/ domingo 30 de junio de 2019

La doctrina militar a revisión 

Las bases del comportamiento, del tipo de armamento, de la carrera y profesión de las armas así como el marco jurídico que rige a las Fuerzas Armadas, es algo común a todos los países. Sobre todo luego de algún conflicto bélico, de una prolongada etapa de violencia o bajo las circunstancias de un acuerdo entre las partes para encontrar la solución a la confrontación. Estados Unidos, Colombia, España, China, Israel, son casos contemporáneos y recientes que han pasado o se encuentran en el ajuste y actualización de su Doctrina Militar.

En México, atendiendo a las particularidades de su situación y proceso, con respuestas propias y atendiendo a lo que se requiere en específico para construir un camino propio en la recuperación de la Seguridad Pública y la vigencia del Estado de derecho, es que se ha dado un paso histórico y de grandes consecuencias: la creación de la Guardia Nacional. Sin duda, que por tratarse de un componente con estructura militar en su inicio, aportará justo por eso, los valores y conductas de sus integrantes, que tan buenos resultados les ha dado al Ejército Mexicano, a la Fuerza Aérea Mexicana y a la Armada de México.

El desafío que ha representado el crimen organizado y la delincuencia común, producto de una larga serie de incompetencias, ineptitudes, improvisaciones y corrupciones en las aéreas civiles para atender la problemática de la inseguridad, es en esencia, lo que ha llevado a dar ese paso de en defectos estructurales. Con la creación de la Guardia Nacional, vendrá sino es que ya se encuentra en proceso, una actualización de la Doctrina Militar mexicana que incorpore las nuevas variables en cuanto a la relación inicial (al menos cinco años, de acuerdo con la Ley de la Guardia Nacional) con los ámbitos adyacentes a las dimensiones de la Seguridad: Nacional, Interior, Regional e Internacional.

Para estar en condiciones de dimensionar la relevancia de este tema, comencemos por recordar dos de las principales funciones del Estado, de acuerdo con Thomas Hobbes en el Leviatan: garantizar mediante el recurso de la fuerza organizada la unidad territorial y la integridad física y patrimonial de los ciudadanos. Es decir, dar la certeza de estabilidad ante los antagonismos externos e internos que pudieran poner en predicamento la viabilidad del mismo Estado. No hay duda que en varias partes de nuestro país, la dinámica institucional, la aplicación de la ley y el desarrollo pacífico de las actividades sociales en general se han visto gravemente alteradas.

En función de ello, el Estado mexicano debe responder. De allí que los valores y principios de las Fuerzas Armadas, extendidos a la Guardia Nacional, fue sin duda uno de los criterios básicos para la creación de ésta. De allí, que la revisión de la Doctrina Militar mexicana representa una espléndida opción para mantener la plena actuación de un recurso esencial para atender las necesidades de la sociedad, las instituciones y la Nación.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso


Las bases del comportamiento, del tipo de armamento, de la carrera y profesión de las armas así como el marco jurídico que rige a las Fuerzas Armadas, es algo común a todos los países. Sobre todo luego de algún conflicto bélico, de una prolongada etapa de violencia o bajo las circunstancias de un acuerdo entre las partes para encontrar la solución a la confrontación. Estados Unidos, Colombia, España, China, Israel, son casos contemporáneos y recientes que han pasado o se encuentran en el ajuste y actualización de su Doctrina Militar.

En México, atendiendo a las particularidades de su situación y proceso, con respuestas propias y atendiendo a lo que se requiere en específico para construir un camino propio en la recuperación de la Seguridad Pública y la vigencia del Estado de derecho, es que se ha dado un paso histórico y de grandes consecuencias: la creación de la Guardia Nacional. Sin duda, que por tratarse de un componente con estructura militar en su inicio, aportará justo por eso, los valores y conductas de sus integrantes, que tan buenos resultados les ha dado al Ejército Mexicano, a la Fuerza Aérea Mexicana y a la Armada de México.

El desafío que ha representado el crimen organizado y la delincuencia común, producto de una larga serie de incompetencias, ineptitudes, improvisaciones y corrupciones en las aéreas civiles para atender la problemática de la inseguridad, es en esencia, lo que ha llevado a dar ese paso de en defectos estructurales. Con la creación de la Guardia Nacional, vendrá sino es que ya se encuentra en proceso, una actualización de la Doctrina Militar mexicana que incorpore las nuevas variables en cuanto a la relación inicial (al menos cinco años, de acuerdo con la Ley de la Guardia Nacional) con los ámbitos adyacentes a las dimensiones de la Seguridad: Nacional, Interior, Regional e Internacional.

Para estar en condiciones de dimensionar la relevancia de este tema, comencemos por recordar dos de las principales funciones del Estado, de acuerdo con Thomas Hobbes en el Leviatan: garantizar mediante el recurso de la fuerza organizada la unidad territorial y la integridad física y patrimonial de los ciudadanos. Es decir, dar la certeza de estabilidad ante los antagonismos externos e internos que pudieran poner en predicamento la viabilidad del mismo Estado. No hay duda que en varias partes de nuestro país, la dinámica institucional, la aplicación de la ley y el desarrollo pacífico de las actividades sociales en general se han visto gravemente alteradas.

En función de ello, el Estado mexicano debe responder. De allí que los valores y principios de las Fuerzas Armadas, extendidos a la Guardia Nacional, fue sin duda uno de los criterios básicos para la creación de ésta. De allí, que la revisión de la Doctrina Militar mexicana representa una espléndida opción para mantener la plena actuación de un recurso esencial para atender las necesidades de la sociedad, las instituciones y la Nación.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso