/ viernes 16 de abril de 2021

La economía de la postpandemia

La pandemia está cambiando todos los procesos y factores de la vida cotidiana, por lo que la pregunta obligada es ¿cuáles de estos procesos tendrán un mayor impacto en el día a día? Hay dos que son evidentes, pero no están en el debate público: la crisis del capitalismo y el futuro del trabajo. El Covid puso al descubierto y precipitó los efectos de un modelo de capitalismo neoliberal, depredador y de casino, potenciando la incertidumbre laboral, la pobreza y nuevas formas de exclusión. No es una postura solamente de la izquierda, estudiosos y tomadores de decisiones serios lo reconocen, incluso el Papa Francisco afirmó que este sistema económico no resolvió las necesidades más graves de la humanidad y desencadenó efectos catastróficos.

Prácticamente todos los países en el mundo tendrán daños económicos importantes por la pandemia; únicamente China tuvo crecimiento económico en 2020, a pesar de ser la cuna de la pandemia. Todos los países obtuvieron resultados negativos de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional; entre los que más destacan son Estados Unidos con -3.4%, Francia con -9%, Japón con -5%, Reino Unido con -10%, y México con -8.5%. Lo anterior se ha reflejado en millones de desempleados en el mundo, cambios importantes en cómo y en qué trabajamos.

El ritmo de recuperación alimenta el optimismo; en los Estados Unidos, durante los primeros meses del confinamiento se registró una tasa del desempleo del 15%, una cifra que no registraba desde la Gran Depresión; ahora ésta es del 6%, es decir en apenas unos meses se recuperaron miles de trabajos y la tasa disminuyó casi un 10% en menos de un año. Esto demuestra que, al menos para los estadounidenses, fue relativamente sencillo encontrar empleo en la pandemia, y esto se debe principalmente a la digitalización, buscando oportunidades en línea y trabajando en la misma modalidad.

El trabajo en casa o home office es visto como una de las tendencias que definirán el futuro laboral. Las estadísticas demuestran que los trabajadores están más felices y son más eficientes trabajando remotamente. A finales de 2020, las compañías estadounidenses reportaron gastar 25% más en computadoras y laptops, para facilitarle estas herramientas a sus trabajadores. Sin embargo, aunque pareciera una tendencia positiva, tiene grandes riesgos como lo es la exclusión de los trabajos que requieren la presencia física y la sustitución de empleados nacionales por extranjeros que tengan las herramientas para trabajar en línea. Si a esto se suma la inteligencia artificial y el aprendizaje de máquinas que puede ahorrar mucho dinero a los patrones, causará que se pierdan millones de empleos en el mundo, así como dolor, desesperación, exclusión y pobreza.

La economía de la postpandemia nos lleva a la necesidad y la oportunidad de repensar el sistema, a construir mercados libres, pero con integridad, donde la corrupción no otorgue ventajas empresariales. Esto a partir de una perspectiva humana con empleos dignos, en el que se privilegie el progreso de las personas y no las utilidades basadas en el dolor que genera la exclusión, en especial la generada por la sustitución de seres humanos por IA. Requerimos una política demográfica que permita cuidar el medio ambiente, generar recursos sustentables para todos, así como un capitalismo social y solidario, en el que la política social y la inclusión, sean los pilares del sistema y que aspiremos a una prosperidad común y compartida, en el que quepamos todos.XXXTwitter:@LuisH_Fernandez

La pandemia está cambiando todos los procesos y factores de la vida cotidiana, por lo que la pregunta obligada es ¿cuáles de estos procesos tendrán un mayor impacto en el día a día? Hay dos que son evidentes, pero no están en el debate público: la crisis del capitalismo y el futuro del trabajo. El Covid puso al descubierto y precipitó los efectos de un modelo de capitalismo neoliberal, depredador y de casino, potenciando la incertidumbre laboral, la pobreza y nuevas formas de exclusión. No es una postura solamente de la izquierda, estudiosos y tomadores de decisiones serios lo reconocen, incluso el Papa Francisco afirmó que este sistema económico no resolvió las necesidades más graves de la humanidad y desencadenó efectos catastróficos.

Prácticamente todos los países en el mundo tendrán daños económicos importantes por la pandemia; únicamente China tuvo crecimiento económico en 2020, a pesar de ser la cuna de la pandemia. Todos los países obtuvieron resultados negativos de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional; entre los que más destacan son Estados Unidos con -3.4%, Francia con -9%, Japón con -5%, Reino Unido con -10%, y México con -8.5%. Lo anterior se ha reflejado en millones de desempleados en el mundo, cambios importantes en cómo y en qué trabajamos.

El ritmo de recuperación alimenta el optimismo; en los Estados Unidos, durante los primeros meses del confinamiento se registró una tasa del desempleo del 15%, una cifra que no registraba desde la Gran Depresión; ahora ésta es del 6%, es decir en apenas unos meses se recuperaron miles de trabajos y la tasa disminuyó casi un 10% en menos de un año. Esto demuestra que, al menos para los estadounidenses, fue relativamente sencillo encontrar empleo en la pandemia, y esto se debe principalmente a la digitalización, buscando oportunidades en línea y trabajando en la misma modalidad.

El trabajo en casa o home office es visto como una de las tendencias que definirán el futuro laboral. Las estadísticas demuestran que los trabajadores están más felices y son más eficientes trabajando remotamente. A finales de 2020, las compañías estadounidenses reportaron gastar 25% más en computadoras y laptops, para facilitarle estas herramientas a sus trabajadores. Sin embargo, aunque pareciera una tendencia positiva, tiene grandes riesgos como lo es la exclusión de los trabajos que requieren la presencia física y la sustitución de empleados nacionales por extranjeros que tengan las herramientas para trabajar en línea. Si a esto se suma la inteligencia artificial y el aprendizaje de máquinas que puede ahorrar mucho dinero a los patrones, causará que se pierdan millones de empleos en el mundo, así como dolor, desesperación, exclusión y pobreza.

La economía de la postpandemia nos lleva a la necesidad y la oportunidad de repensar el sistema, a construir mercados libres, pero con integridad, donde la corrupción no otorgue ventajas empresariales. Esto a partir de una perspectiva humana con empleos dignos, en el que se privilegie el progreso de las personas y no las utilidades basadas en el dolor que genera la exclusión, en especial la generada por la sustitución de seres humanos por IA. Requerimos una política demográfica que permita cuidar el medio ambiente, generar recursos sustentables para todos, así como un capitalismo social y solidario, en el que la política social y la inclusión, sean los pilares del sistema y que aspiremos a una prosperidad común y compartida, en el que quepamos todos.XXXTwitter:@LuisH_Fernandez