/ sábado 27 de marzo de 2021

La moviola | De lagartijos, macacos y moluscos 

Inicia el primer período vacacional del año y junto con esto, un fin de semana fundamental para la enorme industria de la exhibición en México. Godzilla vs Kong (Adam Wingard, 20021) es la esperanza en muchos sentidos para un sector afectado por la pandemia. Será incluso el pulso para ver sí el público anda con ánimo de regresar a la oscuridad de la fantasía cinematográfica.

El largometraje, protagonizado por Alexander Skarsgard como el Doctor Nathan Lind, y Millie Bobby Brown en el papel de Madison Russell es una épica tropicalizada ¿o es mejor decir hamburguerizada? de los personajes clásicos, emblemáticos de la cultura pop uno japonés y el otro gringo pero del período clásico estadounidense. Parte además de una franquicia en general de buenos resultados y que ha creado un universo de la ficción propio.

Como opción de entretenimiento y evasión vale la pena, aunque sí uno se pone cínico tiene sus devaneos con el buddy film (humor de parejas cómicas). No tiene pierde, seguro los resultados de la taquilla el próximo lunes darán resultados más bien optimistas, pero aún no festivos. Tiene muy buenas escenas de violencia y acción entre los dos divos del cine clásico a veces de serie B.

En todo caso, por temas no para el asunto, ya que en el streaming hay también opciones. Y como ya viene el Oscar, el rubro documental destaca por varios motivos, uno de ellos es que ha sido una opción de entretenimiento. Hablemos pues de My octopus teacher (James Reed, Pippa Ehrlich, 2021). Nominada al Oscar en la categoría que les corresponde, se puede diseccionar en tres partes que equilibran el trabajo.

La primera: Una reflexión sobre la crisis de la pulsión creativa en torno a la historia del cineasta sudafricano Craig Foster quien luego de una carrera destacada sobre todo al dar testimonio de la vida animal The great dance: A hunter‘s story en el 2000 es un ejemplo, ha perdido la perspectiva y la ilusión creadora. Con un hijo que criar, necesita encontrar de nuevo el camino. Observar la lucha por sobrevivir, de resurgir en torno al peligro y la naturaleza de un pulpo lo ayudará en esta odisea filosófica.

Otro aspecto a destacar, es que el punto de vista narrativo es de dos cineastas a otro cineasta. El testimonio de redención fluye con naturalidad y confianza. Foster se desnuda ante la cámara de Reech y Ehrlich.

En segundo lugar está la poesía visual que envuelve el relato fílmico. Por una parte lo dicho en cámara por el cineasta y por otra las conmovedoras miradas a la naturaleza.

Hay un tercer punto, criticable por artificial: los cineasta no pueden evadir la tentación de una suerte de disneyficación, incluso antropomorfizar al pulpo protagonista, en lo que por momentos se percibe como una chick flick molusca.

Documental que navega con indudable química hacia el público, se disfruta por su filosofía visual y análisis de la pulsión creativa, a pesar de que sucumbe a la tentación de lo artificial por momentos

Inicia el primer período vacacional del año y junto con esto, un fin de semana fundamental para la enorme industria de la exhibición en México. Godzilla vs Kong (Adam Wingard, 20021) es la esperanza en muchos sentidos para un sector afectado por la pandemia. Será incluso el pulso para ver sí el público anda con ánimo de regresar a la oscuridad de la fantasía cinematográfica.

El largometraje, protagonizado por Alexander Skarsgard como el Doctor Nathan Lind, y Millie Bobby Brown en el papel de Madison Russell es una épica tropicalizada ¿o es mejor decir hamburguerizada? de los personajes clásicos, emblemáticos de la cultura pop uno japonés y el otro gringo pero del período clásico estadounidense. Parte además de una franquicia en general de buenos resultados y que ha creado un universo de la ficción propio.

Como opción de entretenimiento y evasión vale la pena, aunque sí uno se pone cínico tiene sus devaneos con el buddy film (humor de parejas cómicas). No tiene pierde, seguro los resultados de la taquilla el próximo lunes darán resultados más bien optimistas, pero aún no festivos. Tiene muy buenas escenas de violencia y acción entre los dos divos del cine clásico a veces de serie B.

En todo caso, por temas no para el asunto, ya que en el streaming hay también opciones. Y como ya viene el Oscar, el rubro documental destaca por varios motivos, uno de ellos es que ha sido una opción de entretenimiento. Hablemos pues de My octopus teacher (James Reed, Pippa Ehrlich, 2021). Nominada al Oscar en la categoría que les corresponde, se puede diseccionar en tres partes que equilibran el trabajo.

La primera: Una reflexión sobre la crisis de la pulsión creativa en torno a la historia del cineasta sudafricano Craig Foster quien luego de una carrera destacada sobre todo al dar testimonio de la vida animal The great dance: A hunter‘s story en el 2000 es un ejemplo, ha perdido la perspectiva y la ilusión creadora. Con un hijo que criar, necesita encontrar de nuevo el camino. Observar la lucha por sobrevivir, de resurgir en torno al peligro y la naturaleza de un pulpo lo ayudará en esta odisea filosófica.

Otro aspecto a destacar, es que el punto de vista narrativo es de dos cineastas a otro cineasta. El testimonio de redención fluye con naturalidad y confianza. Foster se desnuda ante la cámara de Reech y Ehrlich.

En segundo lugar está la poesía visual que envuelve el relato fílmico. Por una parte lo dicho en cámara por el cineasta y por otra las conmovedoras miradas a la naturaleza.

Hay un tercer punto, criticable por artificial: los cineasta no pueden evadir la tentación de una suerte de disneyficación, incluso antropomorfizar al pulpo protagonista, en lo que por momentos se percibe como una chick flick molusca.

Documental que navega con indudable química hacia el público, se disfruta por su filosofía visual y análisis de la pulsión creativa, a pesar de que sucumbe a la tentación de lo artificial por momentos