/ domingo 6 de enero de 2019

La moviola

Somos campeones

Gerardo Gil Ballesteros

@lamoviola

Somos campeones (Javier Fesser, España 2018) producida por la mayor Universal, TVE, Películas Pendelton –de la cual es dueño Fesser- y una empresa telefónica, muestra cómo su director es uno de los cineastas de carrera más sólida en el panorama cinematográfico español.

La comodidad con la que el cineasta se adapta a los diferentes géneros es una prueba de ello. Lo mismo dirige un melodrama con tintes de cuento infantil como Camino (España, 2008), sobre la vida y martirologio de la adolescente Alexa González-Barros, que adaptaciones de personajes de historietas españolas, La gran aventura de Mortadelo y Filemón en 2003, y Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo en 2015. Esta última animada y de mejores resultados que la primera.

Lo anterior también demuestra que es un cineasta sin problemas para transitar en un cine de claro tinte comercial, al estilo del blockbuster típico y trabajos de mayor compromiso. Somos campeones, en su aparente banalidad reúne estas dos características.

Nominada a once premios Goya y elegida para representar a España en la edición 91 del Oscar, en donde tiene grandes posibilidades de entrar a la terna, Somos campeones cuenta la historia –basada en un hecho real- del equipo de basquetbol Aderes Burjassot, formada por deportistas con discapacidad intelectual, que entre 1999 y 2014, ganaron doce campeonatos.

El tema puede ser tentación enorme para caer en la sensibilidad barata, muy al estilo del adoctrinamiento emocional hollywoodense siempre plano y maniqueo. Fesser con habilidad narrativa lo mismo que el guionista David Marqués, no cae en la trampa. Se sirve de recursos como la comedia física para hacer reír sin hipocresía millennial al espectador.

El filme llega a un buen puerto porque la corrección y los temas edificantes vienen por añadidura, pero se alimentan de lo ácido, que es pilar de la trama. No se prescinde de lo bonito y ejemplar, pero tampoco es que el director se engolosine.

Marco Montes (Javier Gutiérrez), es un cuarentón prepotente asistente de un importante entrenador de baloncesto. El día se le va en pleitos y majaderías además de darle largas a su novia Sonia (Athenea Mata) para formar una familia. Después de que pierde su empleo, se involucra en un incidente de tránsito y como castigo, deberá entrenar a un equipo de adultos con discapacidad intelectual. Esa es la premisa del filme, que además cuenta con un buen soundtrack, autoría de Rafa Arnau.

Amable y algo ácido Somos campeones transita sin que le preocupe el qué dirán y por eso encesta una historia edificante, sin llegar al chantaje. Buena manera de iniciar el año cinematográfico, con este filme.



Somos campeones

Gerardo Gil Ballesteros

@lamoviola

Somos campeones (Javier Fesser, España 2018) producida por la mayor Universal, TVE, Películas Pendelton –de la cual es dueño Fesser- y una empresa telefónica, muestra cómo su director es uno de los cineastas de carrera más sólida en el panorama cinematográfico español.

La comodidad con la que el cineasta se adapta a los diferentes géneros es una prueba de ello. Lo mismo dirige un melodrama con tintes de cuento infantil como Camino (España, 2008), sobre la vida y martirologio de la adolescente Alexa González-Barros, que adaptaciones de personajes de historietas españolas, La gran aventura de Mortadelo y Filemón en 2003, y Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo en 2015. Esta última animada y de mejores resultados que la primera.

Lo anterior también demuestra que es un cineasta sin problemas para transitar en un cine de claro tinte comercial, al estilo del blockbuster típico y trabajos de mayor compromiso. Somos campeones, en su aparente banalidad reúne estas dos características.

Nominada a once premios Goya y elegida para representar a España en la edición 91 del Oscar, en donde tiene grandes posibilidades de entrar a la terna, Somos campeones cuenta la historia –basada en un hecho real- del equipo de basquetbol Aderes Burjassot, formada por deportistas con discapacidad intelectual, que entre 1999 y 2014, ganaron doce campeonatos.

El tema puede ser tentación enorme para caer en la sensibilidad barata, muy al estilo del adoctrinamiento emocional hollywoodense siempre plano y maniqueo. Fesser con habilidad narrativa lo mismo que el guionista David Marqués, no cae en la trampa. Se sirve de recursos como la comedia física para hacer reír sin hipocresía millennial al espectador.

El filme llega a un buen puerto porque la corrección y los temas edificantes vienen por añadidura, pero se alimentan de lo ácido, que es pilar de la trama. No se prescinde de lo bonito y ejemplar, pero tampoco es que el director se engolosine.

Marco Montes (Javier Gutiérrez), es un cuarentón prepotente asistente de un importante entrenador de baloncesto. El día se le va en pleitos y majaderías además de darle largas a su novia Sonia (Athenea Mata) para formar una familia. Después de que pierde su empleo, se involucra en un incidente de tránsito y como castigo, deberá entrenar a un equipo de adultos con discapacidad intelectual. Esa es la premisa del filme, que además cuenta con un buen soundtrack, autoría de Rafa Arnau.

Amable y algo ácido Somos campeones transita sin que le preocupe el qué dirán y por eso encesta una historia edificante, sin llegar al chantaje. Buena manera de iniciar el año cinematográfico, con este filme.



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