/ sábado 14 de marzo de 2020

La moviola | La sosa incorrección

Curioso caso el de Mujeres a coro (Military wives, Peter Cattaneo, Reino Unido, 2019). El filme es demasiado bobito para siquiera resultar mal intencionado.

Estrenada fuera de coyuntura idónea: cada vez es más común el cine que empodera a sus protagonistas femeninas como reflejo de una realidad mundial, desde el título original que hace referencia a las esposas de los militares británicos, la comedia se esfuerza por ir en contrasentido de los vientos que corren.

Hasta ahí sin embargo, el asunto resulta incluso lúdico o fuera de norma. Algo que se puede agradecer, pero lo terso y dulce de la historia que resulta vocación, diluye cualquier incorrección supuesta, real o imaginaria. La intención de Cattaneo desde el principio es no entrar en debates. La ligereza del relato, del tono, se convierte en su principal defecto.

Raro asunto ya que Cattaneo es un director que se ha anotado goles interesantes en comedias de mayor calado. La crónica social de los perdedores irredentos en busca de algo de dignidad vía un espectáculo de desnudos como clímax, protagonizada por unos obreros desempleados en The full Monty (1997) daban a suponer que Mujeres a coro no se quedaría en la anécdota: unas amas de casa desesperadas que esperan a sus maridos soldados de diferentes rangos en una colonia militar –un fuerte, le dicen- mientras estos van al frente en Afganistán en 2006.

Y ahí, la franca bobería comienza: Kate ( Kristin Scott Thomas) es una matrona algo subida de aires y medio entrada en años, que goza los privilegios de ser la esposa de un militar de cierto rango, Richard (Greg Wise) en el fuerte o colonia que habitan. Se atreve a dar consejos a sus vecinas y en el fondo subalternas, se mete en las filas de los minisúper, pero resulta protectora con sus amigas quienes sufren también las largas ausencias de sus maridos.

Así le va la vida, hasta que se encuentra con Lisa (Sharon Horgan), esposa de un militar de rango menor, quien resulta respondona y confronta su autoridad.

Las cosas empeoran, cuando surge la idea de fundar un coro con todas las mujeres del fuerte. La rivalidad de quien será la verdadera directora de orquesta surge de forma inmediata.

Basada en un hecho real, una anécdota ligera y muy idiosincrática para encontrar empatía en un público global fuera del que es de origen, el retrato de estas mujeres que matan la soledad y el miedo cantando en un coro puede parecer ofensiva para la coyuntura actual, pero Cattaneo decanta por lo ligero , tan es así que el asunto es intrascendente.

En medio de capulinazos entre los sosos personajes, la anécdota tal vez prometía, pero la flema inglesa da paso a una melosa comedia. Más cursi que estudiantina en noche colonial.

Curioso caso el de Mujeres a coro (Military wives, Peter Cattaneo, Reino Unido, 2019). El filme es demasiado bobito para siquiera resultar mal intencionado.

Estrenada fuera de coyuntura idónea: cada vez es más común el cine que empodera a sus protagonistas femeninas como reflejo de una realidad mundial, desde el título original que hace referencia a las esposas de los militares británicos, la comedia se esfuerza por ir en contrasentido de los vientos que corren.

Hasta ahí sin embargo, el asunto resulta incluso lúdico o fuera de norma. Algo que se puede agradecer, pero lo terso y dulce de la historia que resulta vocación, diluye cualquier incorrección supuesta, real o imaginaria. La intención de Cattaneo desde el principio es no entrar en debates. La ligereza del relato, del tono, se convierte en su principal defecto.

Raro asunto ya que Cattaneo es un director que se ha anotado goles interesantes en comedias de mayor calado. La crónica social de los perdedores irredentos en busca de algo de dignidad vía un espectáculo de desnudos como clímax, protagonizada por unos obreros desempleados en The full Monty (1997) daban a suponer que Mujeres a coro no se quedaría en la anécdota: unas amas de casa desesperadas que esperan a sus maridos soldados de diferentes rangos en una colonia militar –un fuerte, le dicen- mientras estos van al frente en Afganistán en 2006.

Y ahí, la franca bobería comienza: Kate ( Kristin Scott Thomas) es una matrona algo subida de aires y medio entrada en años, que goza los privilegios de ser la esposa de un militar de cierto rango, Richard (Greg Wise) en el fuerte o colonia que habitan. Se atreve a dar consejos a sus vecinas y en el fondo subalternas, se mete en las filas de los minisúper, pero resulta protectora con sus amigas quienes sufren también las largas ausencias de sus maridos.

Así le va la vida, hasta que se encuentra con Lisa (Sharon Horgan), esposa de un militar de rango menor, quien resulta respondona y confronta su autoridad.

Las cosas empeoran, cuando surge la idea de fundar un coro con todas las mujeres del fuerte. La rivalidad de quien será la verdadera directora de orquesta surge de forma inmediata.

Basada en un hecho real, una anécdota ligera y muy idiosincrática para encontrar empatía en un público global fuera del que es de origen, el retrato de estas mujeres que matan la soledad y el miedo cantando en un coro puede parecer ofensiva para la coyuntura actual, pero Cattaneo decanta por lo ligero , tan es así que el asunto es intrascendente.

En medio de capulinazos entre los sosos personajes, la anécdota tal vez prometía, pero la flema inglesa da paso a una melosa comedia. Más cursi que estudiantina en noche colonial.