/ martes 17 de agosto de 2021

La experiencia es el mejor refuerzo

Real Madrid despejó las dudas que generó durante la pretemporada, con sólo dos partidos de preparación, pero, sobre todo, por el hecho de que únicamente realizó un fichaje en el mercado de verano pese a la salida de jugadores importantes como Sergio Ramos. El conocimiento que Carlo Ancelotti ya tenía sobre el equipo ha sido clave en este inicio de temporada, en el que la falta de gol ya no parece ser un problema.

La experiencia no está peleada con la edad y mucho menos con la calidad. Las respuestas a la falta de gol que Real Madrid presentó las últimas temporadas siempre han estado ahí, a la vista de todos, aunque en medio de varias circunstancias que complicaban llegar a ellas, como las lesiones o incluso indiferencias entre cuerpo técnico y jugadores, de esas que las hay en cualquier equipo del mundo.

Gestionar un vestidor lleno de estrellas no es tarea fácil. Se necesita carácter para que la autoridad prevalezca, pero, como el respeto no se gana a base de miedo, a la vez hace falta tener mucho tacto para no alejar a los jugadores.

Así también lo entiende el italiano Carlo Ancelotti, conocido por ser un técnico pacificador y de estilo prácticamente inalterable. Contadas son las veces que ha mostrado su disgusto hacia los jugadores, al menos públicamente.

Su diplomacia ya le había ayudado a restaurar el vestuario del Real Madrid, dividido tras la gestión de José Mourinho. Gracias a su gran experiencia no tardó en ganarse el respeto y apoyo incondicional de los pesos pesados del equipo, entre ellos Cristiano Ronaldo y Sergio Ramos.

También entendió que hacía falta renunciar un poco a retener el balón y apostar por un estilo de juego más directo, basado en la velocidad.

Eso no implica renunciar al balón, pues es un hecho que el Real Madrid se siente más cómodo con él. Tampoco que se deba esperar al rival y mucho menos que se deba jugar al contragolpe. El equipo nunca ha estado diseñado para eso, sería como ir en contra de su estilo.

Si hay algo que se debe mantener, es el dominio en el medio campo, el área en la que Zinedine Zidane realizó todos sus experimentos, muchos de ellos exitosos, aunque algunos con soluciones provisionales, ya sea por las bajas, que la temporada pasada fueron más de 50, o porque en ocasiones no se sabía qué hacer con el balón cuando el rival se encerraba en su área. Así, era prácticamente infructuoso retener el balón.

Pero hoy los tiempos parecen ser más tranquilos, con la toma de decisiones correctas, por más que sean cuestionadas desde el exterior.

Disputar sólo dos partidos de pretemporada puede representar llegar a la competición con poco rodaje, pero es la única forma de atender las necesidades de los jugadores, quienes la temporada pasada reclamaban se les diera un descanso ante lo apretado del calendario debido a la propagación de la pandemia del Covid-19.

El entendimiento en la cancha lo hay, sobre todo porque otro acierto del equipo fue realizar la menor cantidad de cambios posibles, con sólo un fichaje en el mercado de verano, lo que además permitió dar un respiro a la economía del club, seriamente afectada por la crisis que ha causado el coronavirus.

Ancelotti sumó a la causa a Eden Hazard, perseguido por las lesiones desde que llegó al equipo hace dos años, en los que sólo ha anotado cinco goles en 44 partidos disputados.

También recurrió a Gareth Bale, quien la temporada pasada jugó cedido en el Tottenham tras una serie de roces con Zidane. La posibilidad de que sea transferido ya no es latente, sobre todo porque el delantero ha mostrado compromiso y tener ganas de triunfar en su último año de contrato.

Ambos son jugadores de mucha experiencia y calidad, a los que sólo les hace falta confianza, algo que también entiende Ancelotti, decidido a sacarlos de la obscuridad.

Y el nuevo líder del equipo no podía ser otro que Benzema, el referente goleador del equipo durante las últimas temporadas, sobre todo desde la salida de Cristiano Ronaldo.

El delantero ha tomado su segundo aire, justo cuando muchos ya lo veían en el banco de suplentes.

Su extraordinaria actuación durante la temporada pasada, con 30 goles en 46 partidos, le valieron para regresar a la Selección Francesa después de más de cinco años de ausencia.

El delantero no llegó muy lejos en la Eurocopa 2020, pero su participación con la vigente campeona del mundo dejó gratas impresiones.

Inició la nueva temporada con dos goles para el contundente triunfo de 4-1 frente al Alavés, el sábado. Y de esta forma llegó a 15 goles en sus últimos 16 partidos de la Liga española. Nada mal para un jugador de 33 años, o de 27, si fuera el caso.

Real Madrid sentenció el encuentro tras el descanso, en 15 minutos intentos y llenos de contundencia, que dejó en anécdota la reacción del rival.

La temporada apenas comienza y muchas cosas quedan por ver, pero el tridente conformado por Bale, Hazard y Benzema es prometedor.

La experiencia de los jugadores, del cuerpo técnico y de la directiva será la clave para salir victoriosos de una temporada que aún luce complicada, ahora por las consecuencias de la pandemia.

¡Que te lo digo yo!

Real Madrid despejó las dudas que generó durante la pretemporada, con sólo dos partidos de preparación, pero, sobre todo, por el hecho de que únicamente realizó un fichaje en el mercado de verano pese a la salida de jugadores importantes como Sergio Ramos. El conocimiento que Carlo Ancelotti ya tenía sobre el equipo ha sido clave en este inicio de temporada, en el que la falta de gol ya no parece ser un problema.

La experiencia no está peleada con la edad y mucho menos con la calidad. Las respuestas a la falta de gol que Real Madrid presentó las últimas temporadas siempre han estado ahí, a la vista de todos, aunque en medio de varias circunstancias que complicaban llegar a ellas, como las lesiones o incluso indiferencias entre cuerpo técnico y jugadores, de esas que las hay en cualquier equipo del mundo.

Gestionar un vestidor lleno de estrellas no es tarea fácil. Se necesita carácter para que la autoridad prevalezca, pero, como el respeto no se gana a base de miedo, a la vez hace falta tener mucho tacto para no alejar a los jugadores.

Así también lo entiende el italiano Carlo Ancelotti, conocido por ser un técnico pacificador y de estilo prácticamente inalterable. Contadas son las veces que ha mostrado su disgusto hacia los jugadores, al menos públicamente.

Su diplomacia ya le había ayudado a restaurar el vestuario del Real Madrid, dividido tras la gestión de José Mourinho. Gracias a su gran experiencia no tardó en ganarse el respeto y apoyo incondicional de los pesos pesados del equipo, entre ellos Cristiano Ronaldo y Sergio Ramos.

También entendió que hacía falta renunciar un poco a retener el balón y apostar por un estilo de juego más directo, basado en la velocidad.

Eso no implica renunciar al balón, pues es un hecho que el Real Madrid se siente más cómodo con él. Tampoco que se deba esperar al rival y mucho menos que se deba jugar al contragolpe. El equipo nunca ha estado diseñado para eso, sería como ir en contra de su estilo.

Si hay algo que se debe mantener, es el dominio en el medio campo, el área en la que Zinedine Zidane realizó todos sus experimentos, muchos de ellos exitosos, aunque algunos con soluciones provisionales, ya sea por las bajas, que la temporada pasada fueron más de 50, o porque en ocasiones no se sabía qué hacer con el balón cuando el rival se encerraba en su área. Así, era prácticamente infructuoso retener el balón.

Pero hoy los tiempos parecen ser más tranquilos, con la toma de decisiones correctas, por más que sean cuestionadas desde el exterior.

Disputar sólo dos partidos de pretemporada puede representar llegar a la competición con poco rodaje, pero es la única forma de atender las necesidades de los jugadores, quienes la temporada pasada reclamaban se les diera un descanso ante lo apretado del calendario debido a la propagación de la pandemia del Covid-19.

El entendimiento en la cancha lo hay, sobre todo porque otro acierto del equipo fue realizar la menor cantidad de cambios posibles, con sólo un fichaje en el mercado de verano, lo que además permitió dar un respiro a la economía del club, seriamente afectada por la crisis que ha causado el coronavirus.

Ancelotti sumó a la causa a Eden Hazard, perseguido por las lesiones desde que llegó al equipo hace dos años, en los que sólo ha anotado cinco goles en 44 partidos disputados.

También recurrió a Gareth Bale, quien la temporada pasada jugó cedido en el Tottenham tras una serie de roces con Zidane. La posibilidad de que sea transferido ya no es latente, sobre todo porque el delantero ha mostrado compromiso y tener ganas de triunfar en su último año de contrato.

Ambos son jugadores de mucha experiencia y calidad, a los que sólo les hace falta confianza, algo que también entiende Ancelotti, decidido a sacarlos de la obscuridad.

Y el nuevo líder del equipo no podía ser otro que Benzema, el referente goleador del equipo durante las últimas temporadas, sobre todo desde la salida de Cristiano Ronaldo.

El delantero ha tomado su segundo aire, justo cuando muchos ya lo veían en el banco de suplentes.

Su extraordinaria actuación durante la temporada pasada, con 30 goles en 46 partidos, le valieron para regresar a la Selección Francesa después de más de cinco años de ausencia.

El delantero no llegó muy lejos en la Eurocopa 2020, pero su participación con la vigente campeona del mundo dejó gratas impresiones.

Inició la nueva temporada con dos goles para el contundente triunfo de 4-1 frente al Alavés, el sábado. Y de esta forma llegó a 15 goles en sus últimos 16 partidos de la Liga española. Nada mal para un jugador de 33 años, o de 27, si fuera el caso.

Real Madrid sentenció el encuentro tras el descanso, en 15 minutos intentos y llenos de contundencia, que dejó en anécdota la reacción del rival.

La temporada apenas comienza y muchas cosas quedan por ver, pero el tridente conformado por Bale, Hazard y Benzema es prometedor.

La experiencia de los jugadores, del cuerpo técnico y de la directiva será la clave para salir victoriosos de una temporada que aún luce complicada, ahora por las consecuencias de la pandemia.

¡Que te lo digo yo!