/ domingo 4 de agosto de 2019

La Guardia Nacional en acción 

La nueva corporación de seguridad pública, ha comenzado desplegarse en las zonas más conflictivas del país, incluyendo a la Ciudad de México. Aún y con los serios contratiempos, destacando las muestras de protesta e inconformidad de algunos integrantes de la Policía Federal, así como una serie de prejuicios por partes varios analistas y segmentos de la opinión pública, la Guardia Nacional tiene como principal reto, hacer sentir a la ciudadanía, la vuelta de la tranquilidad y certeza en un desarrollo sostenido por la plena vigencia del Estado de derecho.

En particular, la presencia de integrantes de la Guardia Nacional en 9 estaciones del Metro durante los días de la semana que concluye, llamó con razón la atención. Las críticas a las revisiones aleatorias a bolsas, mochilas y otro tipo de contenedores, sirvió de argumento -incluso aludiendo al artículo 16 de la Constitución, para señalar una supuesta ilegalidad en dichas acciones. No deja de sorprender, que ante la histórica peor situación de violencia criminal en décadas, se pretenda desde esas posiciones minimizar la atmósfera de miedo que se vive en buena parte del país.

La creación de la Guardia Nacional tiene dos explicaciones. La primera, que se trata de una respuesta del Estado mexicano, incremental respecto de las acciones de la criminalidad organizada y común. La segunda exposición, se refiere a la necesidad de contar con leyes, reglamentos y normas, que faciliten las intervenciones preventivas de la fuerza física del Estado. De allí que la presencia de la Guardia Nacional en escenarios inéditos, como lo es una estación del Metro en la capital del país, es una evidencia de que la autoridad toma en serio el desafío criminal.

Desde luego que la aplicación de las revisiones aleatorias a los usuarios, causan molestias. Pero estas soy menores, con relación a los efectos generados por los delitos cometidos en las propias inmediaciones de las estaciones del referido transporte colectivo. Debemos entender, que la principal variable para recuperar las condiciones de Seguridad Pública, son las prácticas cívicas de la población. En algo debemos de ceder, para que así las autoridades, en este caso, la Guardia Nacional, pueda hacer su trabajo. De ninguna manera, podemos seguir por la ruta de delegarle a soldados, marinos, pilotos, policías e integrantes de la misma Guardia Nacional toda, sí, toda la responsabilidad para contener al crimen organizado y común. Algo, y mucho, nos corresponde hacer.

Al momento de la presencia y actuación de la Guardia Nacional, se está cumpliendo con uno de los principales objetivos: disuadir los intentos para la realización de delitos. Esa es en efecto, la misión de la prevención en Seguridad Pública. Las bolsas y mochilas, se revisan en museos, aeropuertos e incluso al abordar autobuses foráneos. Es probable que los críticos a estas acciones de la Guardia Nacional tengan mucho tiempo sin usar el Metro.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso


La nueva corporación de seguridad pública, ha comenzado desplegarse en las zonas más conflictivas del país, incluyendo a la Ciudad de México. Aún y con los serios contratiempos, destacando las muestras de protesta e inconformidad de algunos integrantes de la Policía Federal, así como una serie de prejuicios por partes varios analistas y segmentos de la opinión pública, la Guardia Nacional tiene como principal reto, hacer sentir a la ciudadanía, la vuelta de la tranquilidad y certeza en un desarrollo sostenido por la plena vigencia del Estado de derecho.

En particular, la presencia de integrantes de la Guardia Nacional en 9 estaciones del Metro durante los días de la semana que concluye, llamó con razón la atención. Las críticas a las revisiones aleatorias a bolsas, mochilas y otro tipo de contenedores, sirvió de argumento -incluso aludiendo al artículo 16 de la Constitución, para señalar una supuesta ilegalidad en dichas acciones. No deja de sorprender, que ante la histórica peor situación de violencia criminal en décadas, se pretenda desde esas posiciones minimizar la atmósfera de miedo que se vive en buena parte del país.

La creación de la Guardia Nacional tiene dos explicaciones. La primera, que se trata de una respuesta del Estado mexicano, incremental respecto de las acciones de la criminalidad organizada y común. La segunda exposición, se refiere a la necesidad de contar con leyes, reglamentos y normas, que faciliten las intervenciones preventivas de la fuerza física del Estado. De allí que la presencia de la Guardia Nacional en escenarios inéditos, como lo es una estación del Metro en la capital del país, es una evidencia de que la autoridad toma en serio el desafío criminal.

Desde luego que la aplicación de las revisiones aleatorias a los usuarios, causan molestias. Pero estas soy menores, con relación a los efectos generados por los delitos cometidos en las propias inmediaciones de las estaciones del referido transporte colectivo. Debemos entender, que la principal variable para recuperar las condiciones de Seguridad Pública, son las prácticas cívicas de la población. En algo debemos de ceder, para que así las autoridades, en este caso, la Guardia Nacional, pueda hacer su trabajo. De ninguna manera, podemos seguir por la ruta de delegarle a soldados, marinos, pilotos, policías e integrantes de la misma Guardia Nacional toda, sí, toda la responsabilidad para contener al crimen organizado y común. Algo, y mucho, nos corresponde hacer.

Al momento de la presencia y actuación de la Guardia Nacional, se está cumpliendo con uno de los principales objetivos: disuadir los intentos para la realización de delitos. Esa es en efecto, la misión de la prevención en Seguridad Pública. Las bolsas y mochilas, se revisan en museos, aeropuertos e incluso al abordar autobuses foráneos. Es probable que los críticos a estas acciones de la Guardia Nacional tengan mucho tiempo sin usar el Metro.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso