/ domingo 17 de mayo de 2020

La moviola

¿Los millennials también lloran?

Para todo el personal médico y sanitario

En el ensayo La tentación de lo imposible de Mario Vargas Llosa, el autor peruano hace una disección de varios personajes de la novela Los miserables, de Víctor Hugo publicada en 1862. Un capítulo llama la atención: el dedicado a Gavroche –el pilluelo de París-. Ángel con cara sucia, uno de los personajes más risueños y tiernos de la ficción, así define el premio Nobel al niño guerrillero. Esa tradición, la sigue Héctor Malot, en su obra más conocida Sans famille, publicada en 1878 y mejor conocida como Remi, el hijo de nadie.

Da la impresión, al conocer la historia de Remi, que el francés Malot copió buena parte de las características de los personajes arcangélicos de la literatura. Ahí está el ejemplo de Gavroche, pero se puede citar a Dickens y Oliver Twist, publicada en 1839. Sans famille, no se distingue por su originalidad, aunque es una buena historia. Responde al contexto de la época y los personajes son entrañables.

Versiones cinematográficas sobre Remi, el niño salado y sufrido de la ficción, hay varias, tantas, que enumerarlas, llevaría buen espacio de esta columna. La más conocida es el Animé japonés, dirigido por Osamu Oezaki de 1977-78. En México se pudo ver en la televisión desde principios de los ochenta y es responsable de varios traumas emocionales de la Generación X.

Pues ha llegado una nueva versión fílmica, que debe todo a la melancólica caricatura. Los millennials también lloran, pero poquito y por eso en esta ocasión, la obra de Malot, luce descafeinada. O con cereza arriba para que las nuevas generaciones, no pongan ojito Remi y se nos traumen.

Remi, sans famille, dirigida por el más bien maquilador de cine adolescente Antoine Blossier (A toute èpreuve en 2014), se preocupa por no tocar el mito que implica a nivel generacional la historia. Vemos una live action anticlimática por precipitada, de la adaptación en caricatura de la novela de Malot.

Es una lástima, porque buen elenco tiene, basta mencionar que en el papel de Vitalis, está la súper estrella del cine francés Daniel Autiel. El problema es que el director se preocupa más en que su actor se parezca a un dibujo que en darle un matiz emocional que sí tiene la historia original.

Remi, el lacrimógeno niño huérfano de vaca Russet, es interpretado por el demasiado encantador Maleaumme Paquin. El chavito está muy bien, pero más que interpretar a un personaje, interpreta a un cartoon.

Personajes que se funden en dos para ahorrar tiempo, otros que desparecen, en fin. Se pueda ver, pero a esta versión, le falta alma, aunque por eso mismo, promete hacer sufrir a los millennials, pero poquito.

La película se puede ver en la plataforma de Apple TV.

¿Los millennials también lloran?

Para todo el personal médico y sanitario

En el ensayo La tentación de lo imposible de Mario Vargas Llosa, el autor peruano hace una disección de varios personajes de la novela Los miserables, de Víctor Hugo publicada en 1862. Un capítulo llama la atención: el dedicado a Gavroche –el pilluelo de París-. Ángel con cara sucia, uno de los personajes más risueños y tiernos de la ficción, así define el premio Nobel al niño guerrillero. Esa tradición, la sigue Héctor Malot, en su obra más conocida Sans famille, publicada en 1878 y mejor conocida como Remi, el hijo de nadie.

Da la impresión, al conocer la historia de Remi, que el francés Malot copió buena parte de las características de los personajes arcangélicos de la literatura. Ahí está el ejemplo de Gavroche, pero se puede citar a Dickens y Oliver Twist, publicada en 1839. Sans famille, no se distingue por su originalidad, aunque es una buena historia. Responde al contexto de la época y los personajes son entrañables.

Versiones cinematográficas sobre Remi, el niño salado y sufrido de la ficción, hay varias, tantas, que enumerarlas, llevaría buen espacio de esta columna. La más conocida es el Animé japonés, dirigido por Osamu Oezaki de 1977-78. En México se pudo ver en la televisión desde principios de los ochenta y es responsable de varios traumas emocionales de la Generación X.

Pues ha llegado una nueva versión fílmica, que debe todo a la melancólica caricatura. Los millennials también lloran, pero poquito y por eso en esta ocasión, la obra de Malot, luce descafeinada. O con cereza arriba para que las nuevas generaciones, no pongan ojito Remi y se nos traumen.

Remi, sans famille, dirigida por el más bien maquilador de cine adolescente Antoine Blossier (A toute èpreuve en 2014), se preocupa por no tocar el mito que implica a nivel generacional la historia. Vemos una live action anticlimática por precipitada, de la adaptación en caricatura de la novela de Malot.

Es una lástima, porque buen elenco tiene, basta mencionar que en el papel de Vitalis, está la súper estrella del cine francés Daniel Autiel. El problema es que el director se preocupa más en que su actor se parezca a un dibujo que en darle un matiz emocional que sí tiene la historia original.

Remi, el lacrimógeno niño huérfano de vaca Russet, es interpretado por el demasiado encantador Maleaumme Paquin. El chavito está muy bien, pero más que interpretar a un personaje, interpreta a un cartoon.

Personajes que se funden en dos para ahorrar tiempo, otros que desparecen, en fin. Se pueda ver, pero a esta versión, le falta alma, aunque por eso mismo, promete hacer sufrir a los millennials, pero poquito.

La película se puede ver en la plataforma de Apple TV.

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