/ martes 30 de enero de 2018

La economía de los viejos sucios

Como candidato, Donald Trump habló sin cesar sobre el comercio internacional y cómo iba a hacer a Estados Unidos grandioso de nuevo al renegociar tratados de comercio, obligando a los extranjeros a dejar de quedarse con los empleos estadounidenses. Sin embargo, durante su primer año en el cargo, no hizo casi nada en ese frente, tal vez porque el mundo corporativo de Estados Unidos logró informarle que había invertido mucho dinero suponiendo que continuaríamos en el TLCAN y otros tratados comerciales y que perderíamos a lo grande si los desconocíamos.

Sin embargo, Trump por fin impuso aranceles a las lavadoras y los paneles solares. El arancel anterior, me parece, tenía más que ver con lucir rudo que con algún tipo de objetivo estratégico. No obstante, lo anterior concuerda con una parte importante de la visión general de este gobierno, puesto que este es un gobierno de viejos sucios.

Sobre las lavadoras: la base jurídica del nuevo arancel es un hallazgo de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos de que la industria se ha visto perjudicada por el aumento en las importaciones. La forma en la que define el “perjuicio” es un tanto peculiar: la comisión admitió que la industria doméstica “no sufrió la ociosidad considerable de sus instalaciones productivas” y que “ni el desempleo ni el subempleo han sido importantes”. Sin embargo, la comisión argumentó que la producción y el empleo deberían haberse expandido más debido al crecimiento económico entre 2012 y 2016 (ya saben, el auge de la era de Obama que Trump insistía que era falso).

Si esta les parece una justificación poco sólida para una acción que aumentará de manera considerable los precios al consumidor, es porque así es. Pero Trump decidió hacerlo a pesar de ello.

El arancel a los paneles solares es más interesante, y más perturbador, porque seguramente destruirá muchos más empleos de los que creará.

El hecho es que Estados Unidos prácticamente está fuera del negocio de la producción de paneles solares y, sin importar las razones de esa ausencia, esta política no cambiará esa situación. Al igual que el arancel a las lavadoras, el arancel a los paneles solares se impuso usando lo que se conoce en los círculos de políticas como la “cláusula de escape”: las reglas que permiten la protección temporal de industrias que sufren una afectación repentina. Aquí la palabra clave es “temporal”; como no estamos hablando de protección sostenida, este arancel no dará lugar a ninguna inversión a largo plazo y por lo tanto no traerá de vuelta a la industria estadounidense de los paneles solares.

Sin embargo, lo que sí hará el presidente será agregar un problema a una de las más grandes historias de éxito de Estados Unidos, el rápido crecimiento de la energía renovable. He aquí por qué todo lo que sabemos sobre el gobierno de Trump sugiere que perjudicar a las energías renovables en realidad es bueno desde su punto de vista. Como dije, esta es una administración de viejos sucios.

El arancel a los paneles solares es más interesante, y más perturbador, porque destruirá muchos más empleos de los que va a crear

Como candidato, Donald Trump habló sin cesar sobre el comercio internacional y cómo iba a hacer a Estados Unidos grandioso de nuevo al renegociar tratados de comercio, obligando a los extranjeros a dejar de quedarse con los empleos estadounidenses. Sin embargo, durante su primer año en el cargo, no hizo casi nada en ese frente, tal vez porque el mundo corporativo de Estados Unidos logró informarle que había invertido mucho dinero suponiendo que continuaríamos en el TLCAN y otros tratados comerciales y que perderíamos a lo grande si los desconocíamos.

Sin embargo, Trump por fin impuso aranceles a las lavadoras y los paneles solares. El arancel anterior, me parece, tenía más que ver con lucir rudo que con algún tipo de objetivo estratégico. No obstante, lo anterior concuerda con una parte importante de la visión general de este gobierno, puesto que este es un gobierno de viejos sucios.

Sobre las lavadoras: la base jurídica del nuevo arancel es un hallazgo de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos de que la industria se ha visto perjudicada por el aumento en las importaciones. La forma en la que define el “perjuicio” es un tanto peculiar: la comisión admitió que la industria doméstica “no sufrió la ociosidad considerable de sus instalaciones productivas” y que “ni el desempleo ni el subempleo han sido importantes”. Sin embargo, la comisión argumentó que la producción y el empleo deberían haberse expandido más debido al crecimiento económico entre 2012 y 2016 (ya saben, el auge de la era de Obama que Trump insistía que era falso).

Si esta les parece una justificación poco sólida para una acción que aumentará de manera considerable los precios al consumidor, es porque así es. Pero Trump decidió hacerlo a pesar de ello.

El arancel a los paneles solares es más interesante, y más perturbador, porque seguramente destruirá muchos más empleos de los que creará.

El hecho es que Estados Unidos prácticamente está fuera del negocio de la producción de paneles solares y, sin importar las razones de esa ausencia, esta política no cambiará esa situación. Al igual que el arancel a las lavadoras, el arancel a los paneles solares se impuso usando lo que se conoce en los círculos de políticas como la “cláusula de escape”: las reglas que permiten la protección temporal de industrias que sufren una afectación repentina. Aquí la palabra clave es “temporal”; como no estamos hablando de protección sostenida, este arancel no dará lugar a ninguna inversión a largo plazo y por lo tanto no traerá de vuelta a la industria estadounidense de los paneles solares.

Sin embargo, lo que sí hará el presidente será agregar un problema a una de las más grandes historias de éxito de Estados Unidos, el rápido crecimiento de la energía renovable. He aquí por qué todo lo que sabemos sobre el gobierno de Trump sugiere que perjudicar a las energías renovables en realidad es bueno desde su punto de vista. Como dije, esta es una administración de viejos sucios.

El arancel a los paneles solares es más interesante, y más perturbador, porque destruirá muchos más empleos de los que va a crear