/ sábado 16 de junio de 2018

La moviola

El insomnio de todos tan temido

GERARDO GIL BALLESTEROS

@lamoviola

En El Club de los insomnes (José Eduardo Giordano, Sergio Goyri Jr, 2017) los demonios de una gran ausente en el cine mexicano: la clase media en crisis, se ven reflejados sin concesiones narrativas, pero aderezada con un sentido del humor agridulce, sutil, cáustico.

La Ópera prima de los dos jóvenes directores, aunque antes habían realizado algunos cortometrajes por separado, se sostiene en su arco narrativo en la pequeña historia, la individual, con sus demonios e infiernos personales, pero que con base en su recurrencia, forma un club en el cual el espectador puede sentirse reflejado.

Con guión de Giordano y Goyri, la película cuenta la crisis existencial por la que pasa Santiago (Sergio Goyri. Jr), un contador de medio pelo, aunque en el fondo alberga ambiciones más amplias que no se atreve a reconocer. Por la noches, tiene un sueño recurrente: en un estacionamiento lo persigue un automóvil y cuando va a salir se queda paralizado y despierta alterado. Acude para mitigar su soledad e insomnio a una tienda de autoservicio atendida por la aspirante a fotógrafa e igualada millennial Danny (Cassandra Ciangherotti), quien le carga la mano con bromas pero lo escucha, mientras toma fotos de los clientes que atiende.

Para acabar de arruinar la vida de Santiago, decide dejar las sesiones con su sicóloga la Dra. Alejandra (Mónica Dionne), su novia con la que vive pero apenas ve, lo ignora y en la oficina cuenta con un mediocre compañero (Humberto Busto), que se pone feliz cada que se organiza comida entre los Godínez del trabajo y lo bulea de tarde en tarde.

En una de sus eternas noches dentro del minisúper,Santiago conoce a Estela (Alejandra Ambrosi) una veterinaria que descubre estar embarazada y le toma particular cariño a una perra que atiende y que acaba de tener cachorros. El escenario en ese microcosmos de la soledad que es el minisúper está dado para formar El Club de los insomnes.

Con una acertada paleta de colores y fotografía de Iván Vilchis Ibarra, la película en su forma y fondo mantiene un tono de melancolía gracias a una historia de tintes reflexivos sobre los problemas de la sociedad moderna y de clase media.

El filme se sostiene en una buena definición de personajes, complejos y contradictorios en cuanto a sus motivaciones y acertada dirección de actores (hay varios cameos de primeros actores).

Con un desarrollo por momentos teatral, y en medio de un cine comercial que insiste en retratar a una clase media inexistente: El Club de los insomnes es una esperanzadora bocanada de aire fresco sobre todo si tomamos en cuenta que es una Ópera prima.

En el fondo, es una obra que redime, pero no chantajea y deja buen sabor de boca.


El insomnio de todos tan temido

GERARDO GIL BALLESTEROS

@lamoviola

En El Club de los insomnes (José Eduardo Giordano, Sergio Goyri Jr, 2017) los demonios de una gran ausente en el cine mexicano: la clase media en crisis, se ven reflejados sin concesiones narrativas, pero aderezada con un sentido del humor agridulce, sutil, cáustico.

La Ópera prima de los dos jóvenes directores, aunque antes habían realizado algunos cortometrajes por separado, se sostiene en su arco narrativo en la pequeña historia, la individual, con sus demonios e infiernos personales, pero que con base en su recurrencia, forma un club en el cual el espectador puede sentirse reflejado.

Con guión de Giordano y Goyri, la película cuenta la crisis existencial por la que pasa Santiago (Sergio Goyri. Jr), un contador de medio pelo, aunque en el fondo alberga ambiciones más amplias que no se atreve a reconocer. Por la noches, tiene un sueño recurrente: en un estacionamiento lo persigue un automóvil y cuando va a salir se queda paralizado y despierta alterado. Acude para mitigar su soledad e insomnio a una tienda de autoservicio atendida por la aspirante a fotógrafa e igualada millennial Danny (Cassandra Ciangherotti), quien le carga la mano con bromas pero lo escucha, mientras toma fotos de los clientes que atiende.

Para acabar de arruinar la vida de Santiago, decide dejar las sesiones con su sicóloga la Dra. Alejandra (Mónica Dionne), su novia con la que vive pero apenas ve, lo ignora y en la oficina cuenta con un mediocre compañero (Humberto Busto), que se pone feliz cada que se organiza comida entre los Godínez del trabajo y lo bulea de tarde en tarde.

En una de sus eternas noches dentro del minisúper,Santiago conoce a Estela (Alejandra Ambrosi) una veterinaria que descubre estar embarazada y le toma particular cariño a una perra que atiende y que acaba de tener cachorros. El escenario en ese microcosmos de la soledad que es el minisúper está dado para formar El Club de los insomnes.

Con una acertada paleta de colores y fotografía de Iván Vilchis Ibarra, la película en su forma y fondo mantiene un tono de melancolía gracias a una historia de tintes reflexivos sobre los problemas de la sociedad moderna y de clase media.

El filme se sostiene en una buena definición de personajes, complejos y contradictorios en cuanto a sus motivaciones y acertada dirección de actores (hay varios cameos de primeros actores).

Con un desarrollo por momentos teatral, y en medio de un cine comercial que insiste en retratar a una clase media inexistente: El Club de los insomnes es una esperanzadora bocanada de aire fresco sobre todo si tomamos en cuenta que es una Ópera prima.

En el fondo, es una obra que redime, pero no chantajea y deja buen sabor de boca.


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