/ sábado 25 de enero de 2020

La moviola

La chick flick melancólica

Soy feliz conmigo misma y mi libertad

Jo (Little woman)


@lamoviola

Que Mujercitas (Greta Gerwing, 2019) es un filme feminista resulta obvio. Desde su fuente primigenia, los textos de la escritora estadounidense Louisa M. Alcott (1832- 1888) el asunto está presente. También resulta evidente el público al que se dirige la actual adaptación: la generación de la corrección política. Curioso caso entonces, una novela escrita hace más de un siglo se acomoda al contexto actual.

Alcott por lo demás, fue una activa sufragista y abolicionista. En la miel que envuelve la novela hay mucha tela de donde cortar. Y la verdadera audacia no radica en lo que se ve en una primera mirada. Mujercitas 2019 resalta por conservar los valores originales pero no tener miedo de evidenciar a sus personajes principales con una franca dulzura, que la era anti matices y de empoderamiento puede no perdonar. En tiempos de causas radicales, vaya si lo anterior no es una audacia.

A nivel narrativo, por otro lado, la película juega con el tiempo y el espacio cinematográfico, con lo cual da la oportunidad de tocar puntos importantes de las dos novelas originales que luego formarían la obra como es conocida en la actualidad : Mujercitas de 1868 y Aquellas mujercitas, publicado un año después.

Hay dos prioridades en el filme de Gerwing: establecer en una suerte de chick flick melancólica, la lucha por la libertad de Jo (Saroise Ronan) y por otro lado, relatar la pulsión creativa con toda la melancolía que envuelve el proceso.

El filme guarda distancia de las adaptaciones hechas con anterioridad. Por mencionar dos, la más bien simple versión de Melvin LeRoy en 1949, en la que se podía ver a Elizabeth Taylor, para entonces una de las estrellas juveniles destacadas y la realizada en 1994 que tenía como protagonista a Winona Ryder en el papel – no podía ser de otra manera- de Jo. Dirigida por Gillian Armstrong, el resultado fue más bien tibio.

Porque en la actual versión se juega incluso con la ambigüedad sexual de Jo. Tema que ha sido discutido desde hace años. No hay sutileza en el filme de Gerwing, pero tampoco estridencia.

La película puede funcionar en su clásico tono melodramático, pero también en su evidente manifiesto político, sin dejar de lado personajes más complejos que una primera lectura dan: Sí, Jo es feminista, pero también bastante pragmática para los tiempos totalitarios que vivimos.

Ronan con su Jo – con mucha justicia- está nominada al Oscar como Mejor Actriz y la acompaña Florence Pugh en el papel de Amy, como Actriz de soporte. Completan el cuadro de Mujercitas, la más bien discreta Emma Watson, Eliza Scanlen y Laura Dern. Además de la infaltable Meryl Streep y un aturdido Timotheé Chalamet.



La chick flick melancólica

Soy feliz conmigo misma y mi libertad

Jo (Little woman)


@lamoviola

Que Mujercitas (Greta Gerwing, 2019) es un filme feminista resulta obvio. Desde su fuente primigenia, los textos de la escritora estadounidense Louisa M. Alcott (1832- 1888) el asunto está presente. También resulta evidente el público al que se dirige la actual adaptación: la generación de la corrección política. Curioso caso entonces, una novela escrita hace más de un siglo se acomoda al contexto actual.

Alcott por lo demás, fue una activa sufragista y abolicionista. En la miel que envuelve la novela hay mucha tela de donde cortar. Y la verdadera audacia no radica en lo que se ve en una primera mirada. Mujercitas 2019 resalta por conservar los valores originales pero no tener miedo de evidenciar a sus personajes principales con una franca dulzura, que la era anti matices y de empoderamiento puede no perdonar. En tiempos de causas radicales, vaya si lo anterior no es una audacia.

A nivel narrativo, por otro lado, la película juega con el tiempo y el espacio cinematográfico, con lo cual da la oportunidad de tocar puntos importantes de las dos novelas originales que luego formarían la obra como es conocida en la actualidad : Mujercitas de 1868 y Aquellas mujercitas, publicado un año después.

Hay dos prioridades en el filme de Gerwing: establecer en una suerte de chick flick melancólica, la lucha por la libertad de Jo (Saroise Ronan) y por otro lado, relatar la pulsión creativa con toda la melancolía que envuelve el proceso.

El filme guarda distancia de las adaptaciones hechas con anterioridad. Por mencionar dos, la más bien simple versión de Melvin LeRoy en 1949, en la que se podía ver a Elizabeth Taylor, para entonces una de las estrellas juveniles destacadas y la realizada en 1994 que tenía como protagonista a Winona Ryder en el papel – no podía ser de otra manera- de Jo. Dirigida por Gillian Armstrong, el resultado fue más bien tibio.

Porque en la actual versión se juega incluso con la ambigüedad sexual de Jo. Tema que ha sido discutido desde hace años. No hay sutileza en el filme de Gerwing, pero tampoco estridencia.

La película puede funcionar en su clásico tono melodramático, pero también en su evidente manifiesto político, sin dejar de lado personajes más complejos que una primera lectura dan: Sí, Jo es feminista, pero también bastante pragmática para los tiempos totalitarios que vivimos.

Ronan con su Jo – con mucha justicia- está nominada al Oscar como Mejor Actriz y la acompaña Florence Pugh en el papel de Amy, como Actriz de soporte. Completan el cuadro de Mujercitas, la más bien discreta Emma Watson, Eliza Scanlen y Laura Dern. Además de la infaltable Meryl Streep y un aturdido Timotheé Chalamet.