/ sábado 9 de marzo de 2019

La moviola

¿Mi pobre angelito?

@lamoviola

En El Ángel (Luis Ortega, Argentina, España,2018) hay un par de co relatos que sobrepasan la anécdota que ya de pos sí, no tiene desperdicio. En primer lugar subyace en el ambiente la pequeña historia que es un marco referencial de la Argentina de principios de los setenta con sus dictaduras militares y como esto repercute en la sociedad.

Por otro lado hay una sutil comedia cáustica que casi navega por el humor negro, esta parte ayuda a que el relato cinematográfico fluya de manera entretenida y amable. De paso también con esto, y por increíbl que parezca, el filme es una odisea de descubrimiento adolescente con tono bizarro.

No podría ser de otra manera ya que el largometraje cuenta la historia de Carlos Robledo Puch (Lorenzo Ferro, en un excepcional debut) adolescente clasemediero de Buenos Aires quien a principios de la década de los setenta acudía a la escuela y gozaba de la música de moda pero que tuvo la puntada de convertirse en uno de los asesinos más famosos y connotados, además de sangrientos de Argentina. El angelito mató a más de diez personas en un período breve de tiempo. Entre marzo de 1971 y febrero de 172.

Y entonces el filme del sobre todo especialista en dirigir televisión Luis Ortega, nacido en 1980 toma un tono que no raya en la apología del crimen, pero sí en una comedia que a veces se parece a una Buddy Film (comedia de pareja de amigos) ya que Carlitos comete todos sus crímenes con su gran cuate Ramón Peralta (Chino Darín). Por cierto el verdadero nombre del personaje que interpreta Darín es Jorge Ibáñez.

El Ángel, funciona por momentos como una especie de Bonnie Y Clyde (Arthur Penn, 1967). Solo que en el filme argentino, en lugar de tener a la década de los treinta y las crisis económicas en Estados Unidos toma como telón de fondo la dictadura militar de argentina.

Carlos, visto como personaje, es una sutil muestra de lo monstruoso que se esconde detrás de la sociedad y su núcleo primario la familia cuando se percibe una descomposición en un país.

El filme recuerda la máxima de la novela Conversación en la Catedral (Mario Vargas Llosa) que reza: “Cuando se jodió la cosa, cuando se jodió el país”. Pero a la par funciona como un relato de trayectoria adolescente con descubrimiento sexual, la amistad y rebeldía a la autoridad.

La película trasciende la apuesta por la empatía o hacer un juicio hacia este personaje, quien por cierto todavía vive y reprobó a la película. Por cierto estuvo en la Sección Un Certain Regard de Cannes

Con un soundtrack destacable (atención a la secuencia de créditos) el filme comprueba que el relato pop de las generaciones nacidas a partir de la segunda mitad de los setenta y la primera de los ochenta es el crimen.

¿curioso no?


¿Mi pobre angelito?

@lamoviola

En El Ángel (Luis Ortega, Argentina, España,2018) hay un par de co relatos que sobrepasan la anécdota que ya de pos sí, no tiene desperdicio. En primer lugar subyace en el ambiente la pequeña historia que es un marco referencial de la Argentina de principios de los setenta con sus dictaduras militares y como esto repercute en la sociedad.

Por otro lado hay una sutil comedia cáustica que casi navega por el humor negro, esta parte ayuda a que el relato cinematográfico fluya de manera entretenida y amable. De paso también con esto, y por increíbl que parezca, el filme es una odisea de descubrimiento adolescente con tono bizarro.

No podría ser de otra manera ya que el largometraje cuenta la historia de Carlos Robledo Puch (Lorenzo Ferro, en un excepcional debut) adolescente clasemediero de Buenos Aires quien a principios de la década de los setenta acudía a la escuela y gozaba de la música de moda pero que tuvo la puntada de convertirse en uno de los asesinos más famosos y connotados, además de sangrientos de Argentina. El angelito mató a más de diez personas en un período breve de tiempo. Entre marzo de 1971 y febrero de 172.

Y entonces el filme del sobre todo especialista en dirigir televisión Luis Ortega, nacido en 1980 toma un tono que no raya en la apología del crimen, pero sí en una comedia que a veces se parece a una Buddy Film (comedia de pareja de amigos) ya que Carlitos comete todos sus crímenes con su gran cuate Ramón Peralta (Chino Darín). Por cierto el verdadero nombre del personaje que interpreta Darín es Jorge Ibáñez.

El Ángel, funciona por momentos como una especie de Bonnie Y Clyde (Arthur Penn, 1967). Solo que en el filme argentino, en lugar de tener a la década de los treinta y las crisis económicas en Estados Unidos toma como telón de fondo la dictadura militar de argentina.

Carlos, visto como personaje, es una sutil muestra de lo monstruoso que se esconde detrás de la sociedad y su núcleo primario la familia cuando se percibe una descomposición en un país.

El filme recuerda la máxima de la novela Conversación en la Catedral (Mario Vargas Llosa) que reza: “Cuando se jodió la cosa, cuando se jodió el país”. Pero a la par funciona como un relato de trayectoria adolescente con descubrimiento sexual, la amistad y rebeldía a la autoridad.

La película trasciende la apuesta por la empatía o hacer un juicio hacia este personaje, quien por cierto todavía vive y reprobó a la película. Por cierto estuvo en la Sección Un Certain Regard de Cannes

Con un soundtrack destacable (atención a la secuencia de créditos) el filme comprueba que el relato pop de las generaciones nacidas a partir de la segunda mitad de los setenta y la primera de los ochenta es el crimen.

¿curioso no?