/ sábado 14 de octubre de 2017

La moviola

  •  Flitliners: Un filme con muerte crónica

por Gerardo Gil Ballesteros

A Flitliners; Línea mortal: Al límite (Niels Arden Oplev,2017) no se le pueden pasar por alto varias cosas: Su dirección anticlimática, a pesar de que se sirve de distintos géneros como el suspenso y el horror la mayor parte del tiempo, el tono tibio de los actores, los cuales con todo y que es más bien una obra coral, en la que el peso de la trama recae en cada uno en diferentes momentos, ninguno acaba por tener lucimiento, su largo inicio que parece más bien un mal episodio de ER, Sala de urgencias, con el pretexto de establecer las relaciones de los personajes, que en general, acaban no teniendo importancia. Pero lo peor del caso, es que la película llega fuera de tiempo a la pantalla grande. 2017 no es 1990 y el asunto no sorprende a nadie.

Pero como dijo Jack el Destripador, vamos por partes: En el primer caso, Oplev, retoma una idea, que en 1990 el hábil artesano -la mayoría de las veces- Joel Schumacher  llevó a la pantalla grande con la otrora Mujer bonita, Julia Roberts y que tuvo buen recibimiento en taquilla. El problema es que el tono del actual filme, parece dirigido a las audiencias de hace más de dos décadas, esto incide en el ritmo de la película que se siente fuera de tiempo. Hay un aire absurdo, ingenuo en la sinopsis, que hace años parecía incluso audaz.

El constante desaprovechamiento de los actores, que en general se ve que le ponen ganas, las cuales acaban por no ser suficientes ante un guión que nunca da motivos de lucimiento: Un grupo de estudiantes de medicina se involucran en un experimento para descubrir si hay vida después de la muerte. La idea original es de Courtney (Ellen Page) ya que un accidente de su pasado la ha atormentado por años. En la aventura la siguen la pragmática Marlo (Nina Dobrev), Jamie (James Norton), quien es el junior del grupo, Sophia (Kiersey Clemens), la nerd y el prudente Ray (Diego Luna), al que para colmo le ponen el peinado y la ropa del Dr. Nick Riviera de Los Simpsons. Todos con un pasado algo oscuro que ocultar.

Lo que en 1990 parecía una buena e incluso original idea cinematográfica, años después resulta en una trama sosa y pesada, que además presume ser secuela, con todo y cameo de Kiefer Sutherland, para recordarnos que este asunto parte de un filme que hace casi tres décadas atrajo al

público.

Pasan por alto los responsables ¿o irresponsables?, de esta entrega, que por lo menos la película de Schumacher tenía el atractivo de lanzar a una serie de actores que estarían, la mayoría, en la meca del cine en la década de los noventa.

Flitliners; Línea mortal: Al límite, es el ejercicio cinematográfico más gratuito del año. De plano un asunto tan forzado que es incapaz de resucitar por más masajes publicitarios que se le den.

EN CORTO

De plano no tiene desperdicio el escándalo sobre Harvey Weinstein, uno de los hombre más poderosos, por lo menos hasta hace unos días, de Hollywood. Envuelto en diversas acusaciones de acoso sexual, su estrella se apaga día con día.

Productor de muchos, pero muchos de los grandes éxitos cinematográficos en la década de los noventa, Weinstein marcó la pauta de los temas que Hollywood siguió durante años. Títulos como Shakespeare in love (John Madden,1998), El paciente inglés (Anthony Minghella, 1996), Pulpfiction (Quentin Tarantino,1994), están asociados al poderoso productor. La industria lo amaba, hasta que The New York Times  hizo público sus escándalos  sexuales. Entre las víctimas se encuentra la actriz Ashley Judd.

Durante muchos años Weinstein fue el rostro efectivo del cine ajeno a las Mayors, por medio de Miramax. Luego, ingresó o fue absorbido por el poderoso sistema de Estudios.

La trama por momentos recuerda a un filme de Robert Altman, The Player o El Ejecutivo, hecha en 1992 y protagonizada por Tim Robins. Lo que sí es un hecho, es que si se hiciera un filme sobre el caso Weinstein, tendría que tener una larga serie de cameos de grandes estrellas del cine. Seguro sería un éxito.

  •  Flitliners: Un filme con muerte crónica

por Gerardo Gil Ballesteros

A Flitliners; Línea mortal: Al límite (Niels Arden Oplev,2017) no se le pueden pasar por alto varias cosas: Su dirección anticlimática, a pesar de que se sirve de distintos géneros como el suspenso y el horror la mayor parte del tiempo, el tono tibio de los actores, los cuales con todo y que es más bien una obra coral, en la que el peso de la trama recae en cada uno en diferentes momentos, ninguno acaba por tener lucimiento, su largo inicio que parece más bien un mal episodio de ER, Sala de urgencias, con el pretexto de establecer las relaciones de los personajes, que en general, acaban no teniendo importancia. Pero lo peor del caso, es que la película llega fuera de tiempo a la pantalla grande. 2017 no es 1990 y el asunto no sorprende a nadie.

Pero como dijo Jack el Destripador, vamos por partes: En el primer caso, Oplev, retoma una idea, que en 1990 el hábil artesano -la mayoría de las veces- Joel Schumacher  llevó a la pantalla grande con la otrora Mujer bonita, Julia Roberts y que tuvo buen recibimiento en taquilla. El problema es que el tono del actual filme, parece dirigido a las audiencias de hace más de dos décadas, esto incide en el ritmo de la película que se siente fuera de tiempo. Hay un aire absurdo, ingenuo en la sinopsis, que hace años parecía incluso audaz.

El constante desaprovechamiento de los actores, que en general se ve que le ponen ganas, las cuales acaban por no ser suficientes ante un guión que nunca da motivos de lucimiento: Un grupo de estudiantes de medicina se involucran en un experimento para descubrir si hay vida después de la muerte. La idea original es de Courtney (Ellen Page) ya que un accidente de su pasado la ha atormentado por años. En la aventura la siguen la pragmática Marlo (Nina Dobrev), Jamie (James Norton), quien es el junior del grupo, Sophia (Kiersey Clemens), la nerd y el prudente Ray (Diego Luna), al que para colmo le ponen el peinado y la ropa del Dr. Nick Riviera de Los Simpsons. Todos con un pasado algo oscuro que ocultar.

Lo que en 1990 parecía una buena e incluso original idea cinematográfica, años después resulta en una trama sosa y pesada, que además presume ser secuela, con todo y cameo de Kiefer Sutherland, para recordarnos que este asunto parte de un filme que hace casi tres décadas atrajo al

público.

Pasan por alto los responsables ¿o irresponsables?, de esta entrega, que por lo menos la película de Schumacher tenía el atractivo de lanzar a una serie de actores que estarían, la mayoría, en la meca del cine en la década de los noventa.

Flitliners; Línea mortal: Al límite, es el ejercicio cinematográfico más gratuito del año. De plano un asunto tan forzado que es incapaz de resucitar por más masajes publicitarios que se le den.

EN CORTO

De plano no tiene desperdicio el escándalo sobre Harvey Weinstein, uno de los hombre más poderosos, por lo menos hasta hace unos días, de Hollywood. Envuelto en diversas acusaciones de acoso sexual, su estrella se apaga día con día.

Productor de muchos, pero muchos de los grandes éxitos cinematográficos en la década de los noventa, Weinstein marcó la pauta de los temas que Hollywood siguió durante años. Títulos como Shakespeare in love (John Madden,1998), El paciente inglés (Anthony Minghella, 1996), Pulpfiction (Quentin Tarantino,1994), están asociados al poderoso productor. La industria lo amaba, hasta que The New York Times  hizo público sus escándalos  sexuales. Entre las víctimas se encuentra la actriz Ashley Judd.

Durante muchos años Weinstein fue el rostro efectivo del cine ajeno a las Mayors, por medio de Miramax. Luego, ingresó o fue absorbido por el poderoso sistema de Estudios.

La trama por momentos recuerda a un filme de Robert Altman, The Player o El Ejecutivo, hecha en 1992 y protagonizada por Tim Robins. Lo que sí es un hecho, es que si se hiciera un filme sobre el caso Weinstein, tendría que tener una larga serie de cameos de grandes estrellas del cine. Seguro sería un éxito.

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