/ martes 8 de enero de 2019

La economía de empapar a los ricos

No tengo idea de qué tan bien se desempeñará Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) como congresista, pero su elección ya tiene un propósito valioso. La sola idea de tener a una mujer joven, que no es blanca, articulada y telegénica tiene enloquecidos a muchos en la derecha, y en su locura no se dan cuenta de que se revelan tal como son.

La controversia del momento se trata de que AOC está a favor de un impuesto de entre 70 y 80 por ciento para los que más ganan, lo cual es evidentemente una insensatez, ¿no? Digo, ¿quién cree que eso tiene sentido? Sólo ignorantes como... este, Peter Diamond, premio Nobel de Economía, y se podría decir que el máximo experto en finanzas públicas en el mundo (aunque los republicanos le impidieron tener un nombramiento en el Consejo de la Reserva Federal con el argumento de que no estaba calificado. En serio…). Además, es una política que nadie había implementado, además de... Estados Unidos, durante 35 años después de la Segunda Guerra Mundial, incluido el periodo más exitoso de crecimiento económico para EU.

Para ser más específico, Diamond, en colaboración con Emmanuel Saez —uno de nuestros principales expertos en desigualdad— calculó que la tasa fiscal óptima era de 73 por ciento. Algunos dijeron que era más alta: Christina Romer, una importante macroeconomista y exdirectora del Consejo de Asesores Económicos del presidente Barack Obama, estima que debería estar por encima de 80 por ciento.

¿De dónde salen estos números? El análisis de Diamond- Saez se basa en dos supuestos: disminuir la utilidad marginal y los mercados competitivos.

Bajar la utilidad marginal es la idea derivada del sentido común de que un dólar adicional vale mucho menos en términos de satisfacción para las personas con ingresos muy elevados que para las de bajos ingresos. Denle a una familia con un ingreso anual de 20 mil dólares mil dólares adicionales y harán una gran diferencia en sus vidas. Denle a un tipo que gana un millón de dólares, mil dólares más y apenas lo notará.

En una economía perfectamente competitiva, sin ningún poder monopólico u otras distorsiones —que es el tipo de economía que los conservadores quieren hacernos creer que tenemos— a todos se les paga su producto marginal. Es decir, si te pagan mil dólares por hora es porque cada hora adicional que trabajas añade un valor de mil dólares al rendimiento de la economía.

Digámoslo de manera más sucinta, cuando les cobramos impuestos a los ricos, lo único que debería importarnos es qué tanto ingreso obtenemos.

Eso es algo que podemos calcular, dada la evidencia de qué tan receptivo en realidad es el ingreso antes de impuestos de los ricos para las tasas fiscales. Como dije, Diamond y Saez fijaron la tasa óptima en 73 por ciento, Romer en 80, lo cual coincide con AOC.

Así que AOC, lejos de demostrar su locura, está perfectamente en línea con la investigación económica seria (supe que ha estado hablando con algunos economistas muy buenos). Sus críticos, por otra parte, tienen ideas alocadas en materia de políticas, y la política fiscal está en el centro de la insensatez.

No tengo idea de qué tan bien se desempeñará Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) como congresista, pero su elección ya tiene un propósito valioso. La sola idea de tener a una mujer joven, que no es blanca, articulada y telegénica tiene enloquecidos a muchos en la derecha, y en su locura no se dan cuenta de que se revelan tal como son.

La controversia del momento se trata de que AOC está a favor de un impuesto de entre 70 y 80 por ciento para los que más ganan, lo cual es evidentemente una insensatez, ¿no? Digo, ¿quién cree que eso tiene sentido? Sólo ignorantes como... este, Peter Diamond, premio Nobel de Economía, y se podría decir que el máximo experto en finanzas públicas en el mundo (aunque los republicanos le impidieron tener un nombramiento en el Consejo de la Reserva Federal con el argumento de que no estaba calificado. En serio…). Además, es una política que nadie había implementado, además de... Estados Unidos, durante 35 años después de la Segunda Guerra Mundial, incluido el periodo más exitoso de crecimiento económico para EU.

Para ser más específico, Diamond, en colaboración con Emmanuel Saez —uno de nuestros principales expertos en desigualdad— calculó que la tasa fiscal óptima era de 73 por ciento. Algunos dijeron que era más alta: Christina Romer, una importante macroeconomista y exdirectora del Consejo de Asesores Económicos del presidente Barack Obama, estima que debería estar por encima de 80 por ciento.

¿De dónde salen estos números? El análisis de Diamond- Saez se basa en dos supuestos: disminuir la utilidad marginal y los mercados competitivos.

Bajar la utilidad marginal es la idea derivada del sentido común de que un dólar adicional vale mucho menos en términos de satisfacción para las personas con ingresos muy elevados que para las de bajos ingresos. Denle a una familia con un ingreso anual de 20 mil dólares mil dólares adicionales y harán una gran diferencia en sus vidas. Denle a un tipo que gana un millón de dólares, mil dólares más y apenas lo notará.

En una economía perfectamente competitiva, sin ningún poder monopólico u otras distorsiones —que es el tipo de economía que los conservadores quieren hacernos creer que tenemos— a todos se les paga su producto marginal. Es decir, si te pagan mil dólares por hora es porque cada hora adicional que trabajas añade un valor de mil dólares al rendimiento de la economía.

Digámoslo de manera más sucinta, cuando les cobramos impuestos a los ricos, lo único que debería importarnos es qué tanto ingreso obtenemos.

Eso es algo que podemos calcular, dada la evidencia de qué tan receptivo en realidad es el ingreso antes de impuestos de los ricos para las tasas fiscales. Como dije, Diamond y Saez fijaron la tasa óptima en 73 por ciento, Romer en 80, lo cual coincide con AOC.

Así que AOC, lejos de demostrar su locura, está perfectamente en línea con la investigación económica seria (supe que ha estado hablando con algunos economistas muy buenos). Sus críticos, por otra parte, tienen ideas alocadas en materia de políticas, y la política fiscal está en el centro de la insensatez.