/ domingo 26 de abril de 2020

La moviola | Érase una de conspiraciones

@lamoviola

Solo por el tono formal en el que se desarrolla Bildeberg: The Movie (Joan Cutrina, 2016) uno se lo puede tomar más o menos en serio, aunque lo humorístico, por supuesto involuntario, ahí está al acecho.

El tema no tiene desperdicio y de hecho es muy del gusto norteamericano: la teoría de la conspiración. Y cuenta en tono de denuncia las reuniones de un privado grupo de poderosos que se ven una vez al año para dictar el futuro del mundo. Presidentes, reinas y reyes, directores de organismos económicos internacionales. En fin toda la claque que dirige a la humanidad.

La reunión – el cónclave- se lleva a cabo en los mejores hoteles de Europa y su acceso es por invitación. Es decir, no todos los gobernantes tienen derecho a ser de tan selecta pandilla . Pequeño detalle, cabe hacer énfasis, que el grupo sí existe, es decir no es una hipótesis del documental sí es real o no. La labor y lo que discuten es donde entra el sabor del filme.

Periodistas que dicen haber sido miembros de la KGB, historiadores, analistas políticos, activistas hablan con desparpajo y despreocupación sobre las altas conspiraciones de este grupo. Videos del Duque de Edimburgo haciendo chistes sobre soltar un virus para alterar el orden mundial le dan un tono mórbido y hasta cierto punto humorístico al trabajo de Cutrina, sin que este se lo proponga.

Lo que es un hecho es que es tal la convicción de los entrevistados del poder conspirativo del grupo – entre los que se encuentra las cabezas de Amazon, que lo tiene en su catálogo de películas por lo menos en México- que uno como espectador después del susto pasa a cierta ternura.

Queda descartado la vocación política del filme, ya que por el tono conspirativo casi ingenuo y de tono muy adolescente y básico se parece más a Teoría de la conspiración, aquel filme de Richard Donner protagonizado por Julia Roberts y Mel Gibson que a An incovenient Truth I y II documentales presentados por Al Gore, luego de no agarrar chamba como presidente.

De tono demasiado formal para sentir que uno ve una rareza, muy conspirativo para un público mayor de quince años y para colmo se toma demasiado en serio lo cual trae un resultado algo cómico, el trabajo del español Joan Cutrina, que se ha enfocado sobre todo a dirigir ficciones (Alpha, 2013) es en el fondo complaciente con su teoría que nunca equilibra. Ingenuidad es el resultado final.

En todo caso y ya metidos en la cuarentena, tiene algunos buenos momentos, pero nada que se pueda tomar muy en serio. Se puede ver como curiosidad, sin darle demasiado crédito a la teoría, la cual conocen y suelen tomarla a burla los miembros del perversísimo Bildeberg. Está entretenida, sobre todo si uno no es muy neurótico.


@lamoviola

Solo por el tono formal en el que se desarrolla Bildeberg: The Movie (Joan Cutrina, 2016) uno se lo puede tomar más o menos en serio, aunque lo humorístico, por supuesto involuntario, ahí está al acecho.

El tema no tiene desperdicio y de hecho es muy del gusto norteamericano: la teoría de la conspiración. Y cuenta en tono de denuncia las reuniones de un privado grupo de poderosos que se ven una vez al año para dictar el futuro del mundo. Presidentes, reinas y reyes, directores de organismos económicos internacionales. En fin toda la claque que dirige a la humanidad.

La reunión – el cónclave- se lleva a cabo en los mejores hoteles de Europa y su acceso es por invitación. Es decir, no todos los gobernantes tienen derecho a ser de tan selecta pandilla . Pequeño detalle, cabe hacer énfasis, que el grupo sí existe, es decir no es una hipótesis del documental sí es real o no. La labor y lo que discuten es donde entra el sabor del filme.

Periodistas que dicen haber sido miembros de la KGB, historiadores, analistas políticos, activistas hablan con desparpajo y despreocupación sobre las altas conspiraciones de este grupo. Videos del Duque de Edimburgo haciendo chistes sobre soltar un virus para alterar el orden mundial le dan un tono mórbido y hasta cierto punto humorístico al trabajo de Cutrina, sin que este se lo proponga.

Lo que es un hecho es que es tal la convicción de los entrevistados del poder conspirativo del grupo – entre los que se encuentra las cabezas de Amazon, que lo tiene en su catálogo de películas por lo menos en México- que uno como espectador después del susto pasa a cierta ternura.

Queda descartado la vocación política del filme, ya que por el tono conspirativo casi ingenuo y de tono muy adolescente y básico se parece más a Teoría de la conspiración, aquel filme de Richard Donner protagonizado por Julia Roberts y Mel Gibson que a An incovenient Truth I y II documentales presentados por Al Gore, luego de no agarrar chamba como presidente.

De tono demasiado formal para sentir que uno ve una rareza, muy conspirativo para un público mayor de quince años y para colmo se toma demasiado en serio lo cual trae un resultado algo cómico, el trabajo del español Joan Cutrina, que se ha enfocado sobre todo a dirigir ficciones (Alpha, 2013) es en el fondo complaciente con su teoría que nunca equilibra. Ingenuidad es el resultado final.

En todo caso y ya metidos en la cuarentena, tiene algunos buenos momentos, pero nada que se pueda tomar muy en serio. Se puede ver como curiosidad, sin darle demasiado crédito a la teoría, la cual conocen y suelen tomarla a burla los miembros del perversísimo Bildeberg. Está entretenida, sobre todo si uno no es muy neurótico.