/ lunes 20 de septiembre de 2021

La diplomacia de cuarta

La diplomacia es una actividad especializada cuya función es la política exterior, quienes forman parte de ella se han formado para representar al país y al gobierno en el ámbito internacional. En ese contexto no puede obviarse que el comportamiento y las relaciones en esos contextos deben tomar en cuenta la Constitución, los tratados de los que somos parte, y los acuerdos que entre los gobiernos se celebran bilateralmente y desde los organismos multilaterales.


La semana pasada se suscitaron tres hechos que denotan cómo entiende López Obrador la política exterior. El presidente ha venido agregando al grito de independencia los “viva” a las comunidades indígenas, héroes anónimos, fraternidad universal, la paz y muchos más vivas que “dan la nota”. El grito es pretexto para acompañar alguna arenga coyuntural: a Salinas se le gritó de todo desde abajo, igual a Fox, Calderón, Peña y también a López. Y pues ninguno se bajó a desquitarse, o usó algún medio para hacerlo.


Una señora que dio la nota el pasado 15 de septiembre, fue Isabel Arvide en su calidad de Cónsul en Estambul, porque incluye en su arenga un “Viva López Obrador”. Otras señoras hicieron lo mismo, como Brugada y Sansores, y aguantaron las rechiflas. Pero Arvide le echó bronca inapropiadamente a una ciudadana mexicana que vive en Turquía y le señaló no debió incluir a AMLO porque no es un héroe de la independencia.


No es la primera vez que alguien es incluido en el servicio de la diplomacia sin tener ninguna experiencia o formación en política exterior. Incluir políticos para pagar favores, enviándoles a una embajada lo han hecho todos los presidentes y es una costumbre discrecional que se tiene que erradicar y en su caso sancionar por el Senado de la República, sea quien sea; el Poder Legislativo debe cuidar que quien es propuesto por el Presidente, cumpla con los requisitos del servicio de la política exterior. Apenas López Obrador acaba de premiar al ex gobernador Quirino Ordaz Coppel, quien acaba de dejar la gubernatura de Sinaloa, con la embajada en España. Quizá otros gobernadores de la oposición sean “premiados” por sus servicios al entregarle a López y a Morena las gubernaturas que ganaron cuando eran de la oposición hace 6 años.


Otro hecho realmente vergonzoso y provocador, es el que decidió el Presidente al invitar a Díaz-Canel, Presidente del castrismo al acto del grito de independencia de México lo que resulta contradictorio con nuestro evento libertario de 1810. Después de la persecución de manifestantes en Cuba hace algunas semanas, y del reclamo de libertad y exigencia de derechos es patético semejante trato a este personaje; hay que decirlo claro: una cosa es estar a favor del pueblo cubano y otra hacerse de la vista gorda respecto a estos dictadores. Y lo mismo acontece con el trato especial a Maduro.


Ojalá la CELAC sirva para impulsar acuerdos a favor de las elecciones libres en todos los países latinoamericanos y del caribe. Claro, eso será para la próxima; por lo pronto no se tocó a la OEA, este organismo que data desde 1948 y su dinámica corre a la par de la ONU, si bien debería fortalecerse, hoy superó la amenaza de su desaparición y sólo quedó en un indiscreto deseo de López Obrador. Cuidado con confundir diplomacia con complicidad. El gobierno lopezobradorista parece sentirse muy cómodo tan cerca de las dictaduras latinoamericanas. La diplomacia en picada.

La diplomacia es una actividad especializada cuya función es la política exterior, quienes forman parte de ella se han formado para representar al país y al gobierno en el ámbito internacional. En ese contexto no puede obviarse que el comportamiento y las relaciones en esos contextos deben tomar en cuenta la Constitución, los tratados de los que somos parte, y los acuerdos que entre los gobiernos se celebran bilateralmente y desde los organismos multilaterales.


La semana pasada se suscitaron tres hechos que denotan cómo entiende López Obrador la política exterior. El presidente ha venido agregando al grito de independencia los “viva” a las comunidades indígenas, héroes anónimos, fraternidad universal, la paz y muchos más vivas que “dan la nota”. El grito es pretexto para acompañar alguna arenga coyuntural: a Salinas se le gritó de todo desde abajo, igual a Fox, Calderón, Peña y también a López. Y pues ninguno se bajó a desquitarse, o usó algún medio para hacerlo.


Una señora que dio la nota el pasado 15 de septiembre, fue Isabel Arvide en su calidad de Cónsul en Estambul, porque incluye en su arenga un “Viva López Obrador”. Otras señoras hicieron lo mismo, como Brugada y Sansores, y aguantaron las rechiflas. Pero Arvide le echó bronca inapropiadamente a una ciudadana mexicana que vive en Turquía y le señaló no debió incluir a AMLO porque no es un héroe de la independencia.


No es la primera vez que alguien es incluido en el servicio de la diplomacia sin tener ninguna experiencia o formación en política exterior. Incluir políticos para pagar favores, enviándoles a una embajada lo han hecho todos los presidentes y es una costumbre discrecional que se tiene que erradicar y en su caso sancionar por el Senado de la República, sea quien sea; el Poder Legislativo debe cuidar que quien es propuesto por el Presidente, cumpla con los requisitos del servicio de la política exterior. Apenas López Obrador acaba de premiar al ex gobernador Quirino Ordaz Coppel, quien acaba de dejar la gubernatura de Sinaloa, con la embajada en España. Quizá otros gobernadores de la oposición sean “premiados” por sus servicios al entregarle a López y a Morena las gubernaturas que ganaron cuando eran de la oposición hace 6 años.


Otro hecho realmente vergonzoso y provocador, es el que decidió el Presidente al invitar a Díaz-Canel, Presidente del castrismo al acto del grito de independencia de México lo que resulta contradictorio con nuestro evento libertario de 1810. Después de la persecución de manifestantes en Cuba hace algunas semanas, y del reclamo de libertad y exigencia de derechos es patético semejante trato a este personaje; hay que decirlo claro: una cosa es estar a favor del pueblo cubano y otra hacerse de la vista gorda respecto a estos dictadores. Y lo mismo acontece con el trato especial a Maduro.


Ojalá la CELAC sirva para impulsar acuerdos a favor de las elecciones libres en todos los países latinoamericanos y del caribe. Claro, eso será para la próxima; por lo pronto no se tocó a la OEA, este organismo que data desde 1948 y su dinámica corre a la par de la ONU, si bien debería fortalecerse, hoy superó la amenaza de su desaparición y sólo quedó en un indiscreto deseo de López Obrador. Cuidado con confundir diplomacia con complicidad. El gobierno lopezobradorista parece sentirse muy cómodo tan cerca de las dictaduras latinoamericanas. La diplomacia en picada.