/ domingo 20 de diciembre de 2020

La epidemia y Washington en perspectiva

Por Javier Oliva Posada


El mundo, sin exageración, se aproxima a una catástrofe sanitaria. Pueden haber cambios de gobierno, como en Estados Unidos o el Reino Unido, y la tendencia respecto del deterioro, no tiene visos de modificarse. Aún y con el acceso a la vacuna, su distribución y aplicación, dista mucho de ser un bien colectivo. En esos términos, la relación con el vecino del norte, resulta clave, más aún, en el relevo del 20 de enero.

En cuanto a la relación binacional con la Casa Blanca, llega un equipo experimentado. Desde el propio ex Vicepresidente por ocho años y cuatro veces Senador, así como sus funcionarios en las áreas de Seguridad y Defensa Nacionales, desde la burocracia mexicana no es dable la improvisación o respuesta a modo. En esos términos, es muy probable, que exista una mejor entendimiento y coordinación, a partir de lo que he denominado como Diplomacia Militar. Bajo esa expectativa, un acercamiento que mitigue los recientes desencuentros aparece como un próximo escenario.

Por otra parte las relaciones civiles militares en Estados Unidos, observarán, un ajuste sustancial, a partir de un entendimiento con el mismo Presidente Biden. Esto a su vez, esperemos, derivará en la posibilidad de un aproximamiento para compartir una agenda de Seguridad Continental, donde nuestro vecino del norte, asuma a cabalidad su parte como consumidor de drogas, productor de armas y sede de las principales empresas “lavadoras de dinero”. Eso sí implicaría un cambio.

Desde México, deben generarse cambios efectivos, visibles. Por una parte, la colaboración con Latinoamérica, deberá ser reevaluada; fortalecida con base a las agendas comunes y antagonismos compartidos. Por la otra, con los Estados Unidos, tenemos además de la geopolítica, una problemática indisoluble. Siempre será mejor la opción analizada, reflexiva y sobre todo, discutida entre las partes. Es además de un buen deseo, la propensión de un nuevo equipo en Washington.

Además del nuevo Embajador –Esteban Moctezuma Barragán, México deberá adelantar sus preocupaciones y prioridades en la agenda. Que van más allá de Defensa, Seguridad e Inteligencia. Sin lugar a dudas, estamos al inicio de una nueva era en las relaciones México-Estados Unidos. Pero si esto se confirma con los comicios extraordinarios en el Estado de Georgia y gana el Parido Demócrata, será la primera vez desde el mandato de George Bush (padre) en donde el partido del Presidente controla las dos Cámaras, con las enormes ventajas políticas, jurídicas y presupuestales que significa.

El empleo de cada una de las variables diplomáticas desde México, sin un afán protagonista, pueden guiar las relaciones con el conjunto de los países hermanos latinoamericanos. Espero que la agenda ya esté lista. Incluso antes del 20 de enero, cuando el Presidente electo, Joseph Biden, jure sobre La Biblia ser el nuevo Presidente de los Estados Unidos. En la prevención radica la capacidad de gestionar el futuro.


javierolivaposda@gmail.com

@JOPso


Por Javier Oliva Posada


El mundo, sin exageración, se aproxima a una catástrofe sanitaria. Pueden haber cambios de gobierno, como en Estados Unidos o el Reino Unido, y la tendencia respecto del deterioro, no tiene visos de modificarse. Aún y con el acceso a la vacuna, su distribución y aplicación, dista mucho de ser un bien colectivo. En esos términos, la relación con el vecino del norte, resulta clave, más aún, en el relevo del 20 de enero.

En cuanto a la relación binacional con la Casa Blanca, llega un equipo experimentado. Desde el propio ex Vicepresidente por ocho años y cuatro veces Senador, así como sus funcionarios en las áreas de Seguridad y Defensa Nacionales, desde la burocracia mexicana no es dable la improvisación o respuesta a modo. En esos términos, es muy probable, que exista una mejor entendimiento y coordinación, a partir de lo que he denominado como Diplomacia Militar. Bajo esa expectativa, un acercamiento que mitigue los recientes desencuentros aparece como un próximo escenario.

Por otra parte las relaciones civiles militares en Estados Unidos, observarán, un ajuste sustancial, a partir de un entendimiento con el mismo Presidente Biden. Esto a su vez, esperemos, derivará en la posibilidad de un aproximamiento para compartir una agenda de Seguridad Continental, donde nuestro vecino del norte, asuma a cabalidad su parte como consumidor de drogas, productor de armas y sede de las principales empresas “lavadoras de dinero”. Eso sí implicaría un cambio.

Desde México, deben generarse cambios efectivos, visibles. Por una parte, la colaboración con Latinoamérica, deberá ser reevaluada; fortalecida con base a las agendas comunes y antagonismos compartidos. Por la otra, con los Estados Unidos, tenemos además de la geopolítica, una problemática indisoluble. Siempre será mejor la opción analizada, reflexiva y sobre todo, discutida entre las partes. Es además de un buen deseo, la propensión de un nuevo equipo en Washington.

Además del nuevo Embajador –Esteban Moctezuma Barragán, México deberá adelantar sus preocupaciones y prioridades en la agenda. Que van más allá de Defensa, Seguridad e Inteligencia. Sin lugar a dudas, estamos al inicio de una nueva era en las relaciones México-Estados Unidos. Pero si esto se confirma con los comicios extraordinarios en el Estado de Georgia y gana el Parido Demócrata, será la primera vez desde el mandato de George Bush (padre) en donde el partido del Presidente controla las dos Cámaras, con las enormes ventajas políticas, jurídicas y presupuestales que significa.

El empleo de cada una de las variables diplomáticas desde México, sin un afán protagonista, pueden guiar las relaciones con el conjunto de los países hermanos latinoamericanos. Espero que la agenda ya esté lista. Incluso antes del 20 de enero, cuando el Presidente electo, Joseph Biden, jure sobre La Biblia ser el nuevo Presidente de los Estados Unidos. En la prevención radica la capacidad de gestionar el futuro.


javierolivaposda@gmail.com

@JOPso