/ sábado 22 de enero de 2022

La moviola | Benedetta: Lo sacro, lo hereje, lo sexual y lo libre

@lamoviola

Paul Verhoeven tiene por lo menos dos rostros. Por un lado está el más popular, aquel de filmes como Robocop (1987), Totall recall (1990), o, por supuesto el referencial Basic instict (1992), por no mencionar el mega fracaso Showgirls (1995), pero por otro, el cineasta neerlandés, confeso ateo, ha sido responsables de trabajos como Delicias holandesas, su ópera prima en 1971, odisea con tonos de comedia de dos prostitutas en Ámsterdam.

Su más reciente filme, en la plena madurez de los 83 años, Benedetta (Francia, Holanda, 2021), está mucho más en el tono de búsqueda que de adocenamiento a la gran industria. ¿Quién dice que no se puede transgredir pasadas las primeras ocho décadas?

Benedetta se presentó con fortuna en el Festival de Cine de Cannes, después de ser pospuesta un año y también en San Sebastián. Y con toda razón. Lo que vemos en los 127 minutos de duración, es un relato que mezcla la reflexión política, mística, histórica, sacra, hereje, feminista y sobre todo de una sexualidad que explota, al principio contenida y después irrefrenable, en torno a un ícono histórico: Benedetta Carlini (interpretada por Virginia Efra, provocadora, dulce, malvada, mártir en su interpretación), abadesa italiana del siglo XVII que a los 30 años, acusada de tener relaciones sexuales con la hermana de su congregación Bartolomea (impecable también Daphne Patakia) y de paso posera alucinaciones místicas.

Verhoveen entrega una mirada con virtuosismo de arte sacro con fotografía de Jeanne Lapoire sobre la explosión del placer con visos de lo prohibido en una metáfora de feminismo absoluto, totalizador. En muchos sentidos, la trayectoria de los personajes es corporal, no ideológica, con todo y que Benedetta, es un personaje de varias capas, tan mezquino como alucinante y virtuoso. El personaje ha sido motivo de estudios dentro del tema de diversidad sexual desde hace décadas y la película lo aborda sin ningún tipo de complacencia ya que también el poder está como telón de fondo.

El tono de Benedetta también raya en el género de lo místico, lo profano. Todo, con un ritmo de explosión interna, más que lo estridente. La peste como metáfora de la decadencia, las miradas que violentan la intimidad en todo momento y sobre todo la provocación del placer hacen de este filme un cuadro de transgresión de profundos momentos de violencia, pero también de belleza.

Película indispensable. Si usted es de la vela perpetua, no se la pierda, a lo mejor tiene un nirvana místico después de verla y enmienda el camino.

En corto

Ojalá el público se anime a regresar pronto a los cines como antes, vienen asuntos interesantes, sobre todo si de cine mexicano se refiere. Un claro ejemplo es El hoyo en la cerca (Joaquín Del Paso, 2021), metáfora social, juvenil de impecable dirección de actores (la mayoría de ellos debutantes), con momentos que incomodan y llevan a la reflexión gracias a su ritmo.

La película, gracias también al guion con colaboración de Lucy Pawlak, atrapa por su crítica política al espectro religioso con salidas momentáneas humorísticas y con buenas interpretaciones. Viene muy a cuento por cierto, la entrega de hoy.


@lamoviola

Paul Verhoeven tiene por lo menos dos rostros. Por un lado está el más popular, aquel de filmes como Robocop (1987), Totall recall (1990), o, por supuesto el referencial Basic instict (1992), por no mencionar el mega fracaso Showgirls (1995), pero por otro, el cineasta neerlandés, confeso ateo, ha sido responsables de trabajos como Delicias holandesas, su ópera prima en 1971, odisea con tonos de comedia de dos prostitutas en Ámsterdam.

Su más reciente filme, en la plena madurez de los 83 años, Benedetta (Francia, Holanda, 2021), está mucho más en el tono de búsqueda que de adocenamiento a la gran industria. ¿Quién dice que no se puede transgredir pasadas las primeras ocho décadas?

Benedetta se presentó con fortuna en el Festival de Cine de Cannes, después de ser pospuesta un año y también en San Sebastián. Y con toda razón. Lo que vemos en los 127 minutos de duración, es un relato que mezcla la reflexión política, mística, histórica, sacra, hereje, feminista y sobre todo de una sexualidad que explota, al principio contenida y después irrefrenable, en torno a un ícono histórico: Benedetta Carlini (interpretada por Virginia Efra, provocadora, dulce, malvada, mártir en su interpretación), abadesa italiana del siglo XVII que a los 30 años, acusada de tener relaciones sexuales con la hermana de su congregación Bartolomea (impecable también Daphne Patakia) y de paso posera alucinaciones místicas.

Verhoveen entrega una mirada con virtuosismo de arte sacro con fotografía de Jeanne Lapoire sobre la explosión del placer con visos de lo prohibido en una metáfora de feminismo absoluto, totalizador. En muchos sentidos, la trayectoria de los personajes es corporal, no ideológica, con todo y que Benedetta, es un personaje de varias capas, tan mezquino como alucinante y virtuoso. El personaje ha sido motivo de estudios dentro del tema de diversidad sexual desde hace décadas y la película lo aborda sin ningún tipo de complacencia ya que también el poder está como telón de fondo.

El tono de Benedetta también raya en el género de lo místico, lo profano. Todo, con un ritmo de explosión interna, más que lo estridente. La peste como metáfora de la decadencia, las miradas que violentan la intimidad en todo momento y sobre todo la provocación del placer hacen de este filme un cuadro de transgresión de profundos momentos de violencia, pero también de belleza.

Película indispensable. Si usted es de la vela perpetua, no se la pierda, a lo mejor tiene un nirvana místico después de verla y enmienda el camino.

En corto

Ojalá el público se anime a regresar pronto a los cines como antes, vienen asuntos interesantes, sobre todo si de cine mexicano se refiere. Un claro ejemplo es El hoyo en la cerca (Joaquín Del Paso, 2021), metáfora social, juvenil de impecable dirección de actores (la mayoría de ellos debutantes), con momentos que incomodan y llevan a la reflexión gracias a su ritmo.

La película, gracias también al guion con colaboración de Lucy Pawlak, atrapa por su crítica política al espectro religioso con salidas momentáneas humorísticas y con buenas interpretaciones. Viene muy a cuento por cierto, la entrega de hoy.