/ jueves 8 de julio de 2021

La frontera II

La semana pasada hablé de la frontera de México con Estados Unidos y conté varias historias durante un viaje reciente que hice a San Diego y Tijuana. Como mencioné anteriormente de forma implícita, lo que más me llamó la atención fue el dinamismo que existe en este cruce fronterizo. Quizá los que no vivimos allí solamente nos imaginamos cómo es que funciona el asunto pero no es nuestra realidad cotidiana: me refiero a cruzar todos los días “la línea” (fronteriza) para ir a trabajar y regresar a dormir, o bien, para pasear, ir al médico o realizar compras y posteriormente regresar y seguir con la rutina del día a día. Si bien aquello es todo un espectáculo que presenciar, también refleja una realidad entre nuestros países y de ello es de lo que quiero hablar el día de hoy.

¿Cuánta gente cruza la frontera? Miles de personas diarias. Se estima que podrían ser hasta cien mil individuos que diariamente cruzan para realizar sus actividades cotidianas; de esta manera no resulta extraño que las historias compartidas – como las que presenté la semana pasada – abunden por toda la región y en las ciudades adyacentes de Tijuana y San Diego. Otro ejemplo de esta interconectividad es el famoso puente CBX que cruza la frontera elevadamente desde el aeropuerto de Tijuana directamente hacia los Estados Unidos.

Lo que trato de decir es que este dinamismo transfronterizo no es sino un reflejo de la realidad nacional entre ambos países. Si bien las personas de Guanajuato o de Hidalgo no cruzan diariamente la frontera para ir a trabajar y regresan a dormir a sus casas en la noche, sus empleos y su actividad económica quizá está directamente relacionada con el comercio internacional con nuestros vecinos del norte. Un ejemplo de ello son las armadoras de los automóviles que están instaladas en El Bajío y cuyas autopartes cruzan esta frontera en múltiples ocasiones antes de obtener el producto final. Y así sucesivamente podríamos hablar de otras formas de interdependencia mutua. Por ejemplo, la producción de energía o electricidad de un lado de la frontera que coadyuva del otro para generar eficiencia, tal como sucede de igual forma en la división entre Estados Unidos y Canadá en diversos puntos.

En ese sentido, México y su actividad económica es un fiel reflejo de aquel cruce fronterizo que representa muy bien nuestra propia realidad. Pero no solamente de sus beneficios sino de sus problemas y desigualdades. La cantidad de migrantes que no pueden cruzar a los Estados Unidos y la disparidad en los ingresos entre pesos y dólares también son un espejo de aquello que nuestro país sufre todo el tiempo. Por ello sugería yo la semana pasada que pudiéramos pensar en alternativas y aprendizajes. Lo primero que se me ocurre es que en lugar de ver con pesimismo la profunda interdependencia de nuestros países, cambiemos la óptica con que analizamos el fenómeno. Dicho eso, ¿qué mecanismos propios de esta relación podríamos utilizar para paliar los problemas inherentes de nuestro lado? Seguiremos hablando de ello, pero la educación y creación de capacidades será vital para lograr lo anterior.

La semana pasada hablé de la frontera de México con Estados Unidos y conté varias historias durante un viaje reciente que hice a San Diego y Tijuana. Como mencioné anteriormente de forma implícita, lo que más me llamó la atención fue el dinamismo que existe en este cruce fronterizo. Quizá los que no vivimos allí solamente nos imaginamos cómo es que funciona el asunto pero no es nuestra realidad cotidiana: me refiero a cruzar todos los días “la línea” (fronteriza) para ir a trabajar y regresar a dormir, o bien, para pasear, ir al médico o realizar compras y posteriormente regresar y seguir con la rutina del día a día. Si bien aquello es todo un espectáculo que presenciar, también refleja una realidad entre nuestros países y de ello es de lo que quiero hablar el día de hoy.

¿Cuánta gente cruza la frontera? Miles de personas diarias. Se estima que podrían ser hasta cien mil individuos que diariamente cruzan para realizar sus actividades cotidianas; de esta manera no resulta extraño que las historias compartidas – como las que presenté la semana pasada – abunden por toda la región y en las ciudades adyacentes de Tijuana y San Diego. Otro ejemplo de esta interconectividad es el famoso puente CBX que cruza la frontera elevadamente desde el aeropuerto de Tijuana directamente hacia los Estados Unidos.

Lo que trato de decir es que este dinamismo transfronterizo no es sino un reflejo de la realidad nacional entre ambos países. Si bien las personas de Guanajuato o de Hidalgo no cruzan diariamente la frontera para ir a trabajar y regresan a dormir a sus casas en la noche, sus empleos y su actividad económica quizá está directamente relacionada con el comercio internacional con nuestros vecinos del norte. Un ejemplo de ello son las armadoras de los automóviles que están instaladas en El Bajío y cuyas autopartes cruzan esta frontera en múltiples ocasiones antes de obtener el producto final. Y así sucesivamente podríamos hablar de otras formas de interdependencia mutua. Por ejemplo, la producción de energía o electricidad de un lado de la frontera que coadyuva del otro para generar eficiencia, tal como sucede de igual forma en la división entre Estados Unidos y Canadá en diversos puntos.

En ese sentido, México y su actividad económica es un fiel reflejo de aquel cruce fronterizo que representa muy bien nuestra propia realidad. Pero no solamente de sus beneficios sino de sus problemas y desigualdades. La cantidad de migrantes que no pueden cruzar a los Estados Unidos y la disparidad en los ingresos entre pesos y dólares también son un espejo de aquello que nuestro país sufre todo el tiempo. Por ello sugería yo la semana pasada que pudiéramos pensar en alternativas y aprendizajes. Lo primero que se me ocurre es que en lugar de ver con pesimismo la profunda interdependencia de nuestros países, cambiemos la óptica con que analizamos el fenómeno. Dicho eso, ¿qué mecanismos propios de esta relación podríamos utilizar para paliar los problemas inherentes de nuestro lado? Seguiremos hablando de ello, pero la educación y creación de capacidades será vital para lograr lo anterior.