/ sábado 23 de septiembre de 2023

La Moviola | Heroico: El águila y la serpiente

@lamoviola

Es falsa la dicotomía sobre el hecho de que en la cartelera mexicana se enfrentan dos visiones de país a través de sus narrativas. Héroes (Ricardo Arnaiz, 2023) y Heroico (David Zonana, 2023), bordan dos visiones de un mismo universo, pero reales, aunque en diferentes vías.

En el primer caso y en su primer largometraje con actores y alejado de la animación, Arnaiz toca el tema histórico desde la perspectiva pedagógica. Los niños héroes con visos de leyenda y género juvenil, apuesta a la ligereza con aciertos y desaciertos en el desarrollo.

La ficción histórica sin entrar en preocupaciones sobre la precisión en un argumento que resulta una buena idea y que en el camino se encuentra con cierta banalización que la ayuda a conectar o despertar la curiosidad en un sector del público.

La segunda película resulta más compleja desde el fondo. Heroico es una denuncia hecha con una correcta narrativa y su materia prima es cuestionar e incomodar. El ejército mexicano, desde el micro cosmos del Heroico Colegio Militar. Los abusos de poder, crueldad y brutalidad a través de la historia de Luis (Santiago Sandoval) y su superior Sierra (Fernando Cuautle). El primero es el esclavo, el segundo un opresor en ocasiones de mano tersa. Metáfora no soterrada del abuso de autoridad.

Inevitable por momentos recordar la novela La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa sobre un grupo de jóvenes en un colegio militar, las vejaciones, pruebas de integridad y dolor que los rodea. A Zonana le gustan los microcosmos para hacer metáforas sociales, basta recordar Mano de obra de 2019.

Heroico estructura y administra muy bien una anécdota directa, que no sencilla, en la que no hay temas periféricos. El centro es la relación de Luis y Sierra con la violencia que envuelve un aire de tensión sexual, muy sutil que rebasa a los dos personajes. Que un filme aborde esto en el mundo militar es tremendo.

Luis se inscribe como cadete para poder pagar el tratamiento de su madre, ya que es diabética, interpretada en una breve pero concisa aparición por Mónica del Carmen. Personaje que detona parte del brutal melodrama.

Los jóvenes cadetes hablan náhuatl y son de origen de humilde. Luis además sigue los pasos de su padre, un militar que lo abandonó. El joven pues, no sólo busca una carrera, sino que lo impulsan varias motivaciones que chocarán con la dura, durísima realidad.

En una escena, el director del Colegio le dice a Luis: “los que son como nosotros, la tiene muy difícil en la vida civil, pero aquí nos formamos para ser la autoridad”. Heroico se mete incluso en una psique profunda y evitada por las narrativas del cine mexicano.

Si, es un filme que puede poner temas delicados en la agenda pública, difícil pensar en que ha sido censurada porque incluso tiene apoyo de Focine y la secretaría de Cultura. Pero no se debe subestimar lo incómodo que puede ser para algunos sectores.

Distribuida por Cinépolis, no son los tiempos en los que un filme que habla de los hombres de verde se quedaba enlatado tres décadas, como le sucedió a La sombra del caudillo (Julio Bracho, 1961) por ponerlos en el centro, pero no hay que quitar la mirada –de águila– en la serpiente que puede reaccionar ante la denuncia.

Véala. Vale la pena. Es brutal.


@lamoviola

Es falsa la dicotomía sobre el hecho de que en la cartelera mexicana se enfrentan dos visiones de país a través de sus narrativas. Héroes (Ricardo Arnaiz, 2023) y Heroico (David Zonana, 2023), bordan dos visiones de un mismo universo, pero reales, aunque en diferentes vías.

En el primer caso y en su primer largometraje con actores y alejado de la animación, Arnaiz toca el tema histórico desde la perspectiva pedagógica. Los niños héroes con visos de leyenda y género juvenil, apuesta a la ligereza con aciertos y desaciertos en el desarrollo.

La ficción histórica sin entrar en preocupaciones sobre la precisión en un argumento que resulta una buena idea y que en el camino se encuentra con cierta banalización que la ayuda a conectar o despertar la curiosidad en un sector del público.

La segunda película resulta más compleja desde el fondo. Heroico es una denuncia hecha con una correcta narrativa y su materia prima es cuestionar e incomodar. El ejército mexicano, desde el micro cosmos del Heroico Colegio Militar. Los abusos de poder, crueldad y brutalidad a través de la historia de Luis (Santiago Sandoval) y su superior Sierra (Fernando Cuautle). El primero es el esclavo, el segundo un opresor en ocasiones de mano tersa. Metáfora no soterrada del abuso de autoridad.

Inevitable por momentos recordar la novela La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa sobre un grupo de jóvenes en un colegio militar, las vejaciones, pruebas de integridad y dolor que los rodea. A Zonana le gustan los microcosmos para hacer metáforas sociales, basta recordar Mano de obra de 2019.

Heroico estructura y administra muy bien una anécdota directa, que no sencilla, en la que no hay temas periféricos. El centro es la relación de Luis y Sierra con la violencia que envuelve un aire de tensión sexual, muy sutil que rebasa a los dos personajes. Que un filme aborde esto en el mundo militar es tremendo.

Luis se inscribe como cadete para poder pagar el tratamiento de su madre, ya que es diabética, interpretada en una breve pero concisa aparición por Mónica del Carmen. Personaje que detona parte del brutal melodrama.

Los jóvenes cadetes hablan náhuatl y son de origen de humilde. Luis además sigue los pasos de su padre, un militar que lo abandonó. El joven pues, no sólo busca una carrera, sino que lo impulsan varias motivaciones que chocarán con la dura, durísima realidad.

En una escena, el director del Colegio le dice a Luis: “los que son como nosotros, la tiene muy difícil en la vida civil, pero aquí nos formamos para ser la autoridad”. Heroico se mete incluso en una psique profunda y evitada por las narrativas del cine mexicano.

Si, es un filme que puede poner temas delicados en la agenda pública, difícil pensar en que ha sido censurada porque incluso tiene apoyo de Focine y la secretaría de Cultura. Pero no se debe subestimar lo incómodo que puede ser para algunos sectores.

Distribuida por Cinépolis, no son los tiempos en los que un filme que habla de los hombres de verde se quedaba enlatado tres décadas, como le sucedió a La sombra del caudillo (Julio Bracho, 1961) por ponerlos en el centro, pero no hay que quitar la mirada –de águila– en la serpiente que puede reaccionar ante la denuncia.

Véala. Vale la pena. Es brutal.