/ sábado 16 de noviembre de 2019

La moviola

Dame una guerra y te entregaré una película.


@lamoviola

Tengo diez mandamientos. Los nueve primeros dicen: ¡no debes aburrir!

Howard Hawks

Roland Emmerich se ha quitado la máscara. Lo hace con cierta dignidad, aunque los resultados no sean al final los óptimos. Porque en Midway: Batalla en el Pacífico (Estados Unidos, 2019) el director nacido en Alemania, pero adoctrinado ya por las causas más conservadoras del cine norteamericano, de plano entrega una suerte de testamento ideológico que ha sido su sello en varios filmes.

No hay medias tintas, nada que ocultar ni dobles juegos. Una narrativa bélica con protagonistas escandalosamente blancos y villanos japoneses casi ñacañaquezcos. Y esa transparencia se agradece aunque navegue en una narrativa abigarrada, por momentos monótona con una historia coral que diluye a los personajes y apenas alcanza a trazarlos.

Se percibe por otro lado, la intención de Emmerich, de retomar el estilo genérico de los clásicos: Air force (Howard Hawks, 1943) es tan sólo uno de los referentes. Aunque la lista es larga, ya que también subyace en las entrañas de Midway, largometrajes como The air circus, (Hawks, 1928). La fórmula que usa Emmerich es cine bélico y aventuras de pilotos para construir un relato histórico.

Por cierto, The air circus contribuye a establecer las bases del género: el compañerismo, el destino, algo de romance y la tragedia. Top gun (Tony Scott, 1986) es la gran heredera. Pero en Midway el universo no nada más es escandalosamente blanco sino masculino. El romance se intercambia por amistad y compañerismo que nunca rozan la sensiblería. La película por momentos sede y quiere tener algo de corazón, pero nuestro muchacho -Emmerich- es firme. Estamos en guerra y hay que seguir la fórmula.

Postulado cinematográfico del director, se atreve incluso a sacar en escena –de manera breve pero heroica- a John Ford (Geoffrey Blake). El director estaba encargado de documental las batallas y de hecho fue herido en Midway.

Luego del ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, y de la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, las acciones se centran en defender la base de Midway, entre el 4 y 7 de junio de 1942. El filme retoma estos hechos y recurre a los arquetipos y fórmulas cinematográficas.

Sin mayor pudor, el director presenta al rígido almirante Chester Nimitz (Woody Harrelson), al valeroso comandante Wade McClusky (Luke Evans), y a una suerte de héroes norteamericanos casi de cartón por lo heroicos.

Si le damos el beneficio de la duda a Emmerich, el filme vale por los referentes genéricos. Como drama resulta acartonado. El ser una obra una coral le quita intensidad.

Por ahí aparecen Patrick Wilson, Luke Evans y Mandy Moore…y un gran elenco.


Dame una guerra y te entregaré una película.


@lamoviola

Tengo diez mandamientos. Los nueve primeros dicen: ¡no debes aburrir!

Howard Hawks

Roland Emmerich se ha quitado la máscara. Lo hace con cierta dignidad, aunque los resultados no sean al final los óptimos. Porque en Midway: Batalla en el Pacífico (Estados Unidos, 2019) el director nacido en Alemania, pero adoctrinado ya por las causas más conservadoras del cine norteamericano, de plano entrega una suerte de testamento ideológico que ha sido su sello en varios filmes.

No hay medias tintas, nada que ocultar ni dobles juegos. Una narrativa bélica con protagonistas escandalosamente blancos y villanos japoneses casi ñacañaquezcos. Y esa transparencia se agradece aunque navegue en una narrativa abigarrada, por momentos monótona con una historia coral que diluye a los personajes y apenas alcanza a trazarlos.

Se percibe por otro lado, la intención de Emmerich, de retomar el estilo genérico de los clásicos: Air force (Howard Hawks, 1943) es tan sólo uno de los referentes. Aunque la lista es larga, ya que también subyace en las entrañas de Midway, largometrajes como The air circus, (Hawks, 1928). La fórmula que usa Emmerich es cine bélico y aventuras de pilotos para construir un relato histórico.

Por cierto, The air circus contribuye a establecer las bases del género: el compañerismo, el destino, algo de romance y la tragedia. Top gun (Tony Scott, 1986) es la gran heredera. Pero en Midway el universo no nada más es escandalosamente blanco sino masculino. El romance se intercambia por amistad y compañerismo que nunca rozan la sensiblería. La película por momentos sede y quiere tener algo de corazón, pero nuestro muchacho -Emmerich- es firme. Estamos en guerra y hay que seguir la fórmula.

Postulado cinematográfico del director, se atreve incluso a sacar en escena –de manera breve pero heroica- a John Ford (Geoffrey Blake). El director estaba encargado de documental las batallas y de hecho fue herido en Midway.

Luego del ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, y de la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, las acciones se centran en defender la base de Midway, entre el 4 y 7 de junio de 1942. El filme retoma estos hechos y recurre a los arquetipos y fórmulas cinematográficas.

Sin mayor pudor, el director presenta al rígido almirante Chester Nimitz (Woody Harrelson), al valeroso comandante Wade McClusky (Luke Evans), y a una suerte de héroes norteamericanos casi de cartón por lo heroicos.

Si le damos el beneficio de la duda a Emmerich, el filme vale por los referentes genéricos. Como drama resulta acartonado. El ser una obra una coral le quita intensidad.

Por ahí aparecen Patrick Wilson, Luke Evans y Mandy Moore…y un gran elenco.