La Secretaría de Educación Pública (SEP), devolvió el expediente sobre el plagio de la tesis presentada en 1987 por la ministra Yasmín Esquivel Mossa para obtener el título de abogado; ahora se pide que sea el rector Enrique Graue, Rector de la UNAM, quien determine la licitud del documento presentado por ella, o si fue plagiado del presentado un año anterior, en 1986, por el estudiante Édgar Ulises Báez. ¿Se trata acaso de aganar tiempo?
Se llegó a pensar que un previsible silencio de la UNAM, para dejar pasar tiempo acarrearía beneficios a la administración; para nuestra fortuna, no ha sido así.
Comencemos en un recuento de los hechos cuando el académico y periodista Guillermo Sheridan, reveló que la entonces estudiante de derecho en la FES Aragón, Yasmín Esquivel Mossa, plagió la tesis presentada para su licenciatura de una anterior correspondiente a Édgar Ulises Báez de la Facultad de Derecho de la UNAM.
Lo anterior, ante la pretensión de la ministra Yasmín para presidir la SCJN; ante los hechos, Esquivel intentó atajar la denuncia mediante testimonios de académicos; ojo, no se negaba el plagio, pero se argumentaban sus créditos para lograr su titulación.
Por su parte, Martha Rodríguez Ortiz, quien fungió como asesora de la tesis de Esquivel Mossa aseguró que, luego de recordar sus 45 años de experiencia y que había dirigido al menos a 500 estudiantes, el trabajo presentado en 1986 era original, a lo que arguyó, además, que tanto ella como la ministra eran víctimas de violencia de género.
Aunque quizá no sea relevante…, hagamos referencia también a que la ministra Yasmín Esquivel Mossa es esposa del ingeniero favorito de la 4T, José María Riobóo; pues bien, Esquivel emitió un comunicado más en el que acusaba una campaña en su contra; por su parte, la UNAM manifestó que se habrían presentado pruebas mediante las que demostraba que era la autora original de la tesis y que incluso, se contaba con una declaración notariada firmada por el alumno implicado, en la que reconocía que él había tomado el trabajo que la entonces estudiante inició en 1985, y que peritos informáticos ratificaron que la tesis había sido alterada.
Al paso de los días, todos sus argumentos comenzaron a caer; pese a la insistencia de Yasmín en “su verdad”, incluso el rector de la UNAM Enrique Graue reconoció: “La entonces alumna de la FES Aragón, Yasmín Esquivel Mossa, copió parte sustancial del contenido de la tesis presentada un año atrás…”.
Ante el rumbo tomado por el caso, las autoridades universitarias pasaron el tema a la SEP, Dependencia que retornó el asunto a Rectoría: “En tanto que el título expedido por el rector de la UNAM a la C. Yasmín Esquivel Mossa no sea declarado inválido por autoridad jurisdiccional competente, la Dirección General de Profesiones carece de facultad para intervenir de forma alguna…”, difundió la Secretaría de Educación Pública.
La Universidad Nacional Autónoma de México ha despedido a la asesora de tesis Martha Rodríguez Ortiz, quien aseguró haber sido ella quien compartió el trabajo a otros estudiantes.
Ahora, lo que debería suceder por congruencia, sería la separación de Yasmín Esquivel Mossa de su puesto en la Suprema Corte: ¿Cómo mantener ahí a quien ha vulnerado el prestigio de dos de las instituciones más importantes del país, por una parte la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y por la otra a la Universidad Nacional Autónoma de México, la que habrá de limpiar la reputación de sus procesos de titulación.
Independientemente de la deficiencias educativas por todos conocidas, esta vez el Prejidente tiene razón: Le toca a la UNAM decidir y por el bien de la Institución, la decisión no puede ser otra que quitarle el título de licenciada en Derecho a la ministra Yasmín quien, por cierto, tendría igualmente que salir de la Corte toda vez que incumpla con los requisitos señalados por la Constitución.
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