/ sábado 2 de octubre de 2021

La moviola | Misiva a mister Bond

Apreciado Comandante James Bond del M16, al Servicio Secreto de su Majestad. Mensaje sólo para sus ojos. Envío reporte solicitado, soy par de Felix Leiter quien es su contacto estadounidense, sólo que yo soy su fuente en la colonia Narvarte de la CDMX. He podido ver el más reciente filme de su franquicia, el número 25 y explico los resultados a continuación.

Se ha hecho oficial que el señor Daniel Craig, se despide de darle vida en el cine.

Por otro lado, los productores y Universal, quien ahora tiene los derechos, no anunciarán al nuevo actor que lo interprete en lo que resta del año.

El temor, para quienes conocemos la serie y sus pulsiones señor, es que se busque a un actor que satisfaga las intenciones de corrección de la organización terrorista Millennial, por encima de lo requerido para interpretarlo.

El más reciente filme sobre sus aventuras, No time to die (Cary Fukunaga, 2020) vulnera el arquetipo que de forma tan cuidadosa se construyó para el cine.

En pantalla vemos sobre todo a un héroe romántico y no al detective frío y calculador que estableció un canon cultural en el séptimo arte. Hay que reconocer que la primera hora tiene fuerza y ritmo, como en el mejor de sus clásicos, pero después da una vuelta radical para satisfacer a la organización arriba mencionada.

La trama, en apariencia enredada –como dicta la técnica de los guionistas con el fin de confundir al espectador– se parece al principio a uno de sus clásicos: Al Servicio Secreto de su Majestad (Peter Hunt, 1969) , un terrorista llamado Safin (Rami Malek, prófugo de Fredy Mercury) pretende infectar al mundo con una bacteria y crear una pandemia. Este hecho, provocó que la historia se tuviera que suavizar un poco, ya terminado el rodaje, por obvias razones.

Por ahí aparece Blofeld (Christoph Waltz), que es tan malvado que se dedica a pelar los dientes cada que sale y usted tiene un interés amoroso: la doctora Madeleine ( Léa Seidoux).

Por supuesto, el filme es también un ejercicio de pulsión referencial que se regodea en el mito, como desde hace varias películas.

Vemos a una chica Bond empoderada, Paloma (la espectacular Ana de Armas) y en buena medida toda la parafernalia que rodea al mito, del cual el mismo Umberto Eco hizo un análisis en el libro El súper hombre de masas, en el que revela la técnica de escritura de Fleming.

En tiempos de post modernismo Mister Bond, la invitación es romper el canon para que éste siga igual. Ya lo declaró con poca fortuna el director de su más reciente aventura: "Bond ya no puede ser un misógino". No entender, es reinventar y el imberbe cineasta Cary Fukunaga, al frente de esta última entrega, lo comprueba.

Le sucede a los mitos, le sucedió a Sherlock Holmes, usted anda con la misma suerte. Lo que no pudo la anterior película de la saga, Spectre, lo ha logrado la organización Millennial. Así las cosas, le envío un cordial saludo.


¡Hasta la vista señor Bond!

Apreciado Comandante James Bond del M16, al Servicio Secreto de su Majestad. Mensaje sólo para sus ojos. Envío reporte solicitado, soy par de Felix Leiter quien es su contacto estadounidense, sólo que yo soy su fuente en la colonia Narvarte de la CDMX. He podido ver el más reciente filme de su franquicia, el número 25 y explico los resultados a continuación.

Se ha hecho oficial que el señor Daniel Craig, se despide de darle vida en el cine.

Por otro lado, los productores y Universal, quien ahora tiene los derechos, no anunciarán al nuevo actor que lo interprete en lo que resta del año.

El temor, para quienes conocemos la serie y sus pulsiones señor, es que se busque a un actor que satisfaga las intenciones de corrección de la organización terrorista Millennial, por encima de lo requerido para interpretarlo.

El más reciente filme sobre sus aventuras, No time to die (Cary Fukunaga, 2020) vulnera el arquetipo que de forma tan cuidadosa se construyó para el cine.

En pantalla vemos sobre todo a un héroe romántico y no al detective frío y calculador que estableció un canon cultural en el séptimo arte. Hay que reconocer que la primera hora tiene fuerza y ritmo, como en el mejor de sus clásicos, pero después da una vuelta radical para satisfacer a la organización arriba mencionada.

La trama, en apariencia enredada –como dicta la técnica de los guionistas con el fin de confundir al espectador– se parece al principio a uno de sus clásicos: Al Servicio Secreto de su Majestad (Peter Hunt, 1969) , un terrorista llamado Safin (Rami Malek, prófugo de Fredy Mercury) pretende infectar al mundo con una bacteria y crear una pandemia. Este hecho, provocó que la historia se tuviera que suavizar un poco, ya terminado el rodaje, por obvias razones.

Por ahí aparece Blofeld (Christoph Waltz), que es tan malvado que se dedica a pelar los dientes cada que sale y usted tiene un interés amoroso: la doctora Madeleine ( Léa Seidoux).

Por supuesto, el filme es también un ejercicio de pulsión referencial que se regodea en el mito, como desde hace varias películas.

Vemos a una chica Bond empoderada, Paloma (la espectacular Ana de Armas) y en buena medida toda la parafernalia que rodea al mito, del cual el mismo Umberto Eco hizo un análisis en el libro El súper hombre de masas, en el que revela la técnica de escritura de Fleming.

En tiempos de post modernismo Mister Bond, la invitación es romper el canon para que éste siga igual. Ya lo declaró con poca fortuna el director de su más reciente aventura: "Bond ya no puede ser un misógino". No entender, es reinventar y el imberbe cineasta Cary Fukunaga, al frente de esta última entrega, lo comprueba.

Le sucede a los mitos, le sucedió a Sherlock Holmes, usted anda con la misma suerte. Lo que no pudo la anterior película de la saga, Spectre, lo ha logrado la organización Millennial. Así las cosas, le envío un cordial saludo.


¡Hasta la vista señor Bond!