/ sábado 14 de septiembre de 2019

La moviola

Hagamos una de Higareda y de Chaparro.


@lamoviola

Vamos a filmar una película con la exitosa pareja Martha Higareda y Omar Chaparro, pero hagámosla y convirtamos a los protagonistas en género cinematográfico per se. Manejamos además un ritmo de gag ligero, para mantener a nuestro público objetivo - el de los sitcom televisivos y pocos referentes fílmicos- .

Pero tampoco nos debe quitar el sueño tropicalizar la chick flick, aunque debe quedar claro, una vez más, que toda comedia romántica es una reafirmación de moral conservadora.

Lo anterior parece el razonamiento de los realizadores. El filme de paso desnuda su nula cultura alimentada con la leche materna de Cinema Golden Choice.

Porque en Tod@s caen (Ariel Winograd, 2019), -debut del director argentino en nuestro país, ya responsable de varias comedias ligeras, es anunciado por todo lo alto en los carteles del filme con la leyenda y sus intenciones de promesa: una película de… - , la comedia de refractario pastelero que sigue paso por paso y por receta las características del género se cumplen, pero sin destreza fílmica. Lo anterior se siente en el ritmo y la intención de sostener la casi nula historia, con las cargadas actuaciones de los protagonistas.

En realidad, no es lo único: el director y los guionistas, la propia Higareda y Cory Brusseau, abusan de la cuarta pared (cuando los personajes se dirigen al público para opinar o explicar una situación). Así, en lugar de narrar un filme, lo cuentan en primera persona.

En Tod@s caen, el arquitecto ligador y patán Adán ( Chaparro), se quiere suicidar en un edificio de la Condesa, donde vive (el nuevo universo de la ficción del cine mexicano, antes en la Época de oro ubicado en el rancho , o incluso el barrio), ante la súplica de sus dos pasteleros amigos, Tobi (Mauricio Barrientos), un bonachón capulinesco bueno para nada y el algo interesante personaje, por su hibridez sexual, pero que no alcanza a desarrollarse del todo por la moralina del guion, Rafa (Santiago Michel).

Adán ha sido engañado para caer en sus redes, por la empoderada y chistosona Mía (Martha Higareda), quien es productora de televisión y hace una apuesta: lograr que el galán clasemediero, se enamore de ella. En este punto hay que conceder que -signo de los tiempos- los roles de género en apariencia se alteran.

En Tod@s caen, las pulsiones referenciales se reflejan de manera más bien frívola: Mía canta despechada ante un gran auditorio melosa canción cual Lupe D’Alessio en Mentiras (Salazar, Mariscal, 1986) y el edificio de Adán es el mismo de Sólo con tu pareja (Cuarón, 1992). Con desnudo incluido claro.

Tod@s caen, sobre todo las ¿ ingenuas? autoridades cinematográficas, que apoyan de un modo o de otro este tipo de filmes.


Hagamos una de Higareda y de Chaparro.


@lamoviola

Vamos a filmar una película con la exitosa pareja Martha Higareda y Omar Chaparro, pero hagámosla y convirtamos a los protagonistas en género cinematográfico per se. Manejamos además un ritmo de gag ligero, para mantener a nuestro público objetivo - el de los sitcom televisivos y pocos referentes fílmicos- .

Pero tampoco nos debe quitar el sueño tropicalizar la chick flick, aunque debe quedar claro, una vez más, que toda comedia romántica es una reafirmación de moral conservadora.

Lo anterior parece el razonamiento de los realizadores. El filme de paso desnuda su nula cultura alimentada con la leche materna de Cinema Golden Choice.

Porque en Tod@s caen (Ariel Winograd, 2019), -debut del director argentino en nuestro país, ya responsable de varias comedias ligeras, es anunciado por todo lo alto en los carteles del filme con la leyenda y sus intenciones de promesa: una película de… - , la comedia de refractario pastelero que sigue paso por paso y por receta las características del género se cumplen, pero sin destreza fílmica. Lo anterior se siente en el ritmo y la intención de sostener la casi nula historia, con las cargadas actuaciones de los protagonistas.

En realidad, no es lo único: el director y los guionistas, la propia Higareda y Cory Brusseau, abusan de la cuarta pared (cuando los personajes se dirigen al público para opinar o explicar una situación). Así, en lugar de narrar un filme, lo cuentan en primera persona.

En Tod@s caen, el arquitecto ligador y patán Adán ( Chaparro), se quiere suicidar en un edificio de la Condesa, donde vive (el nuevo universo de la ficción del cine mexicano, antes en la Época de oro ubicado en el rancho , o incluso el barrio), ante la súplica de sus dos pasteleros amigos, Tobi (Mauricio Barrientos), un bonachón capulinesco bueno para nada y el algo interesante personaje, por su hibridez sexual, pero que no alcanza a desarrollarse del todo por la moralina del guion, Rafa (Santiago Michel).

Adán ha sido engañado para caer en sus redes, por la empoderada y chistosona Mía (Martha Higareda), quien es productora de televisión y hace una apuesta: lograr que el galán clasemediero, se enamore de ella. En este punto hay que conceder que -signo de los tiempos- los roles de género en apariencia se alteran.

En Tod@s caen, las pulsiones referenciales se reflejan de manera más bien frívola: Mía canta despechada ante un gran auditorio melosa canción cual Lupe D’Alessio en Mentiras (Salazar, Mariscal, 1986) y el edificio de Adán es el mismo de Sólo con tu pareja (Cuarón, 1992). Con desnudo incluido claro.

Tod@s caen, sobre todo las ¿ ingenuas? autoridades cinematográficas, que apoyan de un modo o de otro este tipo de filmes.