/ viernes 8 de diciembre de 2017

La moviola

  •  Linda, muy linda

por Gerardo Gil Ballesteros

Hay algo virtuoso en  Extraordinario  (Wonder, Stephen Chbosky, 2017). La película es linda, linda y no tiene empacho ni rubor en recordárselo al público en sus casi dos horas de duración.

El asunto, no tiene desperdicio: Juntar a Julia Roberts en el papel de madre amorosa de un pequeño que padece un  problema físico, a la nueva superestrella infantil Jacob Tremblay y para completar el cuadro a Owen Wilson que  ya filmó con un perro y ahora lo hace con un niño y en ambos casos, obvio salió perdiendo,  es la fórmula perfecta para la lagrima honesta y la sonrisa dispuesta del gran público. Ese que entre superhéroe y secuela fílmica, necesita conectarse con su origen emocional de espectador hollywoodense.

Pero no hay que subestimar a Extraordinario, porque en su convención dramática además de su dulce y empalagoso transcurrir, se da su taco, para ponerlo de manera coloquial y clara. Y es que el filme, está basado en una serie de libros infantiles y para pre adolescentes escritos por la autora Raquel Jaramillo Palacio.

 Así, La lección de August, es la primera novela publicada y el tema va en contra del bullying. A esta publicación le han seguido otras entregas: La historia de Julian, El juego de Christopher, Charlotte tiene la palabra y El libro de preceptos del señor Browne. La idea de la autora con las entregas es mostrar diferentes puntos de vista sobre un mismo hecho.

En la serie no hay magos ni destinos manifiestos para liderar una rebelión o concretar alguna venganza. Tampoco romances edulcorados y fresas entre un vampiro cursi con una boba niña. La serie de Augustse desarrolla en el inhóspito escenario de una primaria, aquella selva sin ley de nuestra infancia y en el anárquico mundo del quinto año.

La película lo que hace, entre otras cosas, es juntar  temas de varios de los libros para mostrar  diferentes puntos de vista de los personajes. Esto es apuesta original de las publicaciones  y también enseña como August, un pequeño enfermo les cambia la vida. El asunto pues, conmueve hasta al más duro espectador cinematográfico. La lágrima fluye, por difícil que sea el hueso de roer.

August (Jacob Tremblay), oscila entre los diez y once años, nunca ha asistido a la escuela, estudia en casa, ya que padece el Síndrome de Treacher Collins, que hace que tenga algún tipo de malformaciones craneales. Pero sus padres, Isabel (Julia Roberts), que lo ha educado en casa y el complaciente y pasivo Nate (Owen Wilson), deciden que ya llegó el momento para que interactúe con niños de su edad.

No desconocen las consecuencias de un cambio tan radical  pero deciden que es lo mejor para el pequeño. Su cuadro familiar lo completa una hermana adolescente, la muy prudente Via (IzabelaVldovic), quien no puede desahogarse ante sus padres de los problemas propios de su edad (perdón por el lugar común), ya que el centro de la familia es August.

 Ya en la escuela, August enfrentará el acoso por ser diferente que le propina el   odioso Julian (Bryce Gheisar) y su pandilla de rufianes, pero también la amistad de Jack (Noah Jupe) quien es definido en el filme por alguno de los personajes, sin el mayor rubor, como un niño bueno. Y así, entre niños buenos y virtuosos que cambian la vida de quien los conoce transcurre Extraordinario. El asunto solo de recordarlo humedece los ojos.

Que la línea argumental del filme se base en los diferentes puntos de vista de los personajes es un discreto acierto y va de gane, el tono sin grandes pretensiones también adornan el filme. Pero sobre todo, un muy sobrio sentido dramático que nunca explota, porque la idea es que aquello conmueva pero no traume al espectador convencional.

Hay dos filmes que pueden ser citados sobre el respeto a la diferencia, uno de tono político y el otro de enfoque dramático: en el primer caso está The boy withthe Green hair (El niño del cabello verde, Joseph Losey, 1948), sobre un chavito, interpretado por Dean Stockwell, que amanece con el cabello verde, ante el susto de su abuelo. La película le costó al director estar en la lista de Los Diez de Hollywood en el macartismo.

El otro largometraje con Cher, por cierto, es de un tono más social: Mask (Peter Bogdanovich, 1985), sobre un adolescente que padece una condición similar  a la de August. Extraordinario, no es ni una ni otra cosa, pero brilla por su sencillez.

  •  Linda, muy linda

por Gerardo Gil Ballesteros

Hay algo virtuoso en  Extraordinario  (Wonder, Stephen Chbosky, 2017). La película es linda, linda y no tiene empacho ni rubor en recordárselo al público en sus casi dos horas de duración.

El asunto, no tiene desperdicio: Juntar a Julia Roberts en el papel de madre amorosa de un pequeño que padece un  problema físico, a la nueva superestrella infantil Jacob Tremblay y para completar el cuadro a Owen Wilson que  ya filmó con un perro y ahora lo hace con un niño y en ambos casos, obvio salió perdiendo,  es la fórmula perfecta para la lagrima honesta y la sonrisa dispuesta del gran público. Ese que entre superhéroe y secuela fílmica, necesita conectarse con su origen emocional de espectador hollywoodense.

Pero no hay que subestimar a Extraordinario, porque en su convención dramática además de su dulce y empalagoso transcurrir, se da su taco, para ponerlo de manera coloquial y clara. Y es que el filme, está basado en una serie de libros infantiles y para pre adolescentes escritos por la autora Raquel Jaramillo Palacio.

 Así, La lección de August, es la primera novela publicada y el tema va en contra del bullying. A esta publicación le han seguido otras entregas: La historia de Julian, El juego de Christopher, Charlotte tiene la palabra y El libro de preceptos del señor Browne. La idea de la autora con las entregas es mostrar diferentes puntos de vista sobre un mismo hecho.

En la serie no hay magos ni destinos manifiestos para liderar una rebelión o concretar alguna venganza. Tampoco romances edulcorados y fresas entre un vampiro cursi con una boba niña. La serie de Augustse desarrolla en el inhóspito escenario de una primaria, aquella selva sin ley de nuestra infancia y en el anárquico mundo del quinto año.

La película lo que hace, entre otras cosas, es juntar  temas de varios de los libros para mostrar  diferentes puntos de vista de los personajes. Esto es apuesta original de las publicaciones  y también enseña como August, un pequeño enfermo les cambia la vida. El asunto pues, conmueve hasta al más duro espectador cinematográfico. La lágrima fluye, por difícil que sea el hueso de roer.

August (Jacob Tremblay), oscila entre los diez y once años, nunca ha asistido a la escuela, estudia en casa, ya que padece el Síndrome de Treacher Collins, que hace que tenga algún tipo de malformaciones craneales. Pero sus padres, Isabel (Julia Roberts), que lo ha educado en casa y el complaciente y pasivo Nate (Owen Wilson), deciden que ya llegó el momento para que interactúe con niños de su edad.

No desconocen las consecuencias de un cambio tan radical  pero deciden que es lo mejor para el pequeño. Su cuadro familiar lo completa una hermana adolescente, la muy prudente Via (IzabelaVldovic), quien no puede desahogarse ante sus padres de los problemas propios de su edad (perdón por el lugar común), ya que el centro de la familia es August.

 Ya en la escuela, August enfrentará el acoso por ser diferente que le propina el   odioso Julian (Bryce Gheisar) y su pandilla de rufianes, pero también la amistad de Jack (Noah Jupe) quien es definido en el filme por alguno de los personajes, sin el mayor rubor, como un niño bueno. Y así, entre niños buenos y virtuosos que cambian la vida de quien los conoce transcurre Extraordinario. El asunto solo de recordarlo humedece los ojos.

Que la línea argumental del filme se base en los diferentes puntos de vista de los personajes es un discreto acierto y va de gane, el tono sin grandes pretensiones también adornan el filme. Pero sobre todo, un muy sobrio sentido dramático que nunca explota, porque la idea es que aquello conmueva pero no traume al espectador convencional.

Hay dos filmes que pueden ser citados sobre el respeto a la diferencia, uno de tono político y el otro de enfoque dramático: en el primer caso está The boy withthe Green hair (El niño del cabello verde, Joseph Losey, 1948), sobre un chavito, interpretado por Dean Stockwell, que amanece con el cabello verde, ante el susto de su abuelo. La película le costó al director estar en la lista de Los Diez de Hollywood en el macartismo.

El otro largometraje con Cher, por cierto, es de un tono más social: Mask (Peter Bogdanovich, 1985), sobre un adolescente que padece una condición similar  a la de August. Extraordinario, no es ni una ni otra cosa, pero brilla por su sencillez.

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