Los priistas elegirán este domingo a su nueva dirigencia nacional para relevar aClaudia Ruiz Massieu, e iniciar una nueva etapa en la que tendrá como misión relanzar al partido y unirlo para enfrentar los retos que están por venir, sobre todo buscar recuperar espacios políticos y mantener su supervivencia.
Las fórmulas a la presidencia y secretaría general del Comité Ejecutivo Nacional conformadas por Alejandro Moreno y Carolina Viggiano; Ivonne Ortega y Pepe Alfaro, y de Lorena Piñón y Daniel Santos, concluyeron ayer viernes sus campañas y estarán a la espera de la jornada de este domingo, que por primera ocasión será con el voto directo y secreto, alejado de acuerdos cupulares.
Sin duda, quien asuma la dirigencia del partido sabe que tiene que remar a contracorriente e ir cuesta arriba, ya que está sumido en la peor debacle de sus 90 años de existencia y requiere de una amplia y profunda reorganización, sobre todo el de recuperar a las bases y los principios que han sido su esencia.
Habrá que esperar para conocer el interés de la militancia, sobre todo porque muchos de los priistas siguen decepcionados por las decisiones que se tomaron en la selección de candidatos para la elección del 2018. El desaliento es tal, que el propio Manlio Fabio Beltrones anticipó que no votará, el entonces aspirante, José Narro, prefirió no participar, al igual que René Juárez, y Beatriz Pages renunció al partido.
El PRI aún conserva doce gubernaturas: Campeche, con el interino Miguel Aysa González; Coahuila, con Miguel Riquelme; Colima, con Ignacio Peralta; Estado de México, con Alfredo del Mazo: Hidalgo, con Omar Fayad; Guerrero, con Héctor Astudillo; Oaxaca, con Alejandro Murat; Sonora, con Claudia Pavlovich; Sinaloa, con Quirino Ordaz; San Luis Potosí, con Juan Manuel Carreras; Zacatecas, conAlejandro Tello, y Tlaxcala con Marco Antonio Mena, pero el riesgo de perder algunas en la elección del 2021 es latente.
En estas circunstancias y como se dio este proceso, el PRI requiere de una operación mega cicatriz, y la gran mayoría de los que no salgan favorecidos van a querer ser diputados pluris en el 2021 y algunos para senadores en el 2024. La moneda está en aire, porque el proceso inicio viciado desde su origen.
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