/ domingo 2 de mayo de 2021

La moviola | La femme fatale adecentada

Reflexiones de la pasada entrega del Oscar: Las generaciones más jóvenes no están dispuestas a ver una transmisión de varias horas de duración, sobre todo, si se pueden subir al debate en redes desde Twitter. La caída del rating es a nivel mundial y bastante escandaloso; poco menos de 10 millones de personas vieron el evento en Estados Unidos: 9.85 millones. Para deprimir a cualquier cadena o productor.

Y en México, si nos referimos a la televisión abierta, la premiación, transmitida por TV Azteca, no apareció entre los diez programas más vistos. La emisión que se colocó a la cabeza, fue el final de una telenovela. Así las cosas. Sin embargo, el aspecto de fenómeno global no se le puede negar al tío Oscar. Ahora, desde las redes sociales. Comentarios, tinta y golpes al teclado de la computadora han corrido para explicar lo que pasó el domingo pasado, con un premio anticlimático a Anthony Hopkins que dejó las ansias plañideras para otra ocasión, al no ganar Chadwick Boseman.

Pero vale abordar filmes que no fueron estelares de esta entrega. Tal es el caso de Hermosa venganza (Promising young woman, Emerald Fennell, 2021). Co producción británica-estadounidense, que tuvo varias nominaciones: Carey Mulligan como actriz, dirección, película –donde de plano no tenía posibilidades de ganar–, edición y guion original, autoría de Fennell, único premio que se llevó y con justa razón.

Lúdica y sanguinolenta chick flick, con un mujer fatal sacada de los suburbios estadounidenses, el filme en su incorrección trastoca los valores del género para contar una historia de sedición, amor, desilusión, reivindicación y venganza.

Detrás de toda comedia romántica, hay una reafirmación moral. Y esta película es la excepción. Ya no cabe más la protagonista dulce con cara de pay de manzana a la Meg Ryan. El empoderamiento sube a valores de sutil humor en un thriller sádico y dulzón. Ya no cabe más la víctima al estilo Acusados (Jonathan Kaplan, 1988), filme de tonos jurídicos protagonizado por Jodie Foster, una mujer víctima de violación que decide hacer justicia desde las leyes. Hoy el legado de Lorena Bobbit, mujer que se hizo célebre por cortar el pene de su marido luego de una violación, asciende al séptimo arte en una fábula suburbana.

Cassey (la Mulligan) es una joven mujer que está en la línea de la treintena. Vive en un aparente fracaso ya que abandonó la carrera de medicina y sus padres, típicos representantes de barrio estadounidense ya de plano no la aguantan. Trabaja en una cafetería de una amiga y por las noches acude a bares para detectar violadores en potencia y cobrar venganza por un incidente de su pasado que cobró la vida de su mejor amiga.

Así le pasa, hasta que se reencuentra con un amigo de la facultad, Jerry (Adrien Brody) pediatra, buena onda y dispuesto a aguantar las extrañezas de Cassey. Nadie cree que la chica se haya ligado a ese partido. Pero guion es destino, y un incidente casual, confirmará las ansias de venganza de nuestra protagonista. Adiós redención, bienvenida la venganza.

Un estupendo soundtrack complementa el filme. Y para citar a los clásicos más chabacanos, es una historia necesaria.


Reflexiones de la pasada entrega del Oscar: Las generaciones más jóvenes no están dispuestas a ver una transmisión de varias horas de duración, sobre todo, si se pueden subir al debate en redes desde Twitter. La caída del rating es a nivel mundial y bastante escandaloso; poco menos de 10 millones de personas vieron el evento en Estados Unidos: 9.85 millones. Para deprimir a cualquier cadena o productor.

Y en México, si nos referimos a la televisión abierta, la premiación, transmitida por TV Azteca, no apareció entre los diez programas más vistos. La emisión que se colocó a la cabeza, fue el final de una telenovela. Así las cosas. Sin embargo, el aspecto de fenómeno global no se le puede negar al tío Oscar. Ahora, desde las redes sociales. Comentarios, tinta y golpes al teclado de la computadora han corrido para explicar lo que pasó el domingo pasado, con un premio anticlimático a Anthony Hopkins que dejó las ansias plañideras para otra ocasión, al no ganar Chadwick Boseman.

Pero vale abordar filmes que no fueron estelares de esta entrega. Tal es el caso de Hermosa venganza (Promising young woman, Emerald Fennell, 2021). Co producción británica-estadounidense, que tuvo varias nominaciones: Carey Mulligan como actriz, dirección, película –donde de plano no tenía posibilidades de ganar–, edición y guion original, autoría de Fennell, único premio que se llevó y con justa razón.

Lúdica y sanguinolenta chick flick, con un mujer fatal sacada de los suburbios estadounidenses, el filme en su incorrección trastoca los valores del género para contar una historia de sedición, amor, desilusión, reivindicación y venganza.

Detrás de toda comedia romántica, hay una reafirmación moral. Y esta película es la excepción. Ya no cabe más la protagonista dulce con cara de pay de manzana a la Meg Ryan. El empoderamiento sube a valores de sutil humor en un thriller sádico y dulzón. Ya no cabe más la víctima al estilo Acusados (Jonathan Kaplan, 1988), filme de tonos jurídicos protagonizado por Jodie Foster, una mujer víctima de violación que decide hacer justicia desde las leyes. Hoy el legado de Lorena Bobbit, mujer que se hizo célebre por cortar el pene de su marido luego de una violación, asciende al séptimo arte en una fábula suburbana.

Cassey (la Mulligan) es una joven mujer que está en la línea de la treintena. Vive en un aparente fracaso ya que abandonó la carrera de medicina y sus padres, típicos representantes de barrio estadounidense ya de plano no la aguantan. Trabaja en una cafetería de una amiga y por las noches acude a bares para detectar violadores en potencia y cobrar venganza por un incidente de su pasado que cobró la vida de su mejor amiga.

Así le pasa, hasta que se reencuentra con un amigo de la facultad, Jerry (Adrien Brody) pediatra, buena onda y dispuesto a aguantar las extrañezas de Cassey. Nadie cree que la chica se haya ligado a ese partido. Pero guion es destino, y un incidente casual, confirmará las ansias de venganza de nuestra protagonista. Adiós redención, bienvenida la venganza.

Un estupendo soundtrack complementa el filme. Y para citar a los clásicos más chabacanos, es una historia necesaria.