/ domingo 2 de enero de 2022

La moviola | Being the Ricardos: Lucy, la cultura pop asciende

@lamoviola

En el libro Los Simpson y la filosofía (William Irwin, Mark T. Conard, Aeon J. Scoble, 2001), se utiliza una palabra, tal vez poco común pero que define un maridaje que sostiene mucho la cultura de hoy día: lo pop y el conocimiento digamos formal, la palabreja es Citacionismo. Es decir, el referente como un fin y no como medio.

En una escena de Being Ricardos (Aaron Sorkin, 2021), la medio desparpajada pero intensa y voluble Lucille Ball (una excepcional Nicole Kidman), imagina en el set de su show televisivo I loveLucy, que se transmitió de 1951 a 1957 por CBS, una escena para incluir en la emisión. El problema es que hay una crisis en la producción. El Comité de Actividades Antinorteamericanas, vigente entre 1938 y 1975, la acaba de interrogar por un pasado de filiación comunista y la prensa se ha enterado. Ball, se presenta entonces en este melodrama de tono político y remembranza como una mujer obsesionada con su show, pero, alguien mucho más complejo que la ama de casa bobalicona que hizo reír a los estadounidenses de los años cincuenta.

Así pues, en Being Ricardos, que se puede ver en Amazon Prime y se empieza a mencionar con posibles nominaciones a los Premios de la Academia, vemos una historia que va en dos líneas: los entretelones del programa de televisión más exitoso de la década y el ambiente político de censura que se vivía durante la Guerra Fría. Tendencia actual del relato fílmico ni más ni menos: tomar personajes populares y de fondo, pero con la mano leve, abordar un tema de mayor calado.

En el primer caso, vemos a una Lucy, a veces solidaria con sus compañeros de programa, pero también celosa de su posición: le baja la autoestima a su actriz de reparto Viviane Vance (Nina Arianda), obliga a ser su confidente a William Frawley (J.K Simons, como siempre impecable), pero cuando detecta que se pasó, se frena; las grillas en la producción, indirectas en las mesas de ensayo, en fin. Detrás de todo esto y como un poder firme, y vital se encuentra Dezi Arnaz (Javier Bardem, quien también está muy bien en su papel).

En la segunda línea, presenciamos el horror que ocasionaba el Comité ya mencionado en la gente pública de aquellos años. El filme resulta entonces, un ejercicio de remembranza en el tono de Hechizada (Nora Ephron, 2005), pero esto es mero pretexto para hacer un recordatorio histórico, muy complaciente por cierto, de la Guerra Fría.

En medio de estos dos ejes, se encuentra la figura totalizadora de Arnaz, el músico cubano esposo de Lucy que estuvo detrás del éxito del show como protagonista del mismo.

En realidad, si uno investiga un poco en la biografía de Ball, los hechos fueron más complejos, la comediante en realidad nunca se arrepintió de su pasado y es ahí, donde el filme se permite grandes licencias, pero tan sólo tomar una comedia que sentó las bases de la televisión estadounidense como pretexto de una exposición, tal vez no reflexión política, resulta audaz. Lucille Ball fue el arquetipo de la ama de casa gringa de la post guerra, la información en la que se vio envuelta era demoledora.

Hay por ahí un telefilme sobre la relación caótica, adictiva y llena de infidelidades de Ball y Arnaz, tal vez debí poner tóxica para ahorrar caracteres. Lucy and Dezi: Before the laughter (Jarrot, 1991), producción modesta que se queda en la anécdota pero entretenido.

Being the Ricardos, es un melodrama de remembranza sólido y discreto con pretensiones de tema político, donde resulta medio sospechoso por las licencias que se toma. En todo caso comprueba cómo Hollywood reconstruye la historia a partir del ascenso de lo pop.

Signo de los tiempos.


@lamoviola

En el libro Los Simpson y la filosofía (William Irwin, Mark T. Conard, Aeon J. Scoble, 2001), se utiliza una palabra, tal vez poco común pero que define un maridaje que sostiene mucho la cultura de hoy día: lo pop y el conocimiento digamos formal, la palabreja es Citacionismo. Es decir, el referente como un fin y no como medio.

En una escena de Being Ricardos (Aaron Sorkin, 2021), la medio desparpajada pero intensa y voluble Lucille Ball (una excepcional Nicole Kidman), imagina en el set de su show televisivo I loveLucy, que se transmitió de 1951 a 1957 por CBS, una escena para incluir en la emisión. El problema es que hay una crisis en la producción. El Comité de Actividades Antinorteamericanas, vigente entre 1938 y 1975, la acaba de interrogar por un pasado de filiación comunista y la prensa se ha enterado. Ball, se presenta entonces en este melodrama de tono político y remembranza como una mujer obsesionada con su show, pero, alguien mucho más complejo que la ama de casa bobalicona que hizo reír a los estadounidenses de los años cincuenta.

Así pues, en Being Ricardos, que se puede ver en Amazon Prime y se empieza a mencionar con posibles nominaciones a los Premios de la Academia, vemos una historia que va en dos líneas: los entretelones del programa de televisión más exitoso de la década y el ambiente político de censura que se vivía durante la Guerra Fría. Tendencia actual del relato fílmico ni más ni menos: tomar personajes populares y de fondo, pero con la mano leve, abordar un tema de mayor calado.

En el primer caso, vemos a una Lucy, a veces solidaria con sus compañeros de programa, pero también celosa de su posición: le baja la autoestima a su actriz de reparto Viviane Vance (Nina Arianda), obliga a ser su confidente a William Frawley (J.K Simons, como siempre impecable), pero cuando detecta que se pasó, se frena; las grillas en la producción, indirectas en las mesas de ensayo, en fin. Detrás de todo esto y como un poder firme, y vital se encuentra Dezi Arnaz (Javier Bardem, quien también está muy bien en su papel).

En la segunda línea, presenciamos el horror que ocasionaba el Comité ya mencionado en la gente pública de aquellos años. El filme resulta entonces, un ejercicio de remembranza en el tono de Hechizada (Nora Ephron, 2005), pero esto es mero pretexto para hacer un recordatorio histórico, muy complaciente por cierto, de la Guerra Fría.

En medio de estos dos ejes, se encuentra la figura totalizadora de Arnaz, el músico cubano esposo de Lucy que estuvo detrás del éxito del show como protagonista del mismo.

En realidad, si uno investiga un poco en la biografía de Ball, los hechos fueron más complejos, la comediante en realidad nunca se arrepintió de su pasado y es ahí, donde el filme se permite grandes licencias, pero tan sólo tomar una comedia que sentó las bases de la televisión estadounidense como pretexto de una exposición, tal vez no reflexión política, resulta audaz. Lucille Ball fue el arquetipo de la ama de casa gringa de la post guerra, la información en la que se vio envuelta era demoledora.

Hay por ahí un telefilme sobre la relación caótica, adictiva y llena de infidelidades de Ball y Arnaz, tal vez debí poner tóxica para ahorrar caracteres. Lucy and Dezi: Before the laughter (Jarrot, 1991), producción modesta que se queda en la anécdota pero entretenido.

Being the Ricardos, es un melodrama de remembranza sólido y discreto con pretensiones de tema político, donde resulta medio sospechoso por las licencias que se toma. En todo caso comprueba cómo Hollywood reconstruye la historia a partir del ascenso de lo pop.

Signo de los tiempos.