/ miércoles 24 de enero de 2018

La falsa izquierda promiscua

La izquierda en el mundo abandonó desde hace décadas el postulado fundamental del materialismo dialéctico y el marxismo-leninismo, que la llevó a la derrota frente al capitalismo con la caída del mundo socialista a finales de los años 80s del siglo pasado. Hoy la izquierda no se propone terminar de tajo con la propiedad privada, sino transformarla con un sentido humanista. Derribar a las instituciones no es el fin de una izquierda que de destructiva ha pasado a ser un aliento constructivo dando a lo instituido un carácter verdaderamente social. Los errores, los excesos del capitalismo, de la economía de mercado, de la globalización deben ser corregidos por un nuevo concepto de beneficio a la comunidad.

Para lograr una auténtica transformación de las bases de la sociedad, la izquierda en el mundo ha debido y debe ir más allá de la fachada del combate al capitalismo para profundizar en los cambios sociales, económicos y políticos que dice perseguir. La Revolución Cubana de los años 60s mostró la posibilidad cierta de una convivencia mundial en la diversidad de ideas, sistemas políticos y estructuras económicas y sociales. Otros movimientos pretendidamente similares a esa Revolución de la mayor de las Antillas, han derivado en experiencias frustradas o en desviaciones porque no han logrado modificar de raíz el orden establecido; se han quedado en el odio al establishment, sin edificar uno nuevo.

En el escenario político en la carrera hacia las elecciones de julio próximo, hay quienes aprovechan el ruido, el escándalo, la promesa de una vida mejor con el señuelo mediático de una izquierda cuyo origen es el enojo, la venganza o el despecho de años atrás, la frustración por no haber alcanzado posiciones dentro del sistema al que se denuesta. Es la izquierda, falsa izquierda de Andrés Manuel López Obrador, la de los resentidos relegados del poder que anhelan a toda costa. A diferencia de otras corrientes de verdadera izquierda en el mundo, la supuesta de López Obrador no propone una transformación en los sistemas económicos y sociales del país. En la obnubilación del no poder durante décadas, el movimiento de López Obrador recoge toda suerte de tránsfugas, dolidos de partidos, organizaciones y restos de la política en una promiscuidad que lo mismo recibe los desechos de otros partidos que el cascajo de lo que él llama la mafia del poder. La suya no es una oferta coherente en busca de cambios positivos para la sociedad, en contraste con otros  planteamientos basados en la experiencia, el conocimiento, la razón de la viabilidad de su puesta en marcha, que ofrece el candidato José Antonio Meade. La propuesta de López Obrador, que por el momento parece confundir, terminará por ser valorada en toda su falsedad como un lamento de odio y frustración ante lo imposible.  

Mezcla informe de las más confusas corrientes, el llamado de López Obrador es oportunista, carente de un real contenido que ofrezca al elector una idea clara o una opción, como no sea la obsesión por el poder.

srio28@prodigy.net.mx

La izquierda en el mundo abandonó desde hace décadas el postulado fundamental del materialismo dialéctico y el marxismo-leninismo, que la llevó a la derrota frente al capitalismo con la caída del mundo socialista a finales de los años 80s del siglo pasado. Hoy la izquierda no se propone terminar de tajo con la propiedad privada, sino transformarla con un sentido humanista. Derribar a las instituciones no es el fin de una izquierda que de destructiva ha pasado a ser un aliento constructivo dando a lo instituido un carácter verdaderamente social. Los errores, los excesos del capitalismo, de la economía de mercado, de la globalización deben ser corregidos por un nuevo concepto de beneficio a la comunidad.

Para lograr una auténtica transformación de las bases de la sociedad, la izquierda en el mundo ha debido y debe ir más allá de la fachada del combate al capitalismo para profundizar en los cambios sociales, económicos y políticos que dice perseguir. La Revolución Cubana de los años 60s mostró la posibilidad cierta de una convivencia mundial en la diversidad de ideas, sistemas políticos y estructuras económicas y sociales. Otros movimientos pretendidamente similares a esa Revolución de la mayor de las Antillas, han derivado en experiencias frustradas o en desviaciones porque no han logrado modificar de raíz el orden establecido; se han quedado en el odio al establishment, sin edificar uno nuevo.

En el escenario político en la carrera hacia las elecciones de julio próximo, hay quienes aprovechan el ruido, el escándalo, la promesa de una vida mejor con el señuelo mediático de una izquierda cuyo origen es el enojo, la venganza o el despecho de años atrás, la frustración por no haber alcanzado posiciones dentro del sistema al que se denuesta. Es la izquierda, falsa izquierda de Andrés Manuel López Obrador, la de los resentidos relegados del poder que anhelan a toda costa. A diferencia de otras corrientes de verdadera izquierda en el mundo, la supuesta de López Obrador no propone una transformación en los sistemas económicos y sociales del país. En la obnubilación del no poder durante décadas, el movimiento de López Obrador recoge toda suerte de tránsfugas, dolidos de partidos, organizaciones y restos de la política en una promiscuidad que lo mismo recibe los desechos de otros partidos que el cascajo de lo que él llama la mafia del poder. La suya no es una oferta coherente en busca de cambios positivos para la sociedad, en contraste con otros  planteamientos basados en la experiencia, el conocimiento, la razón de la viabilidad de su puesta en marcha, que ofrece el candidato José Antonio Meade. La propuesta de López Obrador, que por el momento parece confundir, terminará por ser valorada en toda su falsedad como un lamento de odio y frustración ante lo imposible.  

Mezcla informe de las más confusas corrientes, el llamado de López Obrador es oportunista, carente de un real contenido que ofrezca al elector una idea clara o una opción, como no sea la obsesión por el poder.

srio28@prodigy.net.mx