/ viernes 27 de diciembre de 2019

La economía moral

El más reciente libro del presidente López Obrador plantea un tema de la mayor trascendencia, la posibilidad de una economía diferente a la neoliberal, que no esté basada en la corrupción o la obsesión por el lucro de unos pocos en perjuicio de la gran mayoría y sin ninguna consideración hacia el interés público. El libro describe con detalle cómo la corrupción ha sido una constante desde la conquista hasta la época reciente. El neoliberalismo detonó la corrupción al grado de rediseñar el Estado a través de la venta de empresas del sector público, lo que generó una desigualdad económica y social insultante. El neoliberalismo en México fue la cuna de la concentración de riqueza y la exclusión. Fracasó en todos los niveles. El país no creció, la promesa de que habría una derrama hacia la población no se dio.

La trascendencia del texto es mayor; que un Jefe de Estado exponga la posibilidad de una economía desde una aproximación diferente es un hito sustantivo. Sobre todo, a partir de una sólida estabilidad y disciplina financiera. No se trata de reinventar la ciencia de la economía, es sobre qué nos motiva en las decisiones económicas. Cómo pasamos de un capitalismo de casino voraz y depredador a una economía de competencia, con utilidades, pero con integridad, con responsabilidad social, ambiental y ética.

Éste no es un pensamiento aislado, Amitai Etzioni parte de una reflexión fundamental: ¿Los seres humanos y la sociedad sólo pueden tomar decisiones racionales a partir de su beneficio individual y el placer inmediato o a partir de considerar el bienestar común? No creo que tengamos una respuesta contundente a estos planteamientos, pero sí una aspiración legítima de abandonar el egoísmo hacia una visión social y colectiva, como un tema de conciencia, no de norma o prohibición.

El gran camino para la economía será pasar de un modelo zombi, sin alma o vida, mecánica, que ha obviado el dolor y la exclusión que generan sus decisiones, de la frialdad de los algoritmos, donde hay precio, pero no valores, a una economía moral y humana que tome conciencia de que la economía no es únicamente sobre dinero, es sobre personas y que éstas sienten, tienen aspiraciones y emociones, que es responsable frente ante el ciudadano, no solo a los accionistas. Esto llevará a construir una ética económica y empresarial más allá del lucro y el informe.

Una economía moral abonará a la certidumbre y a la solidez, si los actores económicos pueden tomar decisiones sobre una base de responsabilidad, permitirá disminuir la especulación no productiva. El Presidente ha abierto un debate importante, ambicioso, una transformación de gran impacto. Habrá quien le parezca demasiado, sin embargo, el tema es muy sencillo, la economía debe de considerar qué es lo correcto y qué no. ¿A poco eso es demasiado?

Twitter: @LuisH_Fernandez

El más reciente libro del presidente López Obrador plantea un tema de la mayor trascendencia, la posibilidad de una economía diferente a la neoliberal, que no esté basada en la corrupción o la obsesión por el lucro de unos pocos en perjuicio de la gran mayoría y sin ninguna consideración hacia el interés público. El libro describe con detalle cómo la corrupción ha sido una constante desde la conquista hasta la época reciente. El neoliberalismo detonó la corrupción al grado de rediseñar el Estado a través de la venta de empresas del sector público, lo que generó una desigualdad económica y social insultante. El neoliberalismo en México fue la cuna de la concentración de riqueza y la exclusión. Fracasó en todos los niveles. El país no creció, la promesa de que habría una derrama hacia la población no se dio.

La trascendencia del texto es mayor; que un Jefe de Estado exponga la posibilidad de una economía desde una aproximación diferente es un hito sustantivo. Sobre todo, a partir de una sólida estabilidad y disciplina financiera. No se trata de reinventar la ciencia de la economía, es sobre qué nos motiva en las decisiones económicas. Cómo pasamos de un capitalismo de casino voraz y depredador a una economía de competencia, con utilidades, pero con integridad, con responsabilidad social, ambiental y ética.

Éste no es un pensamiento aislado, Amitai Etzioni parte de una reflexión fundamental: ¿Los seres humanos y la sociedad sólo pueden tomar decisiones racionales a partir de su beneficio individual y el placer inmediato o a partir de considerar el bienestar común? No creo que tengamos una respuesta contundente a estos planteamientos, pero sí una aspiración legítima de abandonar el egoísmo hacia una visión social y colectiva, como un tema de conciencia, no de norma o prohibición.

El gran camino para la economía será pasar de un modelo zombi, sin alma o vida, mecánica, que ha obviado el dolor y la exclusión que generan sus decisiones, de la frialdad de los algoritmos, donde hay precio, pero no valores, a una economía moral y humana que tome conciencia de que la economía no es únicamente sobre dinero, es sobre personas y que éstas sienten, tienen aspiraciones y emociones, que es responsable frente ante el ciudadano, no solo a los accionistas. Esto llevará a construir una ética económica y empresarial más allá del lucro y el informe.

Una economía moral abonará a la certidumbre y a la solidez, si los actores económicos pueden tomar decisiones sobre una base de responsabilidad, permitirá disminuir la especulación no productiva. El Presidente ha abierto un debate importante, ambicioso, una transformación de gran impacto. Habrá quien le parezca demasiado, sin embargo, el tema es muy sencillo, la economía debe de considerar qué es lo correcto y qué no. ¿A poco eso es demasiado?

Twitter: @LuisH_Fernandez