/ lunes 11 de noviembre de 2019

La necesidad de un alto en el camino I

El segundo año de la Cuarta Transformación está por comenzar. Después de 12 meses de adaptación, tendrá oportunidad de mostrar su capacidad para solventar los problemas estructurales y coyunturales de México.

A diferencia de lo que ocurrió en la transición electoral de 2018, cuando el entonces presidente electo inició una frenética actividad para capitalizar la legitimidad que le dieron 30 millones de votos, ahora debería considerar una pausa para analizar la eficacia de su administración y sus consecuencias socioeconómicas.

El Gobierno podrá colocar en la balanza los resultadosen su primer año. Será posible contrastar los planteamientos en los Criterios Generales de Política Económica de 2019 con la información estadística oficial que el Inegi, Banco de México, el IMSS y el Coneval han generado.

Es fundamental preguntarse por qué no se alcanzó el dos por ciento de crecimiento y las implicaciones si el error se repite en 2020. ¿Cuáles serán las consecuencias para el mercado laboral y las familias mexicanas?

La modesta generación de empleo formal y la precarización de los salarios asociados podrán valorarse al mismo tiempo que se considera la evolución de la inversión productiva y el crecimiento económico.

Será fundamental observar que el problema más relevante del mercado laboral no está en el salario mínimo, sino en la informalidad y en la pérdida de millones de empleos que pagan más de tres salarios mínimos.

La revisión deberá tener un carácter regional y sectorial que derive en presentar una radiografía de lo que ocurre en estados y municipios.

Contrario a los deseos del Presidente, estados como Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Tabasco siguen en la ruta de la precarización económica y social. Al mismo tiempo la Ciudad de México y el Estado de México pierden fuerza.

Sin lugar a duda que deberá ponderarse la delicada situación que se vive en la industria:una recesión que no cuenta con una estrategia para revertir la situación.

La consecuencia se aprecia en el mercado interno a través de la moderación del consumo privado.

Es imprescindible que se considere el límite en las remesas provenientes de Estados Unidos: a pesar de su incremento, el consumo sólo acumula una variación de 0.9 por ciento. Los recursos provenientes del extranjero no compensan la debilidad del mercado interno.

Ante la posible desaceleración en Estados Unidos, y la falta de aprobación del TMEC, en 2020 podrían moderarse las remesas y la inversión que llega a México, aumentando las restricciones en el consumo privado.

El gobierno deberá evaluar la dinámica y sostenibilidad de sus finanzas ante el nulo crecimiento económico, y una menor recaudación tributaria. El Poder Ejecutivo debe considerar los pasos a seguir en el futuro próximo.

No contará con la misma cantidad de recursos financieros ahorrados en el pasado si la debilidad económica se mantiene y sigue mermando los ingresos públicos.

En 2019 se utilizarán 150 mil millones de pesos del fondo de estabilización, más de 50 por ciento de los recursos disponibles. ¿Qué pasará si además no se cumplen los pronósticos de producción de petróleo y gasolina?

El presidente López Obrador tiene la oportunidad de reflexionar sobre lo que desea lograr en su segundo año. El primero ha dejado lecciones que deben considerarse.

El segundo año de la Cuarta Transformación está por comenzar. Después de 12 meses de adaptación, tendrá oportunidad de mostrar su capacidad para solventar los problemas estructurales y coyunturales de México.

A diferencia de lo que ocurrió en la transición electoral de 2018, cuando el entonces presidente electo inició una frenética actividad para capitalizar la legitimidad que le dieron 30 millones de votos, ahora debería considerar una pausa para analizar la eficacia de su administración y sus consecuencias socioeconómicas.

El Gobierno podrá colocar en la balanza los resultadosen su primer año. Será posible contrastar los planteamientos en los Criterios Generales de Política Económica de 2019 con la información estadística oficial que el Inegi, Banco de México, el IMSS y el Coneval han generado.

Es fundamental preguntarse por qué no se alcanzó el dos por ciento de crecimiento y las implicaciones si el error se repite en 2020. ¿Cuáles serán las consecuencias para el mercado laboral y las familias mexicanas?

La modesta generación de empleo formal y la precarización de los salarios asociados podrán valorarse al mismo tiempo que se considera la evolución de la inversión productiva y el crecimiento económico.

Será fundamental observar que el problema más relevante del mercado laboral no está en el salario mínimo, sino en la informalidad y en la pérdida de millones de empleos que pagan más de tres salarios mínimos.

La revisión deberá tener un carácter regional y sectorial que derive en presentar una radiografía de lo que ocurre en estados y municipios.

Contrario a los deseos del Presidente, estados como Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Tabasco siguen en la ruta de la precarización económica y social. Al mismo tiempo la Ciudad de México y el Estado de México pierden fuerza.

Sin lugar a duda que deberá ponderarse la delicada situación que se vive en la industria:una recesión que no cuenta con una estrategia para revertir la situación.

La consecuencia se aprecia en el mercado interno a través de la moderación del consumo privado.

Es imprescindible que se considere el límite en las remesas provenientes de Estados Unidos: a pesar de su incremento, el consumo sólo acumula una variación de 0.9 por ciento. Los recursos provenientes del extranjero no compensan la debilidad del mercado interno.

Ante la posible desaceleración en Estados Unidos, y la falta de aprobación del TMEC, en 2020 podrían moderarse las remesas y la inversión que llega a México, aumentando las restricciones en el consumo privado.

El gobierno deberá evaluar la dinámica y sostenibilidad de sus finanzas ante el nulo crecimiento económico, y una menor recaudación tributaria. El Poder Ejecutivo debe considerar los pasos a seguir en el futuro próximo.

No contará con la misma cantidad de recursos financieros ahorrados en el pasado si la debilidad económica se mantiene y sigue mermando los ingresos públicos.

En 2019 se utilizarán 150 mil millones de pesos del fondo de estabilización, más de 50 por ciento de los recursos disponibles. ¿Qué pasará si además no se cumplen los pronósticos de producción de petróleo y gasolina?

El presidente López Obrador tiene la oportunidad de reflexionar sobre lo que desea lograr en su segundo año. El primero ha dejado lecciones que deben considerarse.