capacidad hospitalaria. Al respecto el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) de la Unión Europea (UE) está realizando esfuerzos para contrarrestar la desinformación mediante la detención, el análisis y la exposición de campañas de desinformación. Con esto, lo que se pretende lograr, es alcanzar niveles más altos de responsabilidad, transparencia y rendición de cuentas por parte de las plataformas digitales, entre otras.

El SEAE trabaja con la Comisión Europea, los servicios del Parlamento Europeo y los Estados miembros de la UE para ver lo relacionado con la desinformación del Covid-19. De igual manera, trabaja estrechamente con sus socios internacionales como lo son: el Grupo de los siete (G7); la Organización del Tratado del Atlántico del Norte; y la sociedad civil. La UE está tomando medidas para que exista mayor transparencia online y pretende en un futuro próximo poder sancionar a los actores responsables de la desinformación y contrarrestarla. Dentro del plan de acción se encuentran, mejorar las herramientas para la detención de la desinformación; impulsar la cooperación entre los países miembros de la UE; lograr la cooperación del sector privado y finalmente sensibilizar a la población contra este problema. Este ejemplo de la Unión Europea en contra de la desinformación debería de ser replicado en México, en los Estados Unidos y en el resto del mundo, con la finalidad de que se garantice tanto la seguridad de la libertad de expresión de los medios de comunicación, como la libertad de la población de obtener información fiable y verificada, encaminada a salvar vidas en esta pandemia.

Profesora Investigadora de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México, miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT nivel I.