/ domingo 10 de abril de 2022

La desorganización de Vladimir Putin en Ucrania

Hay muchos errores que, sin duda, terminarán pasándole factura a Vladimir Putin, por la invasión de Ucrania, destacando el desorden de sus tropas, además de la forma sanguinaria con que arremete en contra de la población civil, como ocurrió en días recientes en Bucha, al norte de Kiev.

Es la falta de organización, así como la carencia de objetivos precisos en esta guerra, lo que no solo puede conducirle a la derrota, sino a un desgaste muy superior al necesario y una desgastante y destructiva situación económica, que, entre otras cosas, conducirá a que termine en el “basurero de la historia”, en vez de que se le recuerde como un líder fuerte, que incluso pudiera lograr trascender a nivel mundial.

Desde que logró llegar a la Presidencia de Rusia, con el apoyo de su predecesor, Boris Yeltsin, en el año 2000, Vladimir Putin, supo mostrarse como un líder fuerte, concretamente, como el único gobernante ruso, desde los tiempos soviéticos, que no ha sido alcohólico y que guarda una estricta disciplina física, congruente con su dinámica de poder.

En tal tendencia, ha ido consolidando relaciones y liderazgo a nivel mundial, fortaleciéndose a un grado tal, que desde el 2014, llegó a ser considerado por la revista Forbes, como el hombre más poderoso del mundo, por arriba, incluso del presidente estadounidense en turno. En ese entonces era Barack Obama y posteriormente, Donald Trump.

Una obsesión que le ha caracterizado desde que llegó al poder, ha sido el que Rusia se adueñe de Ucrania, país que fue el segundo más grande de la desaparecida Unión Soviética. De tal modo, ha buscado incidir en las elecciones presidenciales y hasta ha hecho envenenar a candidatos presidenciales. Además, en 2014, logró hacerse de la península de Crimea.

En ocasión de la actual invasión, con la que comenzó desde fines de febrero pasado, la exigencia desde un principio era hacerse de los enclaves de Donetsk y Lugansk, pretextando para ello que la población prefiere que pertenezcan a Rusia, hablando incluso su idioma.

Pero desde que comenzó la invasión, las tropas rusas han ido mucho más allá de esas ciudades, atacando incluso Kiev, la capital y dentro de ello, ha bombardeado unidades habitacionales, cuando supuestamente no arremetería contra civiles, además de haber arremetido en contra de hospitales e incluso de maternidades, de donde se tiene el triste recuerdo de una madre perdió la vida junto con su hijo, antes, incluso, de haber podido darlo a luz.

La mala organización con que las fuerzas rusas invadieron Ucrania, ha llegado a un grado tal, que los soldados enviados desde Moscú, han agotado sus municiones, no tienen mantenimiento de sus vehículos y tanques, además de que se muestran hambrientos e incluso deshidratados.

¿Hasta qué punto se verá patética la situación por la que atraviesan?, que la propia población ucraniana les ha compartido alimentos y agua, algo que en no pocos casos ha volteado contra Putin a sus propios soldados.

La fuerza que el presidente de Rusia ha querido mostrar, ha llegado más a muestras de debilidad, desorganización y carencia de recursos, además de crueldad notoria. Así la guerra.


*: Diputada Federal por Durango

yolanda.delatorre@diputados.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @yoladelatorre


Hay muchos errores que, sin duda, terminarán pasándole factura a Vladimir Putin, por la invasión de Ucrania, destacando el desorden de sus tropas, además de la forma sanguinaria con que arremete en contra de la población civil, como ocurrió en días recientes en Bucha, al norte de Kiev.

Es la falta de organización, así como la carencia de objetivos precisos en esta guerra, lo que no solo puede conducirle a la derrota, sino a un desgaste muy superior al necesario y una desgastante y destructiva situación económica, que, entre otras cosas, conducirá a que termine en el “basurero de la historia”, en vez de que se le recuerde como un líder fuerte, que incluso pudiera lograr trascender a nivel mundial.

Desde que logró llegar a la Presidencia de Rusia, con el apoyo de su predecesor, Boris Yeltsin, en el año 2000, Vladimir Putin, supo mostrarse como un líder fuerte, concretamente, como el único gobernante ruso, desde los tiempos soviéticos, que no ha sido alcohólico y que guarda una estricta disciplina física, congruente con su dinámica de poder.

En tal tendencia, ha ido consolidando relaciones y liderazgo a nivel mundial, fortaleciéndose a un grado tal, que desde el 2014, llegó a ser considerado por la revista Forbes, como el hombre más poderoso del mundo, por arriba, incluso del presidente estadounidense en turno. En ese entonces era Barack Obama y posteriormente, Donald Trump.

Una obsesión que le ha caracterizado desde que llegó al poder, ha sido el que Rusia se adueñe de Ucrania, país que fue el segundo más grande de la desaparecida Unión Soviética. De tal modo, ha buscado incidir en las elecciones presidenciales y hasta ha hecho envenenar a candidatos presidenciales. Además, en 2014, logró hacerse de la península de Crimea.

En ocasión de la actual invasión, con la que comenzó desde fines de febrero pasado, la exigencia desde un principio era hacerse de los enclaves de Donetsk y Lugansk, pretextando para ello que la población prefiere que pertenezcan a Rusia, hablando incluso su idioma.

Pero desde que comenzó la invasión, las tropas rusas han ido mucho más allá de esas ciudades, atacando incluso Kiev, la capital y dentro de ello, ha bombardeado unidades habitacionales, cuando supuestamente no arremetería contra civiles, además de haber arremetido en contra de hospitales e incluso de maternidades, de donde se tiene el triste recuerdo de una madre perdió la vida junto con su hijo, antes, incluso, de haber podido darlo a luz.

La mala organización con que las fuerzas rusas invadieron Ucrania, ha llegado a un grado tal, que los soldados enviados desde Moscú, han agotado sus municiones, no tienen mantenimiento de sus vehículos y tanques, además de que se muestran hambrientos e incluso deshidratados.

¿Hasta qué punto se verá patética la situación por la que atraviesan?, que la propia población ucraniana les ha compartido alimentos y agua, algo que en no pocos casos ha volteado contra Putin a sus propios soldados.

La fuerza que el presidente de Rusia ha querido mostrar, ha llegado más a muestras de debilidad, desorganización y carencia de recursos, además de crueldad notoria. Así la guerra.


*: Diputada Federal por Durango

yolanda.delatorre@diputados.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @yoladelatorre