/ miércoles 28 de noviembre de 2018

La gradual pérdida de la inocencia en Estados Unidos

Si le damos un vistazo a Estados Unidos, ya sea a la distancia o bien estando allí o pretendiendo estar (recordemos que no todos pueden llegar), veremos que ese país a lo largo de las décadas recientes, ha ido endureciendo sus medidas de seguridad en todo sentido, ya sea para su presidente en turno, en las calles y por supuesto para viajeros, ya sean foráneos o locales.

Hoy parecen lejanos los tiempos en que en un aeropuerto de aquel país, era posible acompañar a un familiar o amigo que iba a viajar en avión, casi hasta la puerta del mismo, pasando por algunos controles, pero ni remotamente por medidas que rayan en lo histérico, como muchas de las que se toman hoy en materia de seguridad.

En Estados Unidos, históricamente se han dado tres momentos clave en que se han replanteado cuestiones de seguridad en diferentes niveles. Quizá el primer momento de gran choque en tiempos modernos fue el asesinato del presidente John F. Kennedy, ultimado el 22 de noviembre de 1963; el segundo acontecimiento dramático en la materia fue el atentado contra el presidente Ronald Reagan, perpetrado en marzo de 1981; finalmente, el más dramático de este tipo de acontecimientos que comprometieron la seguridad de nuestro vecino del norte, fue el atentado que derribó las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, sobre las que se estrellaron sendos aviones de American Airlines y United, principales líneas aéreas de aquel país.

Comenzando con el tema del asesinato del 35to presidente de EU, John F. Kennedy, éste se dio en un momento en que, si bien el mandatario estadounidense en turno tenía un importante cerco de seguridad en torno suyo, éste no llegaba aún al grado de hacer uso de vehículos blindados, además de sofisticados esquemas de escoltas.

Cabe recordar que John F. Kennedy viajaba a bordo de un automóvil convertible tras su arribo a la ciudad de Dallas, Texas, lo que facilitó las condiciones para que un francotirador consiguiera hacer blanco en su cabeza desde una considerable distancia, acabando así con su vida. Por supuesto a partir de entonces los descapotables dejaron de ser una opción para presidentes de EU y actualmente de muchas naciones, incluida la nuestra.

YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre

Si le damos un vistazo a Estados Unidos, ya sea a la distancia o bien estando allí o pretendiendo estar (recordemos que no todos pueden llegar), veremos que ese país a lo largo de las décadas recientes, ha ido endureciendo sus medidas de seguridad en todo sentido, ya sea para su presidente en turno, en las calles y por supuesto para viajeros, ya sean foráneos o locales.

Hoy parecen lejanos los tiempos en que en un aeropuerto de aquel país, era posible acompañar a un familiar o amigo que iba a viajar en avión, casi hasta la puerta del mismo, pasando por algunos controles, pero ni remotamente por medidas que rayan en lo histérico, como muchas de las que se toman hoy en materia de seguridad.

En Estados Unidos, históricamente se han dado tres momentos clave en que se han replanteado cuestiones de seguridad en diferentes niveles. Quizá el primer momento de gran choque en tiempos modernos fue el asesinato del presidente John F. Kennedy, ultimado el 22 de noviembre de 1963; el segundo acontecimiento dramático en la materia fue el atentado contra el presidente Ronald Reagan, perpetrado en marzo de 1981; finalmente, el más dramático de este tipo de acontecimientos que comprometieron la seguridad de nuestro vecino del norte, fue el atentado que derribó las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, sobre las que se estrellaron sendos aviones de American Airlines y United, principales líneas aéreas de aquel país.

Comenzando con el tema del asesinato del 35to presidente de EU, John F. Kennedy, éste se dio en un momento en que, si bien el mandatario estadounidense en turno tenía un importante cerco de seguridad en torno suyo, éste no llegaba aún al grado de hacer uso de vehículos blindados, además de sofisticados esquemas de escoltas.

Cabe recordar que John F. Kennedy viajaba a bordo de un automóvil convertible tras su arribo a la ciudad de Dallas, Texas, lo que facilitó las condiciones para que un francotirador consiguiera hacer blanco en su cabeza desde una considerable distancia, acabando así con su vida. Por supuesto a partir de entonces los descapotables dejaron de ser una opción para presidentes de EU y actualmente de muchas naciones, incluida la nuestra.

YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre