/ jueves 20 de mayo de 2021

La diversidad biológica… ¿para qué?

Por Norma Munguía*

En el año 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 22 de mayo de cada año, como el Dia Internacional de la Diversidad Biológica. Pero… ¿qué es la diversidad biológica? ¿Por qué debería ocuparnos o preocuparnos?

Se entiende por diversidad biológica o biodiversidad la amplia variedad de plantas, animales y microorganismos existentes, incluyendo las diferencias genéticas dentro de cada especie, por ejemplo, entre las variedades de cultivos y las razas de animales, así como la variedad de ecosistemas (bosques, desiertos, campos agrarios, costas) que albergan múltiples interacciones entre sus miembros (humanos, plantas, animales) y su entorno (agua, aire, suelo).

Debe importarnos porque los recursos biológicos son los pilares que sustentan las civilizaciones, porque son el tesoro que garantiza que el planeta sea como ha sido hasta ahora: la casa de la humanidad que nos brinda alimento, la atmósfera en la que la vida es viable y donde se alberga a todas las especies vivientes. Sin la diversidad biológica y las interacciones que ésta tiene entre sí, la vida enfrentará retos insolventables.

De la información estadística basada en datos científicos publicados en el sitio de internet de las Naciones Unidas, se sabe que los peces proporcionan el 20% de las proteínas animales a unos 3000 millones de personas, más del 80% de la dieta humana está compuesta por las plantas. Aproximadamente, el 80% de las personas que viven en las zonas rurales de los países en desarrollo dependen de medicamentos tradicionales basados en plantas para la atención básica de la salud, y sabemos que la industria farmacéutica mundial depende de la materia prima que proviene de las plantas. Es por todos conocido que México se encuentra entre los cinco países de mayor diversidad biológica en el mundo y ha sido protagonista importante en los foros internacionales dedicados a su protección y aprovechamiento sustentable.

Si bien el cambio climático se ha posicionado como una amenaza mundial para este siglo y debe atenderse de manera inmediata, la mayor amenaza para la especie humana y para vida en el planeta la representa la pérdida de la diversidad biológica. Hoy sabemos que las actividades humanas han alterado tres cuartos del medio ambiente terrestre y alrededor del 66% del medio marino. A pesar de que somos más conscientes de que la diversidad biológica es un bien mundial de gran valor para las generaciones presentes y futuras, el número de especies a nivel global sigue disminuyendo a un ritmo acelerado, en todos los casos debido a la actividad humana. Si las actividades económicas y de desarrollo continúan en el ritmo que llevan actualmente, los efectos negativos en la biodiversidad y los ecosistemas minarán el 80% del progreso que se podría haber logrado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Para el año 2020, la Asamblea General de las Naciones Unidas fijó reuniones de alto nivel para debatir medidas audaces, incluido el financiamiento internacional, para la atención inmediata a la conservación de diversidad biológica. Las reuniones se celebraron de manera virtual, pero con un nivel de atención y de urgencia menor al requerido, ya que los organismos internacionales y los gobiernos nacionales se encontraban, y aún se encuentran, en la lucha para la atención a la crisis a la que nos ha llevado el surgimiento del COVID 19. Esta pandemia provocada por el COVID 19 es el claro ejemplo de una zoonosis, es decir, una enfermedad transmitida de los animales a los seres humanos, que nos demuestra como el equilibrio entre lo urbano, lo rural y lo silvestre se ha visto perturbado, la invasión del ser humano a los ecosistemas ha roto con la armonía y el respeto en el que debemos convivir. Los colegas científicos que participan en la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) han dado la voz de alarma sobre el rápido declive de la naturaleza.

Tenemos que actuar de manera urgente implementando acciones que sirvan para reactivar la cooperación entre naciones, asegurando los medios de subsistencia y el bienestar de todos. Es el momento de enfrentar conjuntamente la crisis climática y la de la reducción de la diversidad biológica. Debemos encontrar soluciones que reconozcan la interconexión entre los problemas ambientales, sociales y de desarrollo. Todo esto incluye cambiar nuestros valores, nuestros patrones de consumo y nuestras visiones del mundo. Los sistemas de producción y financieros también deberán ser modificados. La búsqueda de soluciones requiere la participación de todos los sectores sociales, con la intención de lograr justicia y equidad, y con el objetivo de no dejar a nadie atrás.

*Asociada COMEXI

@NormaMunguiaA

Por Norma Munguía*

En el año 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 22 de mayo de cada año, como el Dia Internacional de la Diversidad Biológica. Pero… ¿qué es la diversidad biológica? ¿Por qué debería ocuparnos o preocuparnos?

Se entiende por diversidad biológica o biodiversidad la amplia variedad de plantas, animales y microorganismos existentes, incluyendo las diferencias genéticas dentro de cada especie, por ejemplo, entre las variedades de cultivos y las razas de animales, así como la variedad de ecosistemas (bosques, desiertos, campos agrarios, costas) que albergan múltiples interacciones entre sus miembros (humanos, plantas, animales) y su entorno (agua, aire, suelo).

Debe importarnos porque los recursos biológicos son los pilares que sustentan las civilizaciones, porque son el tesoro que garantiza que el planeta sea como ha sido hasta ahora: la casa de la humanidad que nos brinda alimento, la atmósfera en la que la vida es viable y donde se alberga a todas las especies vivientes. Sin la diversidad biológica y las interacciones que ésta tiene entre sí, la vida enfrentará retos insolventables.

De la información estadística basada en datos científicos publicados en el sitio de internet de las Naciones Unidas, se sabe que los peces proporcionan el 20% de las proteínas animales a unos 3000 millones de personas, más del 80% de la dieta humana está compuesta por las plantas. Aproximadamente, el 80% de las personas que viven en las zonas rurales de los países en desarrollo dependen de medicamentos tradicionales basados en plantas para la atención básica de la salud, y sabemos que la industria farmacéutica mundial depende de la materia prima que proviene de las plantas. Es por todos conocido que México se encuentra entre los cinco países de mayor diversidad biológica en el mundo y ha sido protagonista importante en los foros internacionales dedicados a su protección y aprovechamiento sustentable.

Si bien el cambio climático se ha posicionado como una amenaza mundial para este siglo y debe atenderse de manera inmediata, la mayor amenaza para la especie humana y para vida en el planeta la representa la pérdida de la diversidad biológica. Hoy sabemos que las actividades humanas han alterado tres cuartos del medio ambiente terrestre y alrededor del 66% del medio marino. A pesar de que somos más conscientes de que la diversidad biológica es un bien mundial de gran valor para las generaciones presentes y futuras, el número de especies a nivel global sigue disminuyendo a un ritmo acelerado, en todos los casos debido a la actividad humana. Si las actividades económicas y de desarrollo continúan en el ritmo que llevan actualmente, los efectos negativos en la biodiversidad y los ecosistemas minarán el 80% del progreso que se podría haber logrado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Para el año 2020, la Asamblea General de las Naciones Unidas fijó reuniones de alto nivel para debatir medidas audaces, incluido el financiamiento internacional, para la atención inmediata a la conservación de diversidad biológica. Las reuniones se celebraron de manera virtual, pero con un nivel de atención y de urgencia menor al requerido, ya que los organismos internacionales y los gobiernos nacionales se encontraban, y aún se encuentran, en la lucha para la atención a la crisis a la que nos ha llevado el surgimiento del COVID 19. Esta pandemia provocada por el COVID 19 es el claro ejemplo de una zoonosis, es decir, una enfermedad transmitida de los animales a los seres humanos, que nos demuestra como el equilibrio entre lo urbano, lo rural y lo silvestre se ha visto perturbado, la invasión del ser humano a los ecosistemas ha roto con la armonía y el respeto en el que debemos convivir. Los colegas científicos que participan en la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) han dado la voz de alarma sobre el rápido declive de la naturaleza.

Tenemos que actuar de manera urgente implementando acciones que sirvan para reactivar la cooperación entre naciones, asegurando los medios de subsistencia y el bienestar de todos. Es el momento de enfrentar conjuntamente la crisis climática y la de la reducción de la diversidad biológica. Debemos encontrar soluciones que reconozcan la interconexión entre los problemas ambientales, sociales y de desarrollo. Todo esto incluye cambiar nuestros valores, nuestros patrones de consumo y nuestras visiones del mundo. Los sistemas de producción y financieros también deberán ser modificados. La búsqueda de soluciones requiere la participación de todos los sectores sociales, con la intención de lograr justicia y equidad, y con el objetivo de no dejar a nadie atrás.

*Asociada COMEXI

@NormaMunguiaA