/ jueves 14 de mayo de 2020

La izquierda verde olivo

"Señor, con las bayonetas se puede hacer cualquier cosa menos sentarse sobre ellas".

Talleyrand


No es necesario reproducir las añejas posturas del candidato López Obrador criticando las actividades de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública. Lo que sorprende es la facilidad de mudar de opinión sin explicar las razones de semejante salto. El acuerdo presidencial, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 11 de mayo, por el que “se dispone de las Fuerzas Armada permanentemente para llevar a cabo tareas de seguridad pública de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria”, dibuja al inquilino de Palacio Nacional.


Expliquémonos: dicho acuerdo no incluye mecanismos de fiscalización o rendición de cuentas y tampoco se subordina a las fuerzas armadas al poder civil, como lo mandata el orden constitucional, ya que el citado acuerdo únicamente instruye a los secretarios de la Defensa y Marina a “coordinarse” con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Coordinación no es igual que subordinación. Además, la supervisión de la actuación de soldados y marinos, mandos y oficiales de SEDENA y Marina, “corresponderá a los órganos internos de control de cada dependencia” De esta manera, no habrá supervisión externa cuando los militares y marinos realicen detenciones o alguna de las 12 funciones encomendadas.


Siempre estuvo presente la visión militarista. Desde la creación de la Guardia Nacional se anunció que se conformaría con 82 mil 747 miembros de las fuerzas armadas, de los cuales 51 mil 915 provendrían de la Secretaría de la Defensa Nacional, 12 mil 837 de la Secretaría de Marina y 17 mil 995 de la ahora extinta Policía Federal; y esto no fue todo, se violó el dispositivo constitucional de que la GN tuviera mando civil, al imponer a un militar “retirado”.


Claro, ahora los cínicos dicen que el decreto no es nada nuevo, porque sólo cumple con el artículo quinto transitorio de la Reforma Constitucional en materia de Guardia Nacional, publicado en el DOF el 26 de marzo de 2019. Pues no, esto viene de una idea de AMLO y aprobada por los partidos en el senado, lo cual no quiere decir que se avalada por todos los segmentos sociales.


En conclusión, como es evidente, los militares no regresaron, en realidad nunca se fueron. La demagogia de AMLO ha quedado clara y su pedagogía moralina fue una simple cortina de humo para encubrir la incapacidad de un gobierno que no disminuye las violencias y el delito y que sin ninguna evidencia científica confía ciegamente en las fuerzas castrenses. Sí, una izquierda que porta con orgullo el color verde olivo.




pedropenaloza@yahoo.com

@pedro_penaloz

"Señor, con las bayonetas se puede hacer cualquier cosa menos sentarse sobre ellas".

Talleyrand


No es necesario reproducir las añejas posturas del candidato López Obrador criticando las actividades de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública. Lo que sorprende es la facilidad de mudar de opinión sin explicar las razones de semejante salto. El acuerdo presidencial, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 11 de mayo, por el que “se dispone de las Fuerzas Armada permanentemente para llevar a cabo tareas de seguridad pública de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria”, dibuja al inquilino de Palacio Nacional.


Expliquémonos: dicho acuerdo no incluye mecanismos de fiscalización o rendición de cuentas y tampoco se subordina a las fuerzas armadas al poder civil, como lo mandata el orden constitucional, ya que el citado acuerdo únicamente instruye a los secretarios de la Defensa y Marina a “coordinarse” con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Coordinación no es igual que subordinación. Además, la supervisión de la actuación de soldados y marinos, mandos y oficiales de SEDENA y Marina, “corresponderá a los órganos internos de control de cada dependencia” De esta manera, no habrá supervisión externa cuando los militares y marinos realicen detenciones o alguna de las 12 funciones encomendadas.


Siempre estuvo presente la visión militarista. Desde la creación de la Guardia Nacional se anunció que se conformaría con 82 mil 747 miembros de las fuerzas armadas, de los cuales 51 mil 915 provendrían de la Secretaría de la Defensa Nacional, 12 mil 837 de la Secretaría de Marina y 17 mil 995 de la ahora extinta Policía Federal; y esto no fue todo, se violó el dispositivo constitucional de que la GN tuviera mando civil, al imponer a un militar “retirado”.


Claro, ahora los cínicos dicen que el decreto no es nada nuevo, porque sólo cumple con el artículo quinto transitorio de la Reforma Constitucional en materia de Guardia Nacional, publicado en el DOF el 26 de marzo de 2019. Pues no, esto viene de una idea de AMLO y aprobada por los partidos en el senado, lo cual no quiere decir que se avalada por todos los segmentos sociales.


En conclusión, como es evidente, los militares no regresaron, en realidad nunca se fueron. La demagogia de AMLO ha quedado clara y su pedagogía moralina fue una simple cortina de humo para encubrir la incapacidad de un gobierno que no disminuye las violencias y el delito y que sin ninguna evidencia científica confía ciegamente en las fuerzas castrenses. Sí, una izquierda que porta con orgullo el color verde olivo.




pedropenaloza@yahoo.com

@pedro_penaloz

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