El pasado jueves, la 232 conferencia mañanera de López Obrador marcó la relación entre el Presidente Andrés López y los reporteros de la fuente presidencial. La semana anterior, se había suscitado ya un problema cuando periodistas que cubrían la gira de Andrés López por Sonora se accidentó en un vehículo proporcionado por el ayuntamiento de morena en Ciudad Obregón: López Obrador dijo que a quienes viajaban en la camioneta volcada “no les había pasado gran cosa”, ante los reclamos de los afectados, sugirió que mejor no lo acompañaran en sus giras y se limitaran a asistir a las mañaneras en la Ciudad de México, “para informar sobre las giras, lo podemos hacer nosotros”.
El miércoles, la Presidencia dio a conocer detalles sobre el operativo fallido en Sinaloa; no obstante, ante la falta de una ronda de preguntas y respuestas sobre la detención y liberación de Ovidio Guzmán, López Obrador ofreció destinar la mañanera del jueves para aclarar dudas…
En efecto, la conferencia inició con el Presidente otorgando la palabra a reporteros que suelen tratarlo bien –así se ha hecho costumbre hacerlo-; después de un rato tratando temas superfluos, la desesperación de quienes esperaban el tema creció y varios reporteros a los que no se daba la palabra comenzaron a gritar sus preguntas sin esperar el micrófono.
Así, el Presidente se dispuso: “Vámonos sobre el tema. Tenemos tiempo, despacio…”. Como era de esperar, el tono fue subiendo de nivel y, a su estilo, López se molestó: “Ah, no, ahora platicamos. No, no, no, no vamos a dejar ningún cabo suelto, porque no queremos dar pie al amarillismo, con todo respeto, ni a ninguna invención”, dijo Andrés Manuel, dando la palabra al general Luis Cresencio Sandoval, quien se encontraba con el resto de los integrantes del Gabinete de Seguridad. El titular de la milicia hizo un resumen de la relatoría de hechos; sin embargo, no dio respuesta a los cuestionamientos.
Ante los hechos, el Presidente pidió a Luis Cresencio diera el nombre del responsable del operativo y Sandoval no tuvo opción, reveló el nombre del titular del Grupo de Información y Análisis sobre el Narcotráfico (GIAN), lo cual, a decir de legisladores y especialistas, pone en peligro, la seguridad del militar.
Ante la actitud de los reporteros con nuevas preguntas, López Obrador respondió que estaban “muy excitados”, “¡ya basta!” lanzó el Presidente y criticó la cobertura que distintos medios, citando la frase que Gustavo A. Madero endilgó a los periodistas que criticaban la gestión de su hermano, el presidente Francisco I. Madero: “Le muerden la mano a quien les quitó el bozal”.
El Presidente terminó abruptamente la peculiar y alborotada conferencia después de la cual queda una ríspida relación con los medios, difícil de reivindicar; mientras tanto, el director de Comunicación Social de la Presidencia, Jesús Ramírez continuará con sus calumnias e intentos por convencer a los periodistas para no hacer preguntas incómodas, desdeñando a quienes no se subordinan.
¿Podrá reivindicarse la relación entre el Presidente y los medios? ¿Podrán lo reporteros cuestionar sobre temas de interés público y Andrés Manuel López Obrador responder sin sentirse agredido? Esa es la cuestión…