/ sábado 18 de abril de 2020

La moviola | Dos visiones, un género

La perspectiva define el fondo que tiene un filme. Buen momento para reflexionar sobre dos documentales que pueden dar mucho de qué hablar en un futuro: Tupamaro: Guerrillas urbanas (Martín Andrés Markovits, Estados Unidos-Venezuela, 2019) y Oblatos, el vuelo que surcó la noche (Acelo Ruiz Villanueva, México 2019)

El primer caso, resulta curioso. Ópera prima del angelino Markovits, está próxima a estrenarse en Amazon, el 24 de abril.

Se ostenta como ganadora de varios premios, entre los que destaca el de Película Extranjera en XXVII Festival Anual de Beverly Hills, aunque parte de su producción es estadounidense.

Cineasta y periodista independiente, autor de varios cortometrajes documentales sobre gobiernos de América Latina, como Nicaragua: una generación moribunda de 2009, por poner un ejemplo, junto con Matt Weinglas, en esta ocasión Markovits toca el tema de los grupos de vigilantes que entran en acción contra los criminales ante la incapacidad del gobierno venezolano para controlar la alta tasa delictiva en los barrios populares de Caracas, sobre todo el famoso 23 de enero.

Pero el eje rector del relato es un personaje -porque ese tono tiene- mítico: Alberto 'Chino' Carías, líder de los Tupamaros, justicieros en un principio aliados del gobierno chavista y luego disidentes de Nicolás Maduro.

Chino' Carías reúne todos los elementos para ser un personaje rico a nivel cinematográfico: prepara carne cruda mientras le dice a la cámara "bang, bang a quien no se porte bien y venda droga", y llora la muerte de su sobrino por una venganza en una escena de franco patetismo. Además, es funcionario público del área de justicia y vengador por cuenta propia. No hay, en pocas palabras, desperdicio.

Markovits, es honesto al manipular -por irónico que parezca- el tono periodístico del documental.

Lo que vemos es una toma de posición muy politizada de la situación en Venezuela, sazonada con declaraciones de reporteros estadounidenses enviados a Caracas. Destaca lo dicho por el corresponsal Stanley Dudley del Miami Herald, quien habla buena parte del filme, pero nunca se le ve la cara.

Un entramado efectivo con buenos momentos climáticos que completan el cuadro. Markovits nunca pierde la perspectiva de a dónde quiere llegar. Su poderoso personaje, quien lo atiende y responde sus preguntas con algo de ingenuidad y protagonismo, circulan un relato de terror que desborda sobriedad.

Del otro lado, está Oblatos. El vuelo que surcó la noche. Mención Honorífica en el Festival de Cine de San Andrés Cholula, del cineasta y caricaturista Acelo Ruiz Villanueva. Testimonio de franca melancolía, en tono épico y crepuscular sobre la huida de miembros de la Liga Comunista 23 de septiembre del penal de Oblatos en Guadalajara. Brutal y conmovedor a la vez. Próximo a estrenarse.

La perspectiva define el fondo que tiene un filme. Buen momento para reflexionar sobre dos documentales que pueden dar mucho de qué hablar en un futuro: Tupamaro: Guerrillas urbanas (Martín Andrés Markovits, Estados Unidos-Venezuela, 2019) y Oblatos, el vuelo que surcó la noche (Acelo Ruiz Villanueva, México 2019)

El primer caso, resulta curioso. Ópera prima del angelino Markovits, está próxima a estrenarse en Amazon, el 24 de abril.

Se ostenta como ganadora de varios premios, entre los que destaca el de Película Extranjera en XXVII Festival Anual de Beverly Hills, aunque parte de su producción es estadounidense.

Cineasta y periodista independiente, autor de varios cortometrajes documentales sobre gobiernos de América Latina, como Nicaragua: una generación moribunda de 2009, por poner un ejemplo, junto con Matt Weinglas, en esta ocasión Markovits toca el tema de los grupos de vigilantes que entran en acción contra los criminales ante la incapacidad del gobierno venezolano para controlar la alta tasa delictiva en los barrios populares de Caracas, sobre todo el famoso 23 de enero.

Pero el eje rector del relato es un personaje -porque ese tono tiene- mítico: Alberto 'Chino' Carías, líder de los Tupamaros, justicieros en un principio aliados del gobierno chavista y luego disidentes de Nicolás Maduro.

Chino' Carías reúne todos los elementos para ser un personaje rico a nivel cinematográfico: prepara carne cruda mientras le dice a la cámara "bang, bang a quien no se porte bien y venda droga", y llora la muerte de su sobrino por una venganza en una escena de franco patetismo. Además, es funcionario público del área de justicia y vengador por cuenta propia. No hay, en pocas palabras, desperdicio.

Markovits, es honesto al manipular -por irónico que parezca- el tono periodístico del documental.

Lo que vemos es una toma de posición muy politizada de la situación en Venezuela, sazonada con declaraciones de reporteros estadounidenses enviados a Caracas. Destaca lo dicho por el corresponsal Stanley Dudley del Miami Herald, quien habla buena parte del filme, pero nunca se le ve la cara.

Un entramado efectivo con buenos momentos climáticos que completan el cuadro. Markovits nunca pierde la perspectiva de a dónde quiere llegar. Su poderoso personaje, quien lo atiende y responde sus preguntas con algo de ingenuidad y protagonismo, circulan un relato de terror que desborda sobriedad.

Del otro lado, está Oblatos. El vuelo que surcó la noche. Mención Honorífica en el Festival de Cine de San Andrés Cholula, del cineasta y caricaturista Acelo Ruiz Villanueva. Testimonio de franca melancolía, en tono épico y crepuscular sobre la huida de miembros de la Liga Comunista 23 de septiembre del penal de Oblatos en Guadalajara. Brutal y conmovedor a la vez. Próximo a estrenarse.