/ domingo 30 de septiembre de 2018

La guerra comercial

La guerra comercial ya es un hecho y sus impactos pueden ser de tal magnitud que las economías y los niveles de vida de la población mundial pueden venirse abajo. Si bien el gobierno de Estados Unidos de América (EU) argumenta razones de seguridad nacional o de que el mundo se ha aprovechado de ese país, también es cierto que las reglas de comercio internacional, así como los acuerdos comerciales son resultado de procesos de negociación en los que indudablemente EU ha sido uno de los protagonistas principales.

Hoy el tema más delicado es la imposición por parte de EU de aranceles a los productos provenientes de China abarcando un monto de productos hasta por 200,000 millones de dólares con una tasa de por lo menos de 10 por ciento. La respuesta de la República Popular China es de aplicar también gravámenes a los productos estadounidenses abarcando importaciones hasta por un valor de 60,000 millones de dólares. Cabe mencionar que el monto de lo exportado por EU a China suma alrededor de 130,000 millones de dólares, en tanto que el gigante asiático les vende producto hasta por 506, mil millones de dólares. Esta lleva al déficit de 376,000 millones de dólares del que se queja el gobierno del presidente Donald Trump.

La guerra comercial implica poner en juego muchas cosas pero sobre todo la precaria estabilidad alcanzada luego de la crisis de 2008. Más aranceles implica más costos y precios elevados, la respuesta sería mayores tasas de interés y con ello la pérdida de incentivos para invertir, la posibilidad de movimientos cambiarios que depreciarían el valor de las monedas de países emergentes y la posibilidad de detonar una grave crisis financiera.

La guerra comercial no augura ganadores, pero sí asegura inestabilidad e incertidumbre. De ahí que México deba estar preparado para superar cualquier situación de este tipo como lo advierte en Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero cuyas preocupaciones son: un escalamiento de las tensiones comerciales, un endurecimiento de las condiciones financieras como resultado de un incremento en las tasas de interés en Estados Unidos a un ritmo mayor al esperado, un incremento de los desbalances macroeconómicos que presentan algunas economías emergentes y una desaceleración del crecimiento mundial.


La guerra comercial ya es un hecho y sus impactos pueden ser de tal magnitud que las economías y los niveles de vida de la población mundial pueden venirse abajo. Si bien el gobierno de Estados Unidos de América (EU) argumenta razones de seguridad nacional o de que el mundo se ha aprovechado de ese país, también es cierto que las reglas de comercio internacional, así como los acuerdos comerciales son resultado de procesos de negociación en los que indudablemente EU ha sido uno de los protagonistas principales.

Hoy el tema más delicado es la imposición por parte de EU de aranceles a los productos provenientes de China abarcando un monto de productos hasta por 200,000 millones de dólares con una tasa de por lo menos de 10 por ciento. La respuesta de la República Popular China es de aplicar también gravámenes a los productos estadounidenses abarcando importaciones hasta por un valor de 60,000 millones de dólares. Cabe mencionar que el monto de lo exportado por EU a China suma alrededor de 130,000 millones de dólares, en tanto que el gigante asiático les vende producto hasta por 506, mil millones de dólares. Esta lleva al déficit de 376,000 millones de dólares del que se queja el gobierno del presidente Donald Trump.

La guerra comercial implica poner en juego muchas cosas pero sobre todo la precaria estabilidad alcanzada luego de la crisis de 2008. Más aranceles implica más costos y precios elevados, la respuesta sería mayores tasas de interés y con ello la pérdida de incentivos para invertir, la posibilidad de movimientos cambiarios que depreciarían el valor de las monedas de países emergentes y la posibilidad de detonar una grave crisis financiera.

La guerra comercial no augura ganadores, pero sí asegura inestabilidad e incertidumbre. De ahí que México deba estar preparado para superar cualquier situación de este tipo como lo advierte en Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero cuyas preocupaciones son: un escalamiento de las tensiones comerciales, un endurecimiento de las condiciones financieras como resultado de un incremento en las tasas de interés en Estados Unidos a un ritmo mayor al esperado, un incremento de los desbalances macroeconómicos que presentan algunas economías emergentes y una desaceleración del crecimiento mundial.