/ sábado 7 de noviembre de 2020

La infortunada desinformación

¿Qué está pasando en nuestro país que, de repente, todo se ha vuelto rumor malintencionado, comentario agraviante, sospecha que lastima, verdades a medias en un juego esquizofrénico en el que se libra la batalla de todos contra todos?

¿Qué está pasando en México que no logramos salir de la confusión generalizada? ¿Dónde está la ley de la razón y hasta dónde llega la mentira que agudiza el desánimo popular y mutila conciencias?

¿Qué hace falta para dejar atrás el sórdido reino de la corrupción, del engaño premeditado, del cinismo insolente que proviene de la impunidad, porque se tiene la supuesta certeza de que aquí no sucede nada

¿Qué se necesita para evitar los enconados enfrentamientos entre un grupo de gobernadores y el presidente de la República?

¿Qué está pasando que no entendemos que el mundo entero está en las manos de un maldito virus que ha llevado al más allá a millones de vidas y nosotros hacemos como que no lo vemos? ¿Usamos cubrebocas? ¿Guardamos la sana distancia? ¿Usamos gel? La gran mayoría de la población, no. Cada quien se cuida como puede.

Todos –según se dice- somos responsables, pero ¿quién permitió que desde hace casi 40 años, los atracadores, los llamados otros mexicanos, vieran en México un botín inagotable y permanente? ¿Quién autorizó a los depredadores insaciables a despojarnos de nuestra herencia social, ganada con sacrificios sin fin a lo largo de la historia?

En este caos informativo, las acusaciones y las contra acusaciones hasta la saciedad están alimentando al mundo de los lavaderos. Tener al alcance un micrófono, una cámara de televisión o una pluma convierte a un individuo de mente corta en un ser con un poder omnímodo que supera al propio poder político. ¿O es que la prensa es el auténtico poder político? Bien se dice que es el primer poder

Hoy se informa en demasía, con diferentes versiones y coloraturas. En la radio todo el día hay noticiarios sin fin; la televisión se esfuerza, sin que le cueste trabajo, en transmitir con largueza noticiarios y cortes informativos; y los periódicos de hoy tienen sus páginas online y también capturan la información al vuelo para consignarla. Es un exceso de información, que lo único que crea es desinformación. México es un país desinformado o mal informado y por lo tanto busca con ansiedad su horizonte.

Y ¿qué decir de las benditas o malditas redes sociales que crecen y crecen, y a su paso esparcen y difunden la información que les parece? Todo esto es una Torre de Babel, en la cual cada uno en su escalón habla, dice, insulta, ofende, magnifica, o bien empequeñece, y ninguno entiende lo que expresan los demás.

A propósito de prensa y de postulados, quiero referirme a un queretano excepcional nacido en 1915 con virtudes para ejercer la pluma y decir la verdad como se debe decir, a secas, sin agregados personales y menos injuriosos. Hablo de Carlos Septién García, creador de la escuela de periodismo que lleva su nombre desde 1953, abogado, y quien desde su adolescencia fundó periódicos que vendía a un centavo el ejemplar.

Carlos Septién dijo con certeza en alguna conferencia axiomas como estos: "El periodismo se suele llamar neutral, solamente para en alguna forma encubrir o disimular la jerarquía de valores. Lo que el periodista informativo debe hacer, es dar la información de tal modo que, respetando la realidad, el lector pueda llegar más fácilmente, más seguramente al juicio que se ha de formar sobre aquello que se le relata.

Y dijo más: "Un periódico excesivamente adornado es solamente tolerable en las crónicas sociales... pero en lo que toca al acontecer más valioso, allí se debe conservar la sobriedad; sin olvidar siempre que, si el periódico entra por los ojos, es para herir eso que se llaman los sentidos interiores". Rubricó aquella cátedra con la sentencia de que "lo importante en el periodismo, puesto que se trata de una técnica de expresión, es poner esa técnica al servicio de la verdad".

Hoy se hace todo lo contrario. Yo no creo que la técnica de expresión de muchísimos comunicadores de hoy esté al servicio de la verdad. Hoy cada comunicador tiene sus propias verdades y sus propias mentiras, y así engaña al receptor y lo confunde

Hoy todos debemos creer que vivimos en un país maravilloso porque los pintores de la comunicación así lo mal pintan. Pero la realidad es que una espesa cortina de silencio, disimulo, ignorancia y complicidades, todo lo cubre a espaldas del pueblo.

Para finalizar, hablemos solo del medio de comunicación llamado televisión y de unas sentencias del comunicólogo Giovanni Sartori (1924-2017): “Es cierto que la televisión, a diferencia de los instrumentos de comunicación que la han precedido (hasta la radio), destruye más saber y más entendimiento del que transmite”.


"La televisión -decía Sartori-premia y promueve la extravagancia, el absurdo y la insensatez y multiplica al homo insipiens".

Si entendemos ¿verdad?


Premio Primera Plana

Fundador de Notimex

pacofonn@yahoo.com.mx


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¿Qué está pasando en nuestro país que, de repente, todo se ha vuelto rumor malintencionado, comentario agraviante, sospecha que lastima, verdades a medias en un juego esquizofrénico en el que se libra la batalla de todos contra todos?

¿Qué está pasando en México que no logramos salir de la confusión generalizada? ¿Dónde está la ley de la razón y hasta dónde llega la mentira que agudiza el desánimo popular y mutila conciencias?

¿Qué hace falta para dejar atrás el sórdido reino de la corrupción, del engaño premeditado, del cinismo insolente que proviene de la impunidad, porque se tiene la supuesta certeza de que aquí no sucede nada

¿Qué se necesita para evitar los enconados enfrentamientos entre un grupo de gobernadores y el presidente de la República?

¿Qué está pasando que no entendemos que el mundo entero está en las manos de un maldito virus que ha llevado al más allá a millones de vidas y nosotros hacemos como que no lo vemos? ¿Usamos cubrebocas? ¿Guardamos la sana distancia? ¿Usamos gel? La gran mayoría de la población, no. Cada quien se cuida como puede.

Todos –según se dice- somos responsables, pero ¿quién permitió que desde hace casi 40 años, los atracadores, los llamados otros mexicanos, vieran en México un botín inagotable y permanente? ¿Quién autorizó a los depredadores insaciables a despojarnos de nuestra herencia social, ganada con sacrificios sin fin a lo largo de la historia?

En este caos informativo, las acusaciones y las contra acusaciones hasta la saciedad están alimentando al mundo de los lavaderos. Tener al alcance un micrófono, una cámara de televisión o una pluma convierte a un individuo de mente corta en un ser con un poder omnímodo que supera al propio poder político. ¿O es que la prensa es el auténtico poder político? Bien se dice que es el primer poder

Hoy se informa en demasía, con diferentes versiones y coloraturas. En la radio todo el día hay noticiarios sin fin; la televisión se esfuerza, sin que le cueste trabajo, en transmitir con largueza noticiarios y cortes informativos; y los periódicos de hoy tienen sus páginas online y también capturan la información al vuelo para consignarla. Es un exceso de información, que lo único que crea es desinformación. México es un país desinformado o mal informado y por lo tanto busca con ansiedad su horizonte.

Y ¿qué decir de las benditas o malditas redes sociales que crecen y crecen, y a su paso esparcen y difunden la información que les parece? Todo esto es una Torre de Babel, en la cual cada uno en su escalón habla, dice, insulta, ofende, magnifica, o bien empequeñece, y ninguno entiende lo que expresan los demás.

A propósito de prensa y de postulados, quiero referirme a un queretano excepcional nacido en 1915 con virtudes para ejercer la pluma y decir la verdad como se debe decir, a secas, sin agregados personales y menos injuriosos. Hablo de Carlos Septién García, creador de la escuela de periodismo que lleva su nombre desde 1953, abogado, y quien desde su adolescencia fundó periódicos que vendía a un centavo el ejemplar.

Carlos Septién dijo con certeza en alguna conferencia axiomas como estos: "El periodismo se suele llamar neutral, solamente para en alguna forma encubrir o disimular la jerarquía de valores. Lo que el periodista informativo debe hacer, es dar la información de tal modo que, respetando la realidad, el lector pueda llegar más fácilmente, más seguramente al juicio que se ha de formar sobre aquello que se le relata.

Y dijo más: "Un periódico excesivamente adornado es solamente tolerable en las crónicas sociales... pero en lo que toca al acontecer más valioso, allí se debe conservar la sobriedad; sin olvidar siempre que, si el periódico entra por los ojos, es para herir eso que se llaman los sentidos interiores". Rubricó aquella cátedra con la sentencia de que "lo importante en el periodismo, puesto que se trata de una técnica de expresión, es poner esa técnica al servicio de la verdad".

Hoy se hace todo lo contrario. Yo no creo que la técnica de expresión de muchísimos comunicadores de hoy esté al servicio de la verdad. Hoy cada comunicador tiene sus propias verdades y sus propias mentiras, y así engaña al receptor y lo confunde

Hoy todos debemos creer que vivimos en un país maravilloso porque los pintores de la comunicación así lo mal pintan. Pero la realidad es que una espesa cortina de silencio, disimulo, ignorancia y complicidades, todo lo cubre a espaldas del pueblo.

Para finalizar, hablemos solo del medio de comunicación llamado televisión y de unas sentencias del comunicólogo Giovanni Sartori (1924-2017): “Es cierto que la televisión, a diferencia de los instrumentos de comunicación que la han precedido (hasta la radio), destruye más saber y más entendimiento del que transmite”.


"La televisión -decía Sartori-premia y promueve la extravagancia, el absurdo y la insensatez y multiplica al homo insipiens".

Si entendemos ¿verdad?


Premio Primera Plana

Fundador de Notimex

pacofonn@yahoo.com.mx


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