/ sábado 19 de diciembre de 2020

La moviola | El pequeño Buñuel ilustrado

Por Gerardo Gil Ballesteros

Modesta temporada de blockbusters. Wonder Woman 1984 (Jenkins, 2020) llegó a la cartelera y así de rápido hizo su desaparición. La Ciudad de México regresa a semáforo rojo y las aventuras de Diane Prince quedan para un futuro próximo.

Sin embargo, es todavía un buen momento para abordar filmes que no tienen una gran carga publicitaria y que se pueden ver en otras plataformas desde la seguridad de casa que en muchos sentidos han sido la salvación de los cinéfilos en año de sequía. Así pues, busque Buñuel en el laberinto de las tortugas (Salvador Simó, 2020).

Curioso asunto este de escribir sobre adaptaciones de comics a la pantalla grande. En ese sentido habrá oportunidad de tocar el tema a fondo de Wonder Woman en un futuro ojalá no lejano. Esta entrega sigue un espíritu buñuelista y se va por la libre. Así pues, Buñuel en el laberinto de las tortugas es una invitación a ver algo lúdico, inteligente y sobre todo reflexivo en torno a una parte –pequeña, específica- del trabajo del director de Los olvidados.

El filme animado y adaptación del cómic de Fermín Solís, publicado en 2019, recrea el rodaje del documental Las Hurdes, tierra sin pan que Luis Buñuel realizó en 1933. Los avatares del trabajo diario cargado de un sutil humor, un prematuro cinismo que ya se percibe en el cineasta, y curioso caso, la visión de un artista con sentido humanista y sensible al dolor del prójimo son algunos de los elementos que componen el relato que nunca se siente didáctico.

En el largometraje, de poco menos de hora y media, se consolida el mito, pero también se rompe. Es Buñuel que guarda distancia con el que leemos en Mi último suspiro (Buñuel-Carriérre), autobiografía publicada en 1982. Con algunos elementos que sazonan el relato y hacen referencia al surrealismo, etapa en la que estaba inmerso cuando hizo Las Hurdes, tierra sin pan. Y es que vemos a un artista que se viste de monja para provocar el escándalo, gasta el dinero de su amigo productor Ramón Acín y acaricia conmovido a niños en extrema pobreza , a los cuales también toma con su cámara.

Algunos aspectos que presenta el filme, si bien no son inéditos, le dan un valor histórico a la filmación de Las Hurdes. Incluso el referente clásico Mi último suspiro –clásico, no único- poco se refiere Buñuel a este rodaje. El cine dentro del cine, que más allá de un valor didáctico, le entrega un sentido narrativo a la historia. Justo ahora está de moda Mank (Fincher, 2020) y se puede citar incluso RKO 281 (Ross, 1999), sobre el rodaje e intento de destrucción de El Ciudadano Kane (Wells, 1941). El asunto funciona hasta como sub género.

Hay un sentido documental, a pesar de ser una ficción animada basada claro en un hecho real: la filmación de la pobreza de esa región de España: “Tierras altas, antaño pobladas por bandidos y judíos que huían de la Inquisición”, escribió Buñuel en Mi último suspiro.

Buñuel en el laberinto de las tortugas ganó el Goya en la categoría de mejor película de animación. Y si lo de hoy era tocar el tema de la adaptación de un comic, tenga usted espíritu buñueliano y vaya por la libre. Dele una oportunidad a este filme.

Y por cierto, por irónico que parezca dado el tema de hoy ¡Feliz Navidad!


Por Gerardo Gil Ballesteros

Modesta temporada de blockbusters. Wonder Woman 1984 (Jenkins, 2020) llegó a la cartelera y así de rápido hizo su desaparición. La Ciudad de México regresa a semáforo rojo y las aventuras de Diane Prince quedan para un futuro próximo.

Sin embargo, es todavía un buen momento para abordar filmes que no tienen una gran carga publicitaria y que se pueden ver en otras plataformas desde la seguridad de casa que en muchos sentidos han sido la salvación de los cinéfilos en año de sequía. Así pues, busque Buñuel en el laberinto de las tortugas (Salvador Simó, 2020).

Curioso asunto este de escribir sobre adaptaciones de comics a la pantalla grande. En ese sentido habrá oportunidad de tocar el tema a fondo de Wonder Woman en un futuro ojalá no lejano. Esta entrega sigue un espíritu buñuelista y se va por la libre. Así pues, Buñuel en el laberinto de las tortugas es una invitación a ver algo lúdico, inteligente y sobre todo reflexivo en torno a una parte –pequeña, específica- del trabajo del director de Los olvidados.

El filme animado y adaptación del cómic de Fermín Solís, publicado en 2019, recrea el rodaje del documental Las Hurdes, tierra sin pan que Luis Buñuel realizó en 1933. Los avatares del trabajo diario cargado de un sutil humor, un prematuro cinismo que ya se percibe en el cineasta, y curioso caso, la visión de un artista con sentido humanista y sensible al dolor del prójimo son algunos de los elementos que componen el relato que nunca se siente didáctico.

En el largometraje, de poco menos de hora y media, se consolida el mito, pero también se rompe. Es Buñuel que guarda distancia con el que leemos en Mi último suspiro (Buñuel-Carriérre), autobiografía publicada en 1982. Con algunos elementos que sazonan el relato y hacen referencia al surrealismo, etapa en la que estaba inmerso cuando hizo Las Hurdes, tierra sin pan. Y es que vemos a un artista que se viste de monja para provocar el escándalo, gasta el dinero de su amigo productor Ramón Acín y acaricia conmovido a niños en extrema pobreza , a los cuales también toma con su cámara.

Algunos aspectos que presenta el filme, si bien no son inéditos, le dan un valor histórico a la filmación de Las Hurdes. Incluso el referente clásico Mi último suspiro –clásico, no único- poco se refiere Buñuel a este rodaje. El cine dentro del cine, que más allá de un valor didáctico, le entrega un sentido narrativo a la historia. Justo ahora está de moda Mank (Fincher, 2020) y se puede citar incluso RKO 281 (Ross, 1999), sobre el rodaje e intento de destrucción de El Ciudadano Kane (Wells, 1941). El asunto funciona hasta como sub género.

Hay un sentido documental, a pesar de ser una ficción animada basada claro en un hecho real: la filmación de la pobreza de esa región de España: “Tierras altas, antaño pobladas por bandidos y judíos que huían de la Inquisición”, escribió Buñuel en Mi último suspiro.

Buñuel en el laberinto de las tortugas ganó el Goya en la categoría de mejor película de animación. Y si lo de hoy era tocar el tema de la adaptación de un comic, tenga usted espíritu buñueliano y vaya por la libre. Dele una oportunidad a este filme.

Y por cierto, por irónico que parezca dado el tema de hoy ¡Feliz Navidad!