/ jueves 9 de junio de 2022

La IX Cumbre de las Américas 

La IX Cumbre de las Américas se lleva a cabo en Los Ángeles, California, Estados Unidos, del 6 al 10 de junio del presente. En ese espacio se discuten temas diversos que interesan a la región en su conjunto.

En las anteriores ocho cumbres se abordaron asuntos referentes a la integración regional, fortalecimiento y preservación de la democracia, combate a la corrupción, crecimiento económico, comercio, erradicación de la pobreza, sostenibilidad ambiental, y avance en el acceso a la salud y a la educación, entre otros.

Durante la actual edición de la Cumbre se planteó abordar tópicos como cambio climático; recuperación económica; migración y seguridad; COVID-19; falta de acceso equitativo a oportunidades económicas, sociales, educativas y sanitarias; crisis climática e, incluso —y a propuesta del Gobierno mexicano—, la idea de caminar hacia un nuevo tipo de organización de las Américas, basado en la participación y el respeto a todos los países, además del tema de la terminación del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.

Cabe subrayar que el papel de nuestro país ha ido más allá de su participación, de suyo importante, en ese espacio, pues no sólo ha recuperado presencia y liderazgo en América Latina, sino que mantiene muy buenas relaciones con los Estados Unidos y Canadá. Todo ello bajo los principios constitucionales de política exterior consagrados en la fracción X, del artículo 89, de nuestra Carta Magna.

Por un lado, México se ha fortalecido como puente entre la América Latina y la América francesa y anglosajona, es decir, entre los pueblos del sur y los del norte de nuestro continente. El presidente Andrés Manuel López Obrador enarboló y situó en el debate regional la idea de una verdadera Cumbre de las Américas, y no una Cumbre de la Exclusión, ya que, como señaló, “Nadie tiene derecho a hablar en nombre de toda América y decidir quién participa y quién no”. Insistió en que se debía invitar a todos los Estados del continente y, así, poner en práctica el principio de que las naciones somos libres, independientes y soberanas. Agregó que si un país no quería asistir a la Cumbre sería por decisión propia, pero lo fundamental era no exceptuar a ninguno.

Finalmente, el mandatario mexicano decidió no asistir a la reunión, al ver que se cumplía la no invitación a ciertos países. Expresó: “No puede haber Cumbre de las Américas si no participamos todos”.

Sin duda, México ha dejado ver su peso en el continente como interlocutor en temas que interesan tanto al Gobierno estadounidense como a otros de América Latina, que ven en una hegemonía impuesta hace dos siglos un resabio del pasado que debe ser superado. Las distancias ideológicas o dogmáticas no tienen que estar por encima de la democracia y del bienestar de los pueblos.

Por otro lado, entre los Gobiernos de México y de Estados Unidos hay una comprensión mutua de que debe existir corresponsabilidad para resolver desafíos regionales como la migración, la seguridad y el tráfico de armas, entre otros, a partir del respeto de nuestras soberanías y en el marco de una relación entre iguales. Un ejemplo: nuestro país donó alrededor de 100 millones de dólares estadounidenses a naciones centroamericanas, a fin de generar condiciones que desmotiven la expulsión de migrantes hacia el vecino país del norte. Por su parte, el Gobierno de éste se comprometió hace unos años a donar 4 mil millones de dólares para el mismo fin. Esta ayuda, que no se ha entregado, sin duda será indispensable para el desarrollo de esa región.

El continente requiere del diálogo entre todos los países que lo conforman, pues ello permitirá seguir construyendo consensos en torno a su desarrollo y fortalecimiento. La búsqueda de las convergencias por encima de las diferencias es lo fundamental para que continúe el avance en los temas que interesan a todos los pueblos de nuestra América.


ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

La IX Cumbre de las Américas se lleva a cabo en Los Ángeles, California, Estados Unidos, del 6 al 10 de junio del presente. En ese espacio se discuten temas diversos que interesan a la región en su conjunto.

En las anteriores ocho cumbres se abordaron asuntos referentes a la integración regional, fortalecimiento y preservación de la democracia, combate a la corrupción, crecimiento económico, comercio, erradicación de la pobreza, sostenibilidad ambiental, y avance en el acceso a la salud y a la educación, entre otros.

Durante la actual edición de la Cumbre se planteó abordar tópicos como cambio climático; recuperación económica; migración y seguridad; COVID-19; falta de acceso equitativo a oportunidades económicas, sociales, educativas y sanitarias; crisis climática e, incluso —y a propuesta del Gobierno mexicano—, la idea de caminar hacia un nuevo tipo de organización de las Américas, basado en la participación y el respeto a todos los países, además del tema de la terminación del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.

Cabe subrayar que el papel de nuestro país ha ido más allá de su participación, de suyo importante, en ese espacio, pues no sólo ha recuperado presencia y liderazgo en América Latina, sino que mantiene muy buenas relaciones con los Estados Unidos y Canadá. Todo ello bajo los principios constitucionales de política exterior consagrados en la fracción X, del artículo 89, de nuestra Carta Magna.

Por un lado, México se ha fortalecido como puente entre la América Latina y la América francesa y anglosajona, es decir, entre los pueblos del sur y los del norte de nuestro continente. El presidente Andrés Manuel López Obrador enarboló y situó en el debate regional la idea de una verdadera Cumbre de las Américas, y no una Cumbre de la Exclusión, ya que, como señaló, “Nadie tiene derecho a hablar en nombre de toda América y decidir quién participa y quién no”. Insistió en que se debía invitar a todos los Estados del continente y, así, poner en práctica el principio de que las naciones somos libres, independientes y soberanas. Agregó que si un país no quería asistir a la Cumbre sería por decisión propia, pero lo fundamental era no exceptuar a ninguno.

Finalmente, el mandatario mexicano decidió no asistir a la reunión, al ver que se cumplía la no invitación a ciertos países. Expresó: “No puede haber Cumbre de las Américas si no participamos todos”.

Sin duda, México ha dejado ver su peso en el continente como interlocutor en temas que interesan tanto al Gobierno estadounidense como a otros de América Latina, que ven en una hegemonía impuesta hace dos siglos un resabio del pasado que debe ser superado. Las distancias ideológicas o dogmáticas no tienen que estar por encima de la democracia y del bienestar de los pueblos.

Por otro lado, entre los Gobiernos de México y de Estados Unidos hay una comprensión mutua de que debe existir corresponsabilidad para resolver desafíos regionales como la migración, la seguridad y el tráfico de armas, entre otros, a partir del respeto de nuestras soberanías y en el marco de una relación entre iguales. Un ejemplo: nuestro país donó alrededor de 100 millones de dólares estadounidenses a naciones centroamericanas, a fin de generar condiciones que desmotiven la expulsión de migrantes hacia el vecino país del norte. Por su parte, el Gobierno de éste se comprometió hace unos años a donar 4 mil millones de dólares para el mismo fin. Esta ayuda, que no se ha entregado, sin duda será indispensable para el desarrollo de esa región.

El continente requiere del diálogo entre todos los países que lo conforman, pues ello permitirá seguir construyendo consensos en torno a su desarrollo y fortalecimiento. La búsqueda de las convergencias por encima de las diferencias es lo fundamental para que continúe el avance en los temas que interesan a todos los pueblos de nuestra América.


ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA