/ jueves 26 de agosto de 2021

La generación del espíritu universitario

Por causa de una tormenta muy fuerte se fue el internet en mi casa y no pude participar desde mi biblioteca en la ceremonia de bienvenida para la generación de jóvenes estudiantes de nuevo ingreso a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, ceremonia virtual, “en línea”, habida cuenta de las circunstancias actuales.

Ahora aprovecho mi espacio aquí para decir lo siguiente, con una evocación previa que me parece muy importante. Corría el año de 1940 cuando mi padre, conmigo de la mano, visitó a Herminio Ahumada y a su esposa Carmen en su casa del sur de la Ciudad de México, donde vivía con ellos el maestro José Vasconcelos. La oportunidad se prestó para felicitar a Herminio Ahumada, quien como diputado federal y Presidente del Congreso de la Unión acababa de contestar el cuarto informe de gobierno del Presidente Ávila Camacho. Lo que hizo Ahumada fue dejar a un lado la respuesta oficial, escrita en papel, e improvisar un discurso lleno de energía y elevado sentido de libertad, con marcada independencia moral y en el que criticaba a la izquierda del partido oficial (PRI) por su sumisión a la voluntad presidencial. El discurso fue considerado un acto de independencia política inspirado en el ideario de Vasconcelos. Allí, en la casa de los Ahumada, conocí por primera vez al maestro Vasconcelos, entre libros y con una luminosidad sobresaliente. Lo rodeaba una atmósfera de enorme prestigio que lo enardecía a uno.

Pues bien, lo escribo porque en la ceremonia de bienvenida del caso, en la que pronunció enjundioso discurso la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, el director de nuestra Facultad de Derecho, Doctor Raúl Contreras Bustamante, hizo referencia a los retos que en cada generación, y gracias a la estirpe que caracteriza a los universitarios, enfrentan y superan los jóvenes estudiantes. ¿Pero de qué estirpe se trata? O sea, ¿qué significa el espíritu universitario? Ese espíritu por el que siempre hemos hablado, hablamos y hablaremos. Esto es algo muy importante porque Vasconcelos, creador de nuestro lema, no concebía la Universidad sin esa fuerza espiritual. La Universidad es espíritu que habla. ¿Pero qué espíritu? En realidad se trata del alma racional, del sentimiento, razón y emoción. En consecuencia el reto de la nueva generación, la del espíritu universitario, es el de transmitir y difundir la emoción universitaria. En un mundo agobiado por la pandemia es éste un reto muy grande porque implica la presencia del espíritu en todo. Somos una Universidad espiritual, debemos serlo. No rechazamos lo material, no sería posible, pero a condición de que el cuerpo del conocimiento tenga alma; porque el espíritu obliga a reconocer que la verdad de la ciencia es la verdad del alma. Y no es ello utopía ni romanticismo desbordado. No hay que olvidar que somos la única Universidad en el mundo, la única, cuyo lema y emblema nos recuerdan a diario que el mundo no es lo que vemos sino lo que deseamos ver, porque la ciencia es el deseo y el propósito de transformar el sueño en realidad. Ese es el reto al que nos convoca la Facultad de Derecho. Menudo compromiso el de la nueva generación que yo resumiría en la frase “espiritualidad del conocimiento”. Sin vanagloria, sin orgullo pueril, sólo entregados a la tarea de salvar el conocimiento para engrandecer la verdad. Tenemos derecho a la salud, no hay que olvidarlo, tanto de nuestro cuerpo físico como del social. Derecho y salud, dos elementos primordiales del nuevo reto. En suma, espíritu que debe ser un compromiso individual y social, uniendo forma y esencia en un sueño realizado y realizable. Se trata de una nueva y promisoria Humanidad feliz.


PROFESOR EMÉRITO DE LA UNAM

Sígueme en Twitter: @RaulCarranca

Y Facebook: www.facebook.com/despacho raulcarranca


Por causa de una tormenta muy fuerte se fue el internet en mi casa y no pude participar desde mi biblioteca en la ceremonia de bienvenida para la generación de jóvenes estudiantes de nuevo ingreso a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, ceremonia virtual, “en línea”, habida cuenta de las circunstancias actuales.

Ahora aprovecho mi espacio aquí para decir lo siguiente, con una evocación previa que me parece muy importante. Corría el año de 1940 cuando mi padre, conmigo de la mano, visitó a Herminio Ahumada y a su esposa Carmen en su casa del sur de la Ciudad de México, donde vivía con ellos el maestro José Vasconcelos. La oportunidad se prestó para felicitar a Herminio Ahumada, quien como diputado federal y Presidente del Congreso de la Unión acababa de contestar el cuarto informe de gobierno del Presidente Ávila Camacho. Lo que hizo Ahumada fue dejar a un lado la respuesta oficial, escrita en papel, e improvisar un discurso lleno de energía y elevado sentido de libertad, con marcada independencia moral y en el que criticaba a la izquierda del partido oficial (PRI) por su sumisión a la voluntad presidencial. El discurso fue considerado un acto de independencia política inspirado en el ideario de Vasconcelos. Allí, en la casa de los Ahumada, conocí por primera vez al maestro Vasconcelos, entre libros y con una luminosidad sobresaliente. Lo rodeaba una atmósfera de enorme prestigio que lo enardecía a uno.

Pues bien, lo escribo porque en la ceremonia de bienvenida del caso, en la que pronunció enjundioso discurso la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, el director de nuestra Facultad de Derecho, Doctor Raúl Contreras Bustamante, hizo referencia a los retos que en cada generación, y gracias a la estirpe que caracteriza a los universitarios, enfrentan y superan los jóvenes estudiantes. ¿Pero de qué estirpe se trata? O sea, ¿qué significa el espíritu universitario? Ese espíritu por el que siempre hemos hablado, hablamos y hablaremos. Esto es algo muy importante porque Vasconcelos, creador de nuestro lema, no concebía la Universidad sin esa fuerza espiritual. La Universidad es espíritu que habla. ¿Pero qué espíritu? En realidad se trata del alma racional, del sentimiento, razón y emoción. En consecuencia el reto de la nueva generación, la del espíritu universitario, es el de transmitir y difundir la emoción universitaria. En un mundo agobiado por la pandemia es éste un reto muy grande porque implica la presencia del espíritu en todo. Somos una Universidad espiritual, debemos serlo. No rechazamos lo material, no sería posible, pero a condición de que el cuerpo del conocimiento tenga alma; porque el espíritu obliga a reconocer que la verdad de la ciencia es la verdad del alma. Y no es ello utopía ni romanticismo desbordado. No hay que olvidar que somos la única Universidad en el mundo, la única, cuyo lema y emblema nos recuerdan a diario que el mundo no es lo que vemos sino lo que deseamos ver, porque la ciencia es el deseo y el propósito de transformar el sueño en realidad. Ese es el reto al que nos convoca la Facultad de Derecho. Menudo compromiso el de la nueva generación que yo resumiría en la frase “espiritualidad del conocimiento”. Sin vanagloria, sin orgullo pueril, sólo entregados a la tarea de salvar el conocimiento para engrandecer la verdad. Tenemos derecho a la salud, no hay que olvidarlo, tanto de nuestro cuerpo físico como del social. Derecho y salud, dos elementos primordiales del nuevo reto. En suma, espíritu que debe ser un compromiso individual y social, uniendo forma y esencia en un sueño realizado y realizable. Se trata de una nueva y promisoria Humanidad feliz.


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