/ domingo 21 de junio de 2020

La Guardia Nacional en perspectiva

En la entrega anterior, me refería ala cercanía del primer aniversario de creación de esa nueva institución en Seguridad Pública. En esta ocasión, aludo a los retos inmediatos y de largo plazo, a propósito de la emergencia de una variable inédita en el siglo XXI, para México, como es la epidemia; la cantidad de retos es proporcional sin duda, a la expectativas que la ciudadanía tiene depositadas para recuperar la paz y tranquilidad.

Semana a semana, observamos delitos con un alto grado de impacto mediático. A la vez que también se da cuenta, por parte de las autoridades locales y federales, de medidas encaminadas a contener en efecto, la amplia gama de formas y procedimientos delictivos. En esos términos y conforme al marco jurídico de la Guardia Nacional, esta cuenta con los recursos apropiados para apoyar a la población y a las estructuras de gobierno en tiempo y forma, para evitar que la ola de delincuencia se asiente o peor aún se expanda.

Rumbo a su primer aniversario, se puede observar la intensa actividad que la propia Guardia Nacional ha desempeñado; con datos de acceso público e incluso dados a conocer por el mismo gobierno, la cantidad de operaciones, que van de incautaciones de cargamentos de drogas hasta la participación en la extinción de incendios, pasando por supuesto, por acciones como la detención de delincuentes comunes, por ejemplo, los asaltantes en transporte público. Es decir, que la gama va de lo jurídicamente considerado como federal, a lo local.

Las exigencias ciudadanas señalaba, son entonces, proporcionales al anhelo de recuperar una dinámica social atenazada por tres variables: la misma delictiva, la económica y la sanitaria, colocan a la nueva Guardia Nacional, en una perspectiva de elevada exigencia. Las opciones para atender en la adecuada proporción y sentido de oportunidad, requiere a su vez, de la actuación de oras instancias de la administración pública federal que también tienen un papel/ responsabilidad crucial en la misión de la recuperación de la Seguridad Pública.

Nadie duda, eso creo, de que transformar los sistemas penitencias del país, locales y federal, es una necesidad impostergable. Acabamos de presenciar un violento motín y asesinato del director provisional de un penal de “máxima seguridad”. Así las cosas, resulta insuficiente el esfuerzo realizado para que la Guardia Nacional funcione, si no hay una institución penal que cumpla con su doble misión: aplicar la sanción de reclusión al delincuente así como crear las condiciones necesarias de reinserción de los internos.

A través de la corrupción e intimidación de las autoridades, es como los internos se logran hacer del control de las instalaciones. No hay otra explicación. Entonces las acciones de la Guardia Nacional para detener y presentar a los criminales, se ve frustrada ante la facilidad con que éstos siguen delinquiendo desde el interior de las cárceles.


javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

En la entrega anterior, me refería ala cercanía del primer aniversario de creación de esa nueva institución en Seguridad Pública. En esta ocasión, aludo a los retos inmediatos y de largo plazo, a propósito de la emergencia de una variable inédita en el siglo XXI, para México, como es la epidemia; la cantidad de retos es proporcional sin duda, a la expectativas que la ciudadanía tiene depositadas para recuperar la paz y tranquilidad.

Semana a semana, observamos delitos con un alto grado de impacto mediático. A la vez que también se da cuenta, por parte de las autoridades locales y federales, de medidas encaminadas a contener en efecto, la amplia gama de formas y procedimientos delictivos. En esos términos y conforme al marco jurídico de la Guardia Nacional, esta cuenta con los recursos apropiados para apoyar a la población y a las estructuras de gobierno en tiempo y forma, para evitar que la ola de delincuencia se asiente o peor aún se expanda.

Rumbo a su primer aniversario, se puede observar la intensa actividad que la propia Guardia Nacional ha desempeñado; con datos de acceso público e incluso dados a conocer por el mismo gobierno, la cantidad de operaciones, que van de incautaciones de cargamentos de drogas hasta la participación en la extinción de incendios, pasando por supuesto, por acciones como la detención de delincuentes comunes, por ejemplo, los asaltantes en transporte público. Es decir, que la gama va de lo jurídicamente considerado como federal, a lo local.

Las exigencias ciudadanas señalaba, son entonces, proporcionales al anhelo de recuperar una dinámica social atenazada por tres variables: la misma delictiva, la económica y la sanitaria, colocan a la nueva Guardia Nacional, en una perspectiva de elevada exigencia. Las opciones para atender en la adecuada proporción y sentido de oportunidad, requiere a su vez, de la actuación de oras instancias de la administración pública federal que también tienen un papel/ responsabilidad crucial en la misión de la recuperación de la Seguridad Pública.

Nadie duda, eso creo, de que transformar los sistemas penitencias del país, locales y federal, es una necesidad impostergable. Acabamos de presenciar un violento motín y asesinato del director provisional de un penal de “máxima seguridad”. Así las cosas, resulta insuficiente el esfuerzo realizado para que la Guardia Nacional funcione, si no hay una institución penal que cumpla con su doble misión: aplicar la sanción de reclusión al delincuente así como crear las condiciones necesarias de reinserción de los internos.

A través de la corrupción e intimidación de las autoridades, es como los internos se logran hacer del control de las instalaciones. No hay otra explicación. Entonces las acciones de la Guardia Nacional para detener y presentar a los criminales, se ve frustrada ante la facilidad con que éstos siguen delinquiendo desde el interior de las cárceles.


javierolivaposada@gmail.com

@JOPso