/ viernes 11 de octubre de 2019

La era del autoritarismo digital

Por: Ángel Valle Salguero

El internet, una herramienta que podría tener la función de conectar y comunicar al mundo, también está siendo utilizado para limitar libertades, censurar, monitorear poblaciones e intervenir en procesos democráticos de diversos países.

No sólo se trata de la restricción del acceso a internet, sino la intervención de agencias gubernamentales en las redes de infraestructura de telecomunicaciones para acceder a datos personales de millones de personas alrededor del mundo.

Ante el incremento del miedo en la población causado por aumentos en índices criminales, la sociedad civil tiende a entregar facultades al Estado para intensificar medidas de seguridad. En ocasiones, estas medidas pueden limitar la privacidad de individuos, incluso de maneras poco perceptibles para la población. El internet se ha convertido en una plataforma rica en información para agencias de gobierno, instituciones, empresas y grupos criminales; es un espacio donde entregamos información de manera voluntaria a cambio de entretenimiento o simplificación de tareas. Un reporte del Freedom House (2018) nos indica que las acciones de diversos gobiernos alrededor del mundo han resultado en que la libertad de internet global caiga por octavo año consecutivo.

En particular, el gobierno chino ha ejercido herramientas cibernéticas para censurar de manera extensa y automatizar la vigilancia de la población. Estos modelos chinos han sido exportados a otros gobiernos que han ejercido el control en aras de la seguridad y represión de la disidencia.

La presencia de inversiones chinas en infraestructura de telecomunicaciones en el extranjero ha despertado el temor sobre la privacidad, espionaje, robo intelectual y control que pueda ejercer el gobierno chino debido a sus conexiones con las empresas de dicho país. En medio de esta disputa se encuentra la próxima generación de telecomunicaciones: las redes 5G.

Ante el incremento del autoritarismo digital alrededor del mundo, la sociedad civil debe reflexionar sobre los límites que los gobiernos deben tener sobre su vida personal. El miedo a la violencia es un factor que facilita actos represivos y limita libertados individuales. Por lo tanto, podríamos buscar maneras alternativas de construir seguridad de manera colectiva y más efectiva, evitando así un internet cada vez más dividido y hostil.

Por: Ángel Valle Salguero

El internet, una herramienta que podría tener la función de conectar y comunicar al mundo, también está siendo utilizado para limitar libertades, censurar, monitorear poblaciones e intervenir en procesos democráticos de diversos países.

No sólo se trata de la restricción del acceso a internet, sino la intervención de agencias gubernamentales en las redes de infraestructura de telecomunicaciones para acceder a datos personales de millones de personas alrededor del mundo.

Ante el incremento del miedo en la población causado por aumentos en índices criminales, la sociedad civil tiende a entregar facultades al Estado para intensificar medidas de seguridad. En ocasiones, estas medidas pueden limitar la privacidad de individuos, incluso de maneras poco perceptibles para la población. El internet se ha convertido en una plataforma rica en información para agencias de gobierno, instituciones, empresas y grupos criminales; es un espacio donde entregamos información de manera voluntaria a cambio de entretenimiento o simplificación de tareas. Un reporte del Freedom House (2018) nos indica que las acciones de diversos gobiernos alrededor del mundo han resultado en que la libertad de internet global caiga por octavo año consecutivo.

En particular, el gobierno chino ha ejercido herramientas cibernéticas para censurar de manera extensa y automatizar la vigilancia de la población. Estos modelos chinos han sido exportados a otros gobiernos que han ejercido el control en aras de la seguridad y represión de la disidencia.

La presencia de inversiones chinas en infraestructura de telecomunicaciones en el extranjero ha despertado el temor sobre la privacidad, espionaje, robo intelectual y control que pueda ejercer el gobierno chino debido a sus conexiones con las empresas de dicho país. En medio de esta disputa se encuentra la próxima generación de telecomunicaciones: las redes 5G.

Ante el incremento del autoritarismo digital alrededor del mundo, la sociedad civil debe reflexionar sobre los límites que los gobiernos deben tener sobre su vida personal. El miedo a la violencia es un factor que facilita actos represivos y limita libertados individuales. Por lo tanto, podríamos buscar maneras alternativas de construir seguridad de manera colectiva y más efectiva, evitando así un internet cada vez más dividido y hostil.